El Nuevo Orden Maricón

Un maricón abortista

Dictafloja de hijoputas
aquellos que meaban las noticias
Está visto que el brillo de una palabra como maricón consigue cegar hasta las inteligencias más templadas. Si hay alguien invulnerable a las connotaciones peyorativas que siempre ha tenido la mariconada es Fernando Grande-Marlaska. El juez se casó en 2005 y a la vuelta de un viaje con su marido decidió concederle una entrevista a Rosa Montero en El País para contarlo. Por entonces todavía hacía falta que alguien como el juez, hoy ministro, le demostrara a miles de ignorantes que un palomo cojo homosexual no es antónimo de virilidad, aunque muchos dicen que si.
Aquel rotundo «un maricón» que la fiscal Delgado, ahora ministra, soltó en alegre comandita con el comisario Villarejo, no merece explicación. A menos que estemos dispuestos a convertirnos en una comunidad de eunucos. En todo caso lo que sería necesario es que la ministra explicara la pregunta inmediatamente anterior. «¿Puedo contar lo de éste?», le consultó a Baltasar Garzón antes de revelar «lo de éste» al que hoy sabemos que era un chantajista. El mismo Villarejo ya estaba sugiriendo cuál era su condición en aquella sobremesa procaz. El brillo cegador de «las chorbitas» que el ex comisario dijo haber reclutado también ha impedido atender al hecho de que eran enviadas para extraer información a «gente dura, correosa en los consejos de administración» que «menuda ruina les buscaban».
Curiosamente, la ministra puede hoy dar gracias a que Grande-Marlaska no sea hombre de andarse con mariconadas, pues su orgullo gay tenía otra virtud además de la aleccionadora y es que le protegía del chantaje. Es sabido que lo que mejor engrasa el chantaje es la vergüenza, aun cuando el origen de esta es la discriminación. No es el caso de los hombres a los que la ministra acusó de irse con menores en Cartagena de Indias. Si aquella fue una mentira para animar la charla, malo; si era verdad, mucho peor. Andar regalándole -o suministrándole- a un extorsionador confidencias que no te atreves a denunciar ante un juez reduce la más salvaje charla tabernaria a la categoría de anécdota.
Las conversaciones privadas presentan el gran problema deontológico del periodismo y yo me veo incapaz de resolverlo. Me temo que no soy el único desconcertado pues quienes hoy editorializan contra la ciénaga, ayer hozaron en ella como cochinos. Convendría llegar a una solución estable, más que nada por la imposibilidad manifiesta de que la gente deje de saber lo que sabe, que es lo que los medios ahora le están pidiendo a su público. Primero, con un sensacional despliegue, reclaman su atención y, después, le prescriben lobotomía.
La Censura de la Dictadura
Cientos de miles vídeos censurados en Youtube
¡Pero cómo podemos ser tan lelos de no darnos cuenta! El coronavirus ha provocado muertos, cierto, pero no es sino una excusa para lanzar un ataque contra el corazón mismo de la Iglesia católica: la misa. A ver, el señor Lolito Macron y el señor Conte, mandamases de Francia e Italia, simplemente han prohibido las misas, o sea la Eucaristía, mientras en España los obispos obedecían dócilmente al Gobierno Sánchez y también clausuraban las eucaristías públicas. Y todo ello con mucha, muchísima chulería.
La nota de color e hipocresía la pone el pinchaúvas de Juan Manuel Moreno, alias «el penitente», presidente de la Junta de Andalucía, del Partido Popular, no del PSOE. Porque a lo mejor sin querer, Moreno apuntó al centro de la cuestión al proponer a Pedro Sánchez (‘a bodas me convidan’, debió pensar Sanchinflas) que prohibiera, no las eucaristías públicas, sino la comunión… porque es sabido que comulgar es algo de lo más contagioso. O sea, prohibir la comunión para salvar vidas, cuando lo cierto es que la vacuna contra la coronavirus es, precisamente, la Eucaristía.
A ver, el objetivo de todo este pandemonio, más que pandemia, del coronavirus es acabar con la comunión del Cuerpo de Cristo por parte de los fieles católicos. A ver: si se corta el acceso al Sacramento sí que habrán destruido la Iglesia, será el golpe final.
Sí, de acuerdo, la Iglesia no se puede destruir, pero la humanidad, parte del Cuerpo Místico, sí se la puede aniquilar. Y no me hace mucha ilusión, la verdad.
El coronavirus, según los creyentes sólo aniquila el cuerpo; la ausencia de comunión aniquila el alma.
Y así, el coronavirus resulta un ataque demoniaco. Intuyo que puede empezar a serlo. Pues el día en que no podamos comulgar será el mismo día de nuestro final.
Juan Manuel Moreno no es satánico, no, simplemente un pobre iluso que no sabe ni con qué juega ni a lo que juega. Y es lo mejor que puedo decir de él… y de Macron, de Conte o de Sánchez.
Pero no caigamos en la idiocia. Ni estamos en guerra ni tendremos que coger las armas.
Porque la “nueva normalidad” de don Pedro Sánchez, la ‘Nueva Realidad enmascarada’ postcoronavirus, no es más que la venenosa sociedad del Nuevo Orden Mundial (N.O.M.), de la que María Jesús Montero -probablemente otra marioneta- ya no se recata de tratar ante el micrófono.
Es decir, el imperio global de la Nueva Masonería… con la excusa del engaño del coronavirus.
CUn pensamiento en » El Nuevo Orden Mundial está aquí: El nuevo algoritmo de Google llamado «la bestia» censura millones de webs »
Monseñor Vigano, ex-nuncio del Vaticano en los EEUU, hoy en paradero desconocido, ha escrito una carta en la que dibuja una batalla trascendental entre la Luz y las Tinieblas y señala a Trump como el principal luchador contra las fuerzas de la oscuridad.
Mas, después de esta masiva ola de engaños, A quien le importa un maldito virus de la gripe modificado por un Sistema globalista criminal con obscuros intereses de dominación mundial cuando el confinamiento se hizo para que la gente no vieran la encubierta instalación de las antenas 5-G que junto a la próxima vacuna de nanotubos modificará nuestro A.D.N. dejándonos el cerebro a su entera y maligna disposición…
Ya os queda poco dictadorzuelos
Próxima legislatura en Guantánamo
La Pandemia Trilirí se recrudece
Rápido pónganse la mascarilla en el culo

“Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.
(Don Quijote, II, cap. 58)
«Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de criminales a gran escala? Y esas bandas ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos. Abiertamente se autodenominan entonces reino, título que a todas luces les confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda. Con toda profundidad le respondió al célebre Alejandro un pirata caído prisionero, cuando el rey en persona le preguntó: ¿qué te parece tener el mar sometido a pillaje? Lo mismo que a ti, le respondió, el tener al mundo entero. Solamente que a mí, que trabajo en una ruin galera, me llaman bandido, y a ti, por hacerlo con toda una flota, te llaman emperador». ————
Agustín de Hipona, 354- 430 Pág. 2 de 105
Audio
La OMS es una organización criminal que se usa como tapadera para crear falsas pandemias y reducir la población.
También es la encargada de regir la dictadura científica sobre los diferentes estados bajo el amparo del consenso criminal y científico dirigido por las empresas farmaceuticas.
Preparing your death as human being
Vacunas hechas utilizando desechos de abortos

Vacuna y despoblación mundial
Un psicópata asesino aguarda vuestros aplausos
El fin nunca justifica los medios y menos cuando conduce al engaño y la traición


Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres, Juan 8:31-38







Nada hay cuidadosamente ocultado que no haya de revelarse
ni secreto que no llegue a saberse”. Evangelio de Lucas 12:2
Quis custodiet ipsos custodes?
El Sistema mediante la deshumanización de las personas
las comvierten en borregos del mismo Sistema. Superduque
„Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo,
no procuran la transmisión de esos conocimientos.“ Miguel de Unamuno

