La Otra Navidad

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Hay quien vive la Navidad con ilusiones intactas, en familia y a gusto. Pero también quien no puede por la cisis, la pobreza, las ausencias, las incómodas presencias o porque sí. Como a otros les deprimen los inviernos, los fluorescentes o las fuentes vacías, al anti-navideño le entra claustrofobia ante obligadas alegrías. Pero tiene solución: cambiar la perspectiva. «¿Cuándo vendrás?… No lo sé. Mejor tres días. Cae mal. Inténtalo ». Y así, hasta que llega la cita. «No entras en casa», protestará la familia. «No sales», dirán los amigos. Por eso, a veces, llegamos clandestinos. Que levante el dedo quien no ha entrado furtivo para darse tiempo, ver su mar o comprar un dulce de alfajor, sin pasar antes por casa.
No es desprecio, sino aprecio por lo propio. Solo así, y entonces, volvemos. Vivir fuera te cambia. Ya no es una cita con el espumillón, las luces y el día de la Tomasa. Sino la ilusión por recuperar el tiempo perdido. Puede transformar, incluso, a quien odia la Navidad. Como a José. Siempre le pareció, como decían en Armageddon, «lo más horrible imaginable». Recordemos la del año pasado. Empezó con la cena de empresa. Menú inadecuado, sentado junto al trepa, el tonto de turno haciendo gracias, otro midiendo mal las copas delante del jefe Antes del karaoke ya se había ido. Al día siguiente compró luces para el árbol. Imposible desenredar las del año anterior. Pero lo peor estaba por llegar. La Nochebuena. Villancicos a todo volumen y familia fuera de sí. La tía Marga diciendo que son las nueve y que ella cena a las ocho. El cuñado con una trompa de elefante africano y sobrado. Que si vaya langostinos tan pequeños, que dónde está el champán…
La suegra, que ese día cree que puede darle al Gaitero, pillando punto llorón al primer sorbo. Su mujer diciéndole «no la líes, cambia de cara y olvida eso de irte a la cama el primero». La hermana, exhibiendo morro y amenazando lágrima. Antes de los entremeses, como siempre, preguntó por qué no cantaban. Mientras, su marido cambiaba los canales de la TDT. La madre que les parió a él y a sus hijas. Habían ido a ver a Santa-clown vestidas de princesas. Pobre empleado barato. Les pegaba más ir de Barby. O de Shrek. Sus hijos le daban a la pandereta. ¿Alguien la toca bien? El vecino tiraba petardos. Pena que no le explotaron en la jeta. Al abuelo, del susto, se le salió la dentadura. La tía Marga comía jamón entre murmullos. Una sobrinita, ‘la niña de Shrek’, derramó el caldo sobre la abuela. Entre el turrón y la compota, escapó con la excusa de sacar a Lagun. Solo por eso, merecía la pena tener perro. Así era la Navidad para José. Pero, desde que vive en Londres, ha cambiado. Ahora tiene otras citas. Nada más llegar pasea por las Calles,. Saludar a un viejo amigo, un tal Rivero Algunos, con la familia. Otros, con los amigos. Fuera de casa, todo es más llevadero. Antes, se sienta en un rincón de la calle y respira hondo. A veces una reunión de amigos, una escapada en pareja o una mañana en el monte con los niños pueden convertirse en una buena cita navideña.
Una alternativa a lo oficial. Se acerca Nochevieja. Busquemos escapes y cojamos aire. Porque las navidades son como las luces del árbol. Mejor no intentar desenredarlas. Pero , existe otra Navidad. Claudio viene a la farmacia día sí, día no. Cada vez, coge un medicamento, espera su turno pacientemente, da los buenos días a todos y te cuenta un chiste a la vez que le atiendes. Le gusta venir a vernos y contarnos cosillas. Está viudo y sus hijos no están… ¿Cómo crees que será su Navidad? María hace 8 años que está en la residencia, tiene Alzheimer. Su marido la cuidaba en casa hasta que la situación se hizo insostenible. Él va a verla todos los días, un par de horas por la mañana y otro par de horas por la tarde. No puede sacarla de allí, pues cualquier cambio de entorno empeoraría su enfermedad… ¿te imaginas cómo pasarán las Navidades? Jorge tiene 5 años, desde hace dos meses está ingresado en el hospital para tratar un tumor. Es un niño alegre, disfruta de los juegos que le hacen, se ilusiona con cada detalle que le llevan… ¡es todo vida en él! Debido al tratamiento y el riesgo de infecciones no podrá salir del hospital en estos días… ¿sabes cómo serán sus Navidades?… Pero, ¿has pensado en esos millones que mueren de hambre a diario, y también en Navidad?…



LIBRO SEMANAL
El fundamentalismo religioso y el Estado en el siglo xx
Los secretos de la millonaria iglesia brasileña que vende milagros
El gran negocio de la Iglesia: Las indulgencias | DiosUniversal
HISTORIA DE LAS CREENCIAS Y LAS IDEAS RELIGIOSAS I
El camello cojito y el palomo cojo
Boston Globe y los Abusos Sexuales en la Iglesia Católica CSJ
Cumbre anti-pederastas en la Iglesia
Pederastia | La Iglesia admite casos «terribles»
Pederastas en la Iglesia Las noticias de abuso de menores .
La Iglesia española dice no tener autoridad para pedir informes
Abusos sexuales en la Iglesia Católica
Pederastia en la Iglesia católica
Los Legionarios de Cristo admiten que su fundador, Marcial Maciel, violó a más de sesenta menores durante décadas
Solo se salvó el «niño y un camello»…
Ha sido el mayor depredador en la Iglesia católica. Y el más poderoso. Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo, violó a más de 60 menores, niños y niñas, durante varias décadas. Muchos de ellos, después, se convirtieron en sacerdotes, que a su vez abusaron de otros menores, en una espiral de pederastia y ocultamiento que se prolongó durante ocho décadas.
Así lo ha reconocido la propia Congregación, en un informe oficial, que ofrece una cifra escalofriante. Desde 1941 a la actualidad, 175 menores de edad fueron víctimas de abusos sexuales, cometidos por un total de 33 sacerdotes de la congregación. Once de ellos pasaron de ser violados por Maciel a convertirse en abusadores.
Más de dos tercios de estos abusos fueron cometidos «por Maciel, por una de sus víctimas o por una víctima de sus víctimas», lo que demuestra que la pederastia se arraigó entre los Legionarios durante generaciones.
Una cadena de abusos
Un total de 11 víctimas de Maciel se ordenaron sacerdotes legionarios, y acabaron convirtiéndose en abusadores, que a su vez violaron a decenas de menores. «Hoy por hoy, ninguno de los 11 sacerdotes involucrados en esta cadena ejerce públicamente el ministerio sacerdotal en la Congregación. Tres de ellos han fallecido», admite el estudio. Todo ello, con el silencio, cuando no la cerrada defensa, de la curia vaticana.

El informe se conoce el mismo día en que el cardenal Angelo Sodano, a sus 92 años, ha dimitido como decano del Colegio cardenalicio. Un Sodano que durante sus años como secretario de Estado de Juan Pablo II, protegió a Maciel (Wojtyla denominó al depredador ‘guía eficaz de la juventud’) ‘y a su cohorte de pederastas. Sólo la actuación de Benedicto XVI, que condenó al religioso a una vida de oración y promovió la reconstrucción de la orden, puso coto a los abusos. Pero hasta ahora, con Francisco, no se ha reconocido la magnitud de la tragedia.
18 curas siguen en la congregación
Los 33 sacerdotes representan el 2,44% de los 1.353 legionarios ordenados a lo largo de la historia de la Congregación, admite el informe, que añade que de ellos seis han fallecido, ocho dejaron el sacerdocio, otro dejó la orden y 18 siguen en la Congregación. Todos ellos, con las nuevas normas implantadas por Francisco, han sido apartados del trato pastoral con menores, mientras cuatro de ellos tienen restricciones al ministerio sacerdotal (y un plan de seguridad), y los otros 14 no pueden ejercer el sacerdocio en público.

El informe es el resultado de un estudio amplio realizado durante seis meses por una comisión interna que, dentro de los límites de un trabajo de estas características, ha verificado las diversas acusaciones de abuso sexual de menores a lo largo de la historia de la Congregación de los Legionarios de Cristo.
«Hemos experimentado que cualquier paso de acercamiento a una víctima es un paso esencial hacia la justicia en la verdad» –afirman los legionarios– «y que hacer luz sobre el pasado, por doloroso que sea, es liberador y fundamento indispensable para construir el futuro».

El informe «condena y deplora» los abusos cometidos, así como «aquellas prácticas institucionales o personales que pudieron favorecer o propiciar cualquier forma de abuso o revictimización». Los autores esperan que este estudio sea también para las víctimas «un signo de nuestro deseo de seguir dando pasos en el camino de reconciliación con cada una de ellas».
El estudio se ha realizado en el contexto de la preparación del Capítulo General de la Congregación que tendrá lugar en Roma a partir del próximo 20 de enero.


Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres, Juan 8:31-38








Nada hay cuidadosamente ocultado que no haya de revelarse
ni secreto que no llegue a saberse”. Evangelio de Lucas 12:2
Quis custodiet ipsos custodes?
La Religión mediante la deshumanización de las personas
las comvierten en borregos del Sistema. Superduque
„Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo,
no procuran la transmisión de esos conocimientos.“ Miguel de Unamuno


Navidad = Saturnalia

Navidad o Saturnalia
Jesús, no nació el 25 de diciembre
Aunque Papa Noél acapare todo el protagonismo, todavía están los villancicos, los belenes, las postales, y hasta los décimos de Lotería que nos recuerdan que el motivo de la fiesta de la Navidad es el nacimiento de Jesús. Pero no ocurrió así. Fue cosa del Emperador Constantino El Grande, hace unos 1700 años, que, actuando como lo haría un creativo publicitario de esta época, creyó conveniente hacer coincidir el nacimiento de Cristo con la fiesta pagana más multitudinaria y popular del Imperio Romano, el Festival de la Saturnalia, que celebraba el nacimiento de un “nuevo” Sol. Las Navidades del siglo XXI se van pareciendo cada vez más a aquellas bacanales romanas. La celebración más antigua y universal siempre ha estado centrada en el solsticio de invierno, un término astronómico que se refiere a la posición del sol. A mediados de diciembre, los días son muy cortos (en el Hemisferio Norte) y, después del solsticio, empiezan a alargarse de nuevo. En la antigüedad, imaginaban que el sol se hacía viejo, hasta morir, y que después nacía un niño Sol.
En el antiguo Imperio Romano, la fiesta del solsticio era el acontecimiento social más importante del año y se llamaba Festival de Saturnalia en honor a Saturno, el dios de la agricultura y las cosechas. El Sol Invencible (Sol Invictis) era otro de los dioses favoritos, cuyo nacimiento se celebraba el 25 de diciembre.
Cuando las tareas en el campo se terminaban y llegaba la noche más larga, los romanos se relajaban, colgaban la toga en el armario, se vestían de forma informal y se olvidaban por unos días de las reglas que les oprimían durante el resto del año.
Todo empezaba en el templo de Saturno, con un estupendo banquete (lectisternium) y al grito multitudinario de “Io, Saturnalia”.
El poeta Catullus (84 a.C-54 a.C) decía que eran “los mejores días” y Séneca El Joven (4 a.C-65 d.C) que “toda Roma se volvía loca” durante las fiestas: “La multitud se deja llevar por los placeres”, escribió.Pero, como ocurre ahora con la Navidad, también había quien no quería ni oír hablar del tema: Plinio el Joven (63-113) cuenta que se aislaba en unas habitaciones de su Villa Laurentina: “Especialmente durante la Saturnalia, cuando el resto de la casa está ruidosa por la licencia de las fiestas y los gritos de festividad. De esta forma, no obstaculizo los juegos de mi gente y ellos no me molestan en mis estudios”. Cicerón (106 a.C-43 d.C) también se refugiaba en su casa de campo.
Intercambio de regalos
Los romanos salían a la calle a bailar y cantar con guirnaldas en el pelo, portando velas encendidas en largas procesiones. La Saturnalia era una ocasión para visitar a los amigos y parientes e intercambiar regalos.Lo tradicional era regalar fruta, nueces, velas de cera de abeja y pequeñas figuritas hechas de terracota.Quizás lo más curioso era el intercambio de roles: los esclavos actuaban como amos y los amos como esclavos. Incluso se les dejaba usar las ropas de su señor. Ese trato era temporal, por supuesto. Petronio (396-455) hablaba de un esclavo imprudente que preguntó en algún momento del año si ya era diciembre.
Los hijos también invertían los papeles con sus padres y pasaban a ser los jefes de la casa. Además, cada familia tenía que elegir un Rey de la Saturnalia, o Señor del Desgobierno, que podía ser un niño. Ese “rey de mentira” presidía las fiestas, y se le tenía que hacer caso, por muy extravagantes y absurdas que fuesen sus órdenes.
Excesos con la comida y bebida
Se cerraban las escuelas, los tribunales y las tiendas, se paraban las guerras, se liberaba a los esclavos, y los romanos cometían todo tipo de excesos con la bebida y la comida.
Era la fiesta de la libertad y la desinhibición, y se organizaban juegos, bacanales, bailes de máscaras y espectáculos desenfrenados que estaban prohibidos el resto del año. Los cristianos utilizaban el término saturnalia cuando querían decir orgía.
Las fiestas de Saturnalia comenzaban el 17 de diciembre y su duración varió a lo largo de los años. Cada vez era más larga, como ocurre ahora con la Navidad. Al principio, era un día. A finales del siglo I, duraban una semana. Hubo intentos de acortar las fiestas por parte del Emperador Augusto, pero también hubo quien propuso que se alargaran hasta finales de enero.
25 de diciembre

Al final de la Saturnalia, el 25 de diciembre, se celebraba el nacimiento del Sol —Natalis Solis Invictis (nacimiento del sol invencible)— personificado en el dios Mitra. Aunque el culto a Mitra tenía orígenes persas, se convirtió en la religión dominante en Roma, especialmente entre los soldados.Después del día 25, empezaba el festival de Sigillaria, dedicado, sobre todo, a hacer regalos a los niños: anillos, muñecos de terracota, sellos, tablas de escritura, dados, pequeños objetos, monedas, y, ¡bolsas llenas de canicas! Hay muchos bajorrelieves y documentos que reflejan a los niños romanos jugando a las canicas durante la Saturnalia.Durante estos días, se decoraban las casas con plantas verdes, se encendían velas para celebrar la vuelta de la luz, y se colgaban figuras de los árboles. Pero no metían árboles dentro de casa. Los romanos sólo adornaban los que estaban plantados en la tierra. La tradición del árbol de Navidad tiene sus orígenes en el siglo XVI.
Cristianismo legalizado
Hacia la época del Emperador Constantino I (272-337), el cristianismo había avanzado muy poco y Roma era predominantemente pagana. El mitraísmo era la religión dominante y el cristianismo era ilegal. Pero Constantino I cambió las cosas después de tener una visión, antes de una batalla, en el año 312.
Se dedicó a favorecer el cristianismo, sin dejar de rendir culto a los dioses paganos de Roma.
Por ejemplo, uno de los dioses romanos más populares era el Deus Sol Invictus, y los romanos lo adoraban un día a la semana, el Dies Solis (como en inglés, “sunday» = «día del sol”). Constantino, que era sumo sacerdote en el culto al Sol Invictus, decretó que ese día fuese también jornada de descanso y adoración para la cristiandad
En el año 321, Constantino legalizó el cristianismo, y declaró que el día del “nacimiento del sol invencible”, que se celebraba el 25 de diciembre, debía ser considerado como una nueva fiesta cristiana para celebrar el nacimiento de Cristo.
Con estas tácticas, no se alteraba el calendario romano, y las tradiciones paganas se fueron adaptando al cristianismo. En el 350, el papa Julio I reconoció oficialmente el 25 de diciembre como la Fiesta de la Natividad.
Distintas opiniones
La Navidad llegó a Egipto hacia el año 432, y a Inglaterra al final del siglo VI. Alcanzó los países nórdicos a finales del siglo VIII. En la actualidad, los cristianos occidentales lo celebran el 25 de diciembre pero los ortodoxos lo hacen el 6 de enero, basándose en las referencias de un académico griego, Clemente de Alejandría, que a su vez escribió sobre otro maestro griego,
Basillides, que dijo que Jesucristo nació el 6 de enero. Clemente se refiere a la Fiesta de la Epifanía, que en España se celebra como el Día de los Reyes Magos.
Los primeros estudiosos cristianos, como el teólogo Orígenes (185-253), condenaban la celebración del nacimiento de Cristo “como si fuese un faraón”. Decía que sólo se festejaba el nacimiento de los pecadores y no de los santos. Hoy, algunos grupos fundamentalistas, como los testigos de Jehová, no celebran la Navidad, por su origen pagano. Tampoco los cumpleaños, dicho sea de paso.
¿Cuándo nació Jesucristo?
Parece bastante claro que Jesucristo no nació en diciembre. Es muy improbable que los pastores durmiesen con sus ovejas a la intemperie en diciembre, cuando las temperaturas en Judea caían hasta bajo cero y era época de lluvias.
Se ha especulado con muchas fechas: el 16 de mayo, el 9 o 20 de abril, el 29 de marzo, pero es algo imposible de averiguar con certeza. Hay gente dedicada a investigar la Biblia, como los de ASK (Associates for Scriptural Knowledge), de Wisconsin. Una de sus últimos estudios asegura que la Estrella de Belén que guió a los tres Reyes Magos —probablemente, una conjunción de Venus y Júpiter— ocurrió el 17 de junio del año 2 a.C. Para entonces, Jesús debía tener entre 0 y 2 años. Así que, según esta aproximación, Jesús pudo haber nacido en algún momento entre los años 4 a.C. y 2 a.C.
¡Haz lo inesperado!
Todavía hoy, muchas culturas celebran el solsticio de invierno. Para los pueblos indígenas, como aimaras, quechuas, rapanui y mapuches, la llegada de estas fechas coincide con la tradición de agradecer por el año anterior y pedir al padre Sol que retorne con mayor fuerza después de su retiro invernal.
La Saturnalia y las fiestas en torno al solsticio de invierno trataban de la familia, la fertilidad, el cambio, la renovación, la protección, el nuevo ciclo. Diciembre siempre has sido una época para la rebelión, la celebración, la esperanza. Sería una buena idea adoptar algunas de esas tradiciones paganas que se han perdido por el camino. Por ejemplo, el intercambio de papeles: con los niños, con los empleados, con los alumnos,… Frances Bernstein, en su libro Classical Living: Reconnecting with the Rituals of Ancient Rome, dice: “¡Agita las cosas un poco! ¡Haz lo inesperado! Porque estas acciones pequeñas recuerdan el espíritu de la Saturnalia y tienen importancia religiosa, al conectarnos directamente con la Naturaleza”.

que hasta la fecha es un cuento
y la celebración: más.
y el niño del petardito colman la vulgaridad.
juguetes y zarandajas; van a tirar la toalla
las cuentas de los cajeros.
los parientes que en el año
no aparecen ni en los puños
de los paraguas de antaño.
para luchar entre olas
por un futuro perdido.
Navidad de los “sin casa”
Sin papeles, con la causa
de no haber aquí nacido.
la maldita Navidad
se olvidó que vino así
el hijo del Creador
para por todos morir.