Felicidades a todos

Que la paz y el amor colme de felicidad a todos los hombres de buena voluntad y que en estos días aciagos de engaño que sufre la humanidad se disipen pronto con la ayuda de Dios y nuestro Señor Jesús lo superemos mediante la paciencia y la fe.
Feliz Navidad
Jesús de Nazaret, también llamado el Cristo, (provincia de Judea, Imperio romano; ca. 4 a. C.-Jerusalén, Imperio romano; 30-33 d. C.), fue un predicador y líder religioso judío del siglo 1º. Es la figura central del cristianismo y una de las más influyentes de la historia.
Prácticamente todos los historiadores de la Edad Antigua afirman la existencia histórica de Jesús. Según la opinión mayoritariamente aceptada en medios académicos, basada en una lectura crítica de los textos sobre su persona, Jesús de Nazaret fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo 1º en las regiones de Galilea y Judea, y fue crucificado en Jerusalén en torno al año 30, bajo el gobierno del procurador romano Poncio Pilatos.
La figura de Jesús está presente en varias religiones. Para la mayoría de las ramas del cristianismo, es el Hijo de Dios. Su importancia estriba asimismo en la creencia de que, con su muerte y posterior resurrección, redimió al género humano.
UNIDOS FRENTE AL NUEVO ORDEN MUNDIAL


Audio
¿Cuán cerca está (según las profecías biblicas) el fin del mundo?
Observando la actualidad de nuestro planeta notamos que la Biblia sigue cumpliendo sus profecías. Estamos en tiempos difíciles pero cargados de esperanza en Cristo para los hijos de Dios.
El maldito plan mundial globalista
Despoblación Mundial
Decía el viejo Malthus que toda la historia de la humanidad es una lucha a navaja entre el miedo y el instinto. Si ganaba el miedo a la miseria, a la pobreza y al hambre, todo bien. Si, en cambio, al hombre le «arrastra su instinto, la población crece más que los medios de subsistencia» y el resultado la catástrofe, la guerra y las hambrunas. Lo que ocurre es que Malthus se equivocaba.
Por eso las cifras de la ONU son un problema; porque si echamos la vista atrás, son creíbles. En los últimos 200 años, la población ha crecido como nunca hubiéramos podido imaginar y, sin embargo, si falta comida en alguna parte del mundo no es porque no se pueda producir. Aunque los límites físicos y medioambientales de la Tierra son finitos, hemos resultado ser bichos muy resistentes.
Aunque la confianza vana en el progreso es peligrosa, las grandes políticas internacionales van encaminadas a prepararnos para la superpoblación. Pero, ¿y si estuviéramos mirando mal los datos? «La población mundial nunca llegará a los nueve mil millones de personas. Alcanzará un máximo de 8 mil millones en 2040, y luego disminuirá”, explicaba en The Guardian Jørgen Randers, un demógrafo noruego conocido por sus trabajos sobre superpoblación. No es una opinión aislada, cada vez hay más expertos que señalan que las alarmas de sobrepoblación igual estaban equivocadas.
Vacunas Mortales
CNN en un artículo promocional de la vacuna le dice al público que no deben alarmarse si la gente comienza a morir después de ponerse la vacuna, explican que ” pueden ocurrir muertes que no necesariamente tengan nada que ver con la vacuna”. ¿Qué clase de argumento es este? Es posible que te mueras pero no hay de que preocuparse. ¿Qué le está ocurriendo al mundo?
Esto se encuentra en un artículo titulado “¿Por qué vacunar a nuestros más débiles?”, En él la Dra. Kelly Moore directora asociada de la Immunization Action Coalition (coalición de acción de inmunización), advierte que en personas frágiles y de edad avanzada las vacunas no funcionan tan bien como en las sanas.
Es decir, está doctora nos está aclarando que la agenda programada es exterminar a las personas frágiles y adultos mayores, pues sino se ven afectadas por el virus, la “solución” de vacunarse también los llevará a la tumba. Además agrega que no debemos alarmarnos si personas comienzan a morir después de suministrada la vacuna. Es decir, los medios están preparando psicológicamente a las personas para que les parezca algo normal el genocidio masivo.
En el informe Moore dice que los estadounidenses necesitan entender que pueden ocurrir muertes que no necesariamente tienen que ver con la vacuna.
Para el gremio médico de la coalición de acción de inmunización no es sorprendente que por “coincidencia” después que la vacunación ocurra alguien fallezca a pocos días, y de paso aclaran que eso no es necesariamente a causa de la vacuna, sino simplemente porque ese es el lugar donde residen las personas al final de sus vidas. La Dra. Nos está diciendo que no es por la vacuna es que casualmente la muerte decidió ese día pasar y bueno, es normal que las personas mayores mueran.
Esta clase de cinismo es increíble, si una persona que tiene alguna enfermedad de la vejez característica de la edad, se encuentra en control y saludable, no es normal que muera después de una vacuna, ni tampoco es casualidad es que la doctora nos acaba de comprobar que la vacuna no es segura, sino letal y que ni ellos mismos saben las reacciones de la misma. Pues no es normal que luego de la vacuna horas o de uno a dos días después mueras, pues esto también lo dice la doctora en el informe.
Dra. No es que la muerte decidió pasar un día, es que la vacuna provoca que las personas que ustedes denominan “frágiles y de edad avanzada” mueran como consecuencia de la administración de la vacuna. Pues afirma como normal la muerte después de uno o dos días después de la vacuna.
“Eso sería algo que esperaríamos, como algo normal, porque la gente muere frecuentemente en los asilos” con esto culmina la doctora.
Indicando que las vacunas no son seguras para nada, una vacuna no debería matarte.
Video
Si eres cristiano, ¿qué haces poniéndote vacunas hechas de fetos humanos?
Libertad, que gran palabra, carcelero, tu nunca podrás gozarla
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España Nuclear

El accidente de Palomares fue un accidente nuclear ocurrido en la pedanía de Palomares, perteneciente al municipio español de Cuevas del Almanzora (Almería), el 17 de enero de 1966. En el contexto histórico de la Guerra Fría, dos aeronaves de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos [United States Air Force (USAF)], un avión cisterna y un bombardero estratégico B-52 colisionaron en vuelo en una maniobra de reabastecimiento de combustible. Esto provocó el desprendimiento y la caída de las cuatro bombas termonucleares que transportaba el B-52, así como la muerte de siete del total de los once tripulantes que sumaban ambas aeronaves.
En el accidente nuclear de Palomares se vieron implicados un bombardero estratégico B-52 y un avión nodriza KC-135 cargado con 110.000 litros de combustible, ambos de nacionalidad estadounidense. Los dos aviones colisionaron a 10.690 metros de altura sobre la costa mediterránea, en el cielo de la pequeña localidad española. El B-52 volvía de la frontera turco-soviética hacia la Base Aérea de Seymour Johnson en Goldsboro, Estados Unidos, y el KC-135 provenía de la base militar estadounidense de Morón. La maniobra era de rutina: los B-52 se reaprovisionaban de combustible a la ida, desde la base militar estadounidense de Zaragoza, y a la vuelta desde la de Morón.
Debido a un fallo en la maniobra de acoplamiento, ambas aeronaves colisionaron, se destruyeron y cayeron. Los cuatro tripulantes del KC-135 resultaron muertos, al igual que tres del B-52. Cuatro tripulantes del bombardero lograron eyectarse, pero el paracaídas de uno de ellos no se abrió. Otro miembro de la tripulación se lanzó a través de una escotilla abierta por una de las eyecciones, al contar el B-52 con sólo seis asientos eyectables.
El B-52 transportaba cuatro bombas termonucleares Mark 28 (modelo B28RI) de 1,5 megatones cada una, de 1,5 metros de largo por 0,5 metros de ancho, con un peso de 800 kg. Dos de ellas quedaron intactas, una en tierra (cerca de la desembocadura del río Almanzora) y la otra en el Mar Mediterráneo. Las otras cayeron sin paracaídas, una en un solar de la pedanía y la otra en una sierra cercana. Se produjo la detonación del explosivo convencional que contenían, lo que sumado al choque violento con el suelo, hizo que ambas bombas se rompieran en pedazos. Las tres que cayeron en tierra fueron localizadas en cuestión de horas, pero la que se precipitó al mar solo pudo ser recuperada 80 días después.
Como resultado de la explosión, se formó un aerosol, una nube de finas partículas compuesta por los óxidos de elementos transuránicos que formaban parte del núcleo de las bombas, más el tritio que se vaporizó al romperse el núcleo. Dicha nube fue dispersada por el viento y sus componentes se depositaron en una zona de 226 hectáreas de superficie que incluía monte bajo, campos de cultivo e incluso zonas urbanas. La contaminación resultante (principalmente por Plutonio-239, también Pu-240 y Americio-241) superó los 7400 Bq/m², con notables diferencias según el punto considerado, habiendo zonas con 117000 Bq/m², y hasta más de 37 millones de Bq/m² (saturaron los instrumentos de medida) cerca de los puntos de impacto. A finales de los años 1980, la contaminación residual era de 2500 a 3000 veces superior a la de las pruebas atómicas.
La reacción en cadena que desencadena la explosión nuclear no se produjo gracias al dispositivo o sistema que lo impide en caso de impactos, sistema aún mantenido bajo secreto.
El vicepresidente del Gobierno, Agustín Muñoz Grandes, ordenó al presidente de la Junta de Energía Nuclear, José María Otero Navascués, enviar al comandante del cuerpo de ingenieros aeronaúticos del Ejército del Aire, Guillermo Velarde, físico y experto en energía nuclear, para que comprobara los daños ocasionados. Velarde pudo examinar los restos de plutonio de las bombas termonucleares.
La bomba perdida en el mar podía seguir intacta e incluso ser recuperada por algún otro país, en especial por la Unión Soviética. Por ello la Armada de los Estados Unidos, previa autorización del Gobierno, desplegó un gran dispositivo de buceadores, 34 buques y 4 minisubmarinos sumergibles. Tras 80 días de búsqueda la bomba fue localizada por el minisubmarino Alvin a 869 metros de profundidad y 5 millas de la costa, gracias a la ayuda de un pescador local, un vecino de la cercana localidad de Águilas llamado Francisco Simó Orts (alias Paco ‘el de la bomba’). Observó el accidente ya que estaba faenando en el mar cerca del lugar, y guió a los marines hasta el lugar donde cayó la bomba. Desde este día a Orts se lo conoce en la zona como «Paco el de la bomba». El rescate efectivo de la bomba sumergida se realizó gracias a un ingenio denominado «CURV» utilizado habitualmente para recuperar torpedos del fondo marino.
La recuperación y limpieza de las armas caídas en tierra requirió otro tipo de dispositivo. Varios miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos se presentaron en las cercanías del pueblo, previa autorización del Gobierno, equipados con trajes NBQ. Durante varios días permanecieron en la zona, retirando la tierra superficial contaminada de 25 000 metros cuadrados de suelo.
Las operaciones le costaron al ejército estadounidense 80 millones de dólares de la época, retirando en 4.818 bidones 1.400 toneladas de tierra y tomateras que fueron transportadas a Savannah River, Estados Unidos. Se calcula que el 15% del plutonio, unos 3 kg en estado natural, en óxidos y en nitratos, quedó esparcido en forma pulverizada y fue irrecuperable. Actualmente, Palomares es la localidad más radiactiva de España.
El Gobierno no suministró protección de ninguna clase a los guardias civiles que participaron en la limpieza, protección que sí llevaba el personal estadounidense. El plutonio-239, utilizado en las armas nucleares, emite radiación alfa y tiene una vida media de 24.100 años. No se han realizado estudios epidemiológicos sobre enfermedades asociadas a la radiactividad y a la toxicidad química del plutonio ni a nivel local ni entre los guardias civiles que participaron en la limpieza. El Gobierno, bajo presión de su homólogo estadounidense, mantuvo secretos los informes de monitorización médica, hasta que finalmente los desclasificó en 1986. Aproximadamente el 29% de la población de Palomares presentaba trazas de plutonio radiactivo en su organismo. En la actualidad hay alguna urbanización turística por los alrededores, lo bastante cerca como para que los coches pasen levantando polvo que entra en el circuito del aire acondicionado, por ello el Consejo de Seguridad Nuclear ha prohibido la construcción en las zonas más afectadas.
Aún hay zonas cercadas con vallas metálicas que se consideran contaminadas y están vigiladas por el CIEMAT. Las armas termonucleares también utilizan deuteriuro de litio. Tanto el Plutonio finamente dividido, como el deuteriuro de litio, parece ser que son pirofóricos, así pues la explosión que acompañó la caída de las bombas podría ser debida a una reacción exotérmica (química) de los combustibles nucleares.
Un accidente parecido (Accidente de Thule) tuvo lugar dos años y medio después, el 21 de enero de 1968, en la base militar estadounidense de Thule, enclavada en territorio danés. Un accidente en pista provocó el incendio y posterior explosión de un bombardero B52, que llevaba 4 bombas B28 como las de Palomares.
Aquí sí se hizo estudio epidemiológico y la tasa de cáncer entre los trabajadores que participaron en la limpieza era un 50% superior a la de la población general.[cita requerida] Hubo también informes de esterilidad y otros trastornos asociados a la radiactividad.
Palomares es el accidente Broken Arrow (pérdida total de armas nucleares) más grave de la historia que se conoce. Ya en 1961 había ocurrido otro Broken Arrow en Carolina del Norte, en este caso con dos bombas de uranio.
Ver también Anexo:
Tras el accidente, el Gobierno español y su homólogo estadounidense iniciaron una campaña intentando demostrar la inexistencia de contaminación nuclear en la zona. El elemento más recordado de dicha campaña fue el baño conjunto que se dieron el ministro de Información y Turismo del Régimen Franquista, Manuel Fraga, de 43 años, y el embajador de Estados Unidos en España, Angier Biddle Duke, en la playa de Quitapellejos, en Palomares, ante las cámaras de RTVE y emitido por el NODO, para evitar rumores sobre la peligrosidad de la zona, que podrían haber afectado negativamente al turismo, principal motor económico del país en la época.
Existían en la zona del incidente rumores que hablan que cuando el ministro Manuel Fraga y el embajador estadounidense acudieron a darse el famoso baño, éste no se produjo en las playas de la zona accidentada (Palomares), sino en Mojácar (a 15 km del lugar del accidente), frente al Parador Nacional de esta localidad. La realidad más aceptada hoy día, no obstante, es que se realizaron dos baños, el primero, efectivamente en Mojácar, en el que solamente se bañó el embajador estadounidense y alguno de sus acompañantes y un segundo baño, ya en la playa de Quitapellejos en Palomares, donde de nuevo el embajador se bañó acompañado por el ministro.
Posteriormente se realizaron diversas protestas relacionadas con el accidente. A raíz de una de ellas Luisa Álvarez de Toledo, duquesa de Medina Sidonia, fue condenada a un año de prisión menor y multa por organizar una manifestación ilegal con vecinos de Palomares y Villaricos para protestar por la falta de compensaciones tras el mismo.
50 años después
Frank B. Thompson es un músico de 72 años y tiene cáncer en el hígado, en un pulmón y en uno de sus riñones. Cuando tenía 22 años trabajó varios días en los campos españoles contaminados sin ningún equipo de protección más que la confianza en la palabra de sus supervisores. «Nos dijeron que era seguro, y fuimos lo suficientemente tontos, supongo, para creer en ellos», explica el hombre. Hoy en día Thompson paga más de 2 mil dólares por mes para tratar de hacer retroceder el cáncer, algo que le sería totalmente gratis si fuese reconocido como una víctima de la radiación por parte de la Fuerza Aérea estadounidense. Sin embargo, el organismo militar ha declarado varias veces que no hubo radiación dañina rodeando a los trabajadores, postura que han mantenido por más de cinco décadas.
Según la Fuerza Aérea, el peligro fue mínimo y los más de 1500 trabajadores que ayudaron a limpiar la zona estaban protegidos, algo que las experiencias de Thompson y otros veteranos parecen desmentir. Además, varios documentos desclasificados en Estados Unidos (que no en España aún) en el correr de los años han desvelado que los niveles de radiación eran los suficientemente altos como para poner en riesgo la salud de los que permanecieran en el lugar severamente. Según documenta The New York Times, los resultados de las pruebas de radiación han sido mantenidos lejos de los historiales clínicos de aquellos que trabajaron en Palomares, muchos de los cuales se encuentran enfrentando de forma crítica los efectos de la intoxicación con Plutonio. Los planes de limpieza de Estados Unidos y España se han ido sucediendo durante los años posteriores al accidente con resultados disimiles. Se calcula que una quinta parte del plutonio que se esparció en 1966 todavía contamina la zona de Palomares. El Gobierno ocultó las seis toneladas de residuos radioactivos que devolvió a Palomares.
La limpieza de Palomares, pendiente de un nuevo Gobierno 50 años después, EE UU rechaza firmar el acuerdo de descontaminación con un Ejecutivo español en funciones.

Libros
EL APOCALIPSIS DE SAN JUAN
ApocalipsisDevelado – James MorganPryce
Apocalipsis nuclear
El Reloj del Apocalipsis
Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki
Radiactividad | Textos Científicos
Radiactividad
Radiactividad, peligros y consecuencias
La Guerra Nuclear Silenciosa
Crímenes Transgeneracionales y Nuevas Armas Radiactivas
La Verdad Sobre Chernobyl

Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres, Juan 8:31-38








Nada hay cuidadosamente ocultado que no haya de revelarse
ni secreto que no llegue a saberse”. Evangelio de Lucas 12:2
Quis custodiet ipsos custodes?
La Religión mediante la deshumanización de las personas
las comvierten en borregos del Sistema. Superduque
„Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo,
no procuran la transmisión de esos conocimientos.“ Miguel de Unamuno



El negocio de la fe




Según las sagradas escrituras En la Biblia, la palabra alma traduce el término hebreo néfesch y el griego psykjé. El término hebreo puede significar literalmente “criatura que respira”, y el griego suele transmitir la idea de “ser vivo”, “persona, individuo”. * Por tanto, puede decirse que el alma se refiere al propio ser, a la criatura o la persona en su totalidad; no a algo que tengamos en nuestro interior y sobreviva a la muerte del cuerpo.
El alma ciertamente puede morir. Decenas de pasajes bíblicos así lo demuestran. He aquí algunos ejemplos.
La Biblia dice: “El alma que peque, ésa morirá” (Ezequiel 18:4, 20, La Biblia de las Américas).
Refiriéndose al castigo que le esperaba al israelita que cometiera alguna de las ofensas más graves, la Ley decía: “Aquella alma será cortada”, o “tajada” (Éxodo 12:15, 19; 31:14, Reina-Valera, 1909; Levítico 7:20, 21, 27, Biblia de Ferrara). En Levítico 19:8, La Biblia de las familias católicas describe el mismo castigo con estas palabras: “Aquella alma perecerá”.
A lo largo de la historia, el hombre ha manifestado en multitud de formas su repugnancia a la idea de extinción total de la conciencia que implica la muerte.
No es ningún secreto que la supervivencia en el más allá ha sido el motor y fundamento de la mayoría de las religiones.
Sin embargo, no deja de ser curioso que en ciertas culturas no haya existido tal expectación de inmortalidad, o por lo menos, de supervivencia post mortem. Así, por ejemplo, los hebreos inicialmente no incluían en su doctrina la creencia en un alma inmortal. Solamente después de su estancia en Egipto, surge en ellos el concepto de la inmortalidad. A pesar de esto, ciertas sectas judías, como la de los saduceos, rechazaban la existencia de un alma eterna ya por la época de Jesucristo.
Este grupo, que cuenta con el apoyo oficial de la revista Reader’s Digest, ha iniciado un movimiento casi místico con fuertes tintes seudocientíficos. Su iniciador fue Raymond Moody, norteamericano que, en 1975, lanzó su éxito de librería denominado Vida después de la vida.
Moody, quien es médico siquiatra, basa sus hipótesis en la descripción de las experiencias de un gran número de casos de pacientes que han sufrido la llamada muerte clínica al ser sometidos a operaciones quirúrgicas o al haber sido víctimas de accidentes o traumatismos.
Moody describe una experiencia mortal típica como sigue: En el momento de mayor incomodidad el paciente, semiinconsciente, escucha que el médico lo declara muerto. A continuación percibe un molesto y fuerte zumbido y se siente absorbido y arrastrado a lo largo de un profundo túnel.
Es entonces que se da cuenta que posé un nuevo cuerpo, con poderes muy distintos, y que puede ver a su antiguo cuerpo yaciendo en el lecho, rodeado del equipo médico de resucitación. Su punto de vista está muy por encima y alejado de su ya inminente cadáver. Puede observar a sus parientes y amigos fallecidos y se encuentra con un ser muy luminoso, un espíritu “cálido” y amable el cual le ayuda a rememorar, en forma instantánea, los acontecimientos de su vida pasada. Se apodera de él una sensación de sapiencia total… la sabiduría de siglos. Finalmente, alcanza una barrera, en la que, contra su voluntad, se le hace volver a su hospitalizado cuerpo. Después de ser revivido, el sujeto queda muy afectado emocionalmente y pierde el temor a la muerte.
Alcock, El sicólogo James E. Alcock se ha encargado de investigar lo que hay de realidad en las afirmaciones de Moody y de otros impulsares de las teorías de la vida después de la vida, como Currie, Osis, Haraldsson y Kubler-Ross.

Primeramente, Alcock descubrió que las encuestas que supuestamente apoyaban estas ideas adolecían de muchos defectos metodológicos. Por ejemplo, los cuestionarios se dirigían a los médicos y a las enfermeras, y no a los pacientes. Se les preguntaba en general si sus pacientes habían visto tal cosa u otra al estar al borde de la muerte. De esto lo única que se puede deducir es que algunos médicos recuerdan a algunos pacientes que tuvieron algunas experiencias de seudomuerte.
También detectó Alcock que Moody mismo acepta que hay pacientes que describen las mismas experiencias en situaciones en las que la vida no estaba en peligro. Esto lo explica Moody diciendo que las drogas, medicamentos y las experiencias místicas pueden llegar a “disparar el mecanismo que deja escapar el alma del cuerpo”.
Alcock describe también las condiciones del organismo y de la mente cuando se encuentra el individuo en estada de sueño ligero (hipnagógico).

En esta situación la mente puede formar imágenes como figuras geométricas, luces, colores brillantes, rostros humanos conocidos o desconocidos y hasta paisajes bellos y grandiosos.
También revisa Alcock las investigaciones que se han realizado sobre las alucinaciones que se sufren bajo la influencia de diversas drogas o en estados de alteración nerviosa grave. Alcock halló pruebas de que una de las imágenes más comunes que surgen es la del túnel y la de una revisión mental panorámica de acontecimientos de la vida pasada del paciente. No hay duda de que las alucinaciones ordinarias contienen todos los elementos descritos por Moody como visiones del más allá.
Finalmente, se puede llamar la atención acerca de la naturaleza profundamente influenciada por aspectos culturales que tienen las experiencias de casi muerte.

Un anciano blanco, barbado, vestido con una túnica, canoso y de ojos azules le pregunta al presunto difunto: “¿Qué has hecho de tu vida, hijo mío?”… Esto suena lógico para un norteamericano de la clase media. Pero si se trata de un niño etiope que ha muerto de hambre a los ocho años de edad… ¿también llegará el anciano caucásico a preguntarle cómo aprovechó su vida?…
Alcock concluye su análisis señalando algunos riesgos que involucran esta y otras creencias seudocientificas similares. Existe por lo menas un caso documentado de un suicidio, el de una madre que intentó confiadamente reunirse con su hija fallecida, influenciada par las ideas de Moody y socios.
Hay también algo más que molesta a Alcock, y es la extraña necesidad que tienen quienes impulsan esta mistificación de obtener evidencia sólida para apoyar su fe religiosa, engañando al lego con fines claramente proselitistas.

2 Corintios 11:14

y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:32

La monja carmelita Charlotte Wells destapó rituales de iniciación y sacrificios satánicos en convento y El Vaticano







