María Isabel Bárbara Llaudés Santiago, la ‘princesa del pop’

María Isabel Bárbara Llaudés Santiago, más conocida como Karina, es Cantante y actriz española nacida en Jaén el 4 de Diciembre de 1945. Actualmente vive en Torrelodones.
A principios de la década de 1960 comienza a trabajar en el programa musical Escala Hi-Fi de TVE. Emilio Santamaría, padre de la cantante Massiel, se hizo su manager, quien le llevó a firmar su primer contrato discográfico con la casa Hispavox.
En 1964 graba su primer álbum con el que tiene un considerable éxito en Venezuela. En 1965 se presenta al Festival de Mallorca con Me lo dijo Pérez y, aunque quedó segunda, fue todo un éxito.
Pérez from anabel amiens on Vimeo.
Grabó Muñeca de Cera, versión en español del tema con el que France Gall acababa de ganar el Festival de Eurovisión (Poupée de cire, poupée de son) de Serge Gainsbourg, consigue entrar en el panorama musical español con la versión del éxito de France Gall Poupée de cire, poupée de son, lo que le da la posibilidad de mostrarse ante un público mayor.
luxembourg winner from anabel amiens on Vimeo.
Su hermano Paco se sumaría al grupo de managers de Karina junto con Santamaría. Tras numerosos éxitos, en 1966 le entragan la Medalla de Oro como Mejor Cantante «Yeyé». A finales de los 60 rueda tres películas cuyas bandas sonoras consiguen mucho éxito. Comienzan sus más sonados éxitos como Las flechas del amor.
Flechas Del Amor (1968) from anabel amiens on Vimeo.
Regresarás, El baúl de los recuerdos, Romeo y Julieta, Fiesta, Colores, Las flechas del amor, etc. Su carrera se extiende a otros países europeos.
GALAS DEL SABADO (1970) from anabel amiens on Vimeo.
KARINA – REGRESARAS (REMASTERIZADO) YOU TUBE from anabel amiens on Vimeo.
Karina-Concierto para Enamorados from anabel amiens on Vimeo.
En 1970 se celebra en Osaka (Japón) la Exposición General de primera categoría y TVE, bajo la dirección de Valerio Lazarov, graba en esta ciudad su programa «Osaka Show» con la participación de Karina, Massiel, Julio Iglesias y Miguel Ríos.
Colors (Colores) Osaka Show 1970 from anabel amiens on Vimeo.Colors (Colores) Osaka Show 1970
En 1971 participa y gana el programa «Pasaporte a Dublín» concurso en el que participaron entre otros Nino Bravo, Los Mismos, Rocío Jurado, etc. y en el que se elegía al representante de España en el Festival de la Canción de Eurovisión.
Pasaporte a Dublin from anabel amiens on Vimeo.
Ese mismo año, por tanto, representa a España en Eurovisión, en Dublín, con el tema En un mundo nuevo, de Rafael Trabucchelli y Tony Luz (su novio).
Quedó en segunda posición, con 116 puntos, algo de lo que siempre se ha sentido orgullosa. Con la experiencia eurovisiva hizo una película, del mismo nombre que su canción.
En Un Mundo Nuevo from anabel amiens on Vimeo.
Karina continuó su carrera hasta 1978 año en que Hispavox no le renovó su contrato discográfico, debido al cambio en la dirección general. Se mudó a México donde publicó numerosos discos de rancheras. Volvió a España en 1982, año en que nace su primera hija Azahara Díaz Llaudés (actual mánager de la artista). En 1989 nace su segunda hija Rocío Martínez Llaudés, durante estos años Karina se dedicó al cuidado de sus hijas.
A principios de los 90 se ve sometida a una operación de tiroides en la Clínica Universitaria de Navarra, que la mantiene durante 2 años alejada de los escenarios. Y no será hasta mediados de los noventa, cuando vuelve, gracias a la obra teatral Entrañables 60 cuyo éxito fue tal que los teatros se quedaban pequeños para acoger tanta afluencia de público. Por lo que los productores cambiaron el formato y pasó a convertirse en un espéctaculo a modo de macro-concierto, con el nombre de Mágicos 60.
LUNA BLANCA from anabel amiens on Vimeo.
En 2003 participa y gana el concurso de Telecinco Vivo cantando: los años dorados gracias al voto del público, en el que participaron numerosos cantantes de los años 60 y 70 como Tony Ronald, Juan Bau, Elsa Baeza o Braulio. Karina grabó el disco Gracias con ValeMusic.
Vivo Cantando 2003 from anabel amiens on Vimeo.




LIBRO SEMANAL

“Brillará de nuevo el sol…aunque todo siga igual”, cantaba, ya en los 70 y con más de una década de carrera a sus espaldas, Maribel Llaudes, Karina. La jienense intentaba encarar, con ese tema, a una nueva Karina, en un intento fallido por evolucionar de niña a mujer, de las canciones ingenuas a aquellas otras con pinceladas dramáticas. Sin embargo, como ella misma nos cuenta cuando la entrevistamos esta semana en el madrileño Café del Espejo, al público “no le gustaba esa Karina. El público siempre ha querido a la Karina de la sonrisa, a la festiva…De vez en cuando le gusta una balada pero una balada tipo Yo te diré o Regresarás. Las otras ya eran demasiado rotas”. Brillará de nuevo el sol sirve como metáfora de una mujer que, tras cincuenta años de carrera, varios divorcios y momentos de felicidad y de desdicha, siempre eligió la sonrisa y el ciego optimismo, el mismo que impregnaba sus canciones y el libro que publica MR Ediciones esta semana.
Esa Karina que tanto gustaba al público es la misma mujer que ahora publica una biografía titulada El baúl de mis recuerdos, en claro homenaje a la más popular de sus canciones, un himno que formó parte de aquellos años 60 en los que ella fue el máximo exponente de las ‘chicas ye-yé’, otro símbolo más de un desarrollismo y de una apertura hacia el exterior que cambiaba para siempre a la pacata España de la época. El libro se muestra claro, sin complejos, sin pretensiones, con sus Romeo y Julieta, sus Flechas del amor y con su famoso Baúl lleno de recuerdos. Con la segunda canción, Karina llegó a arrebatarles un número uno a los Beatles y se convirtió en un mito con sus luces y sombras, con sus éxitos y sus fracasos, con los halagos más estruendosos y las críticas más despiadadas. “Venir de provincias y en dos o tres años ser Karina y pegar un pelotazo tan joven fue muy duro. Estaba claro que tenía que bajar a los infiernos…”, admite sin perder ese aire de ingenuo optimismo que hizo que varias generaciones de españoles se enamorasen con sus canciones.
Antes de conocer el éxito y la derrota, Maribel Llaudes era una chica de provincias que, con tan sólo 13 años, llegó con su madre a un Madrid en ebullición y que, en poco tiempo y gracias a varios concursos radiofónicos, se convirtió en Karina cuando Torrebruno dijo aquello de “¡Uy, ¡qué niña tan carina!”.

La discográfica encontró un filón en aquella jovencita rubia de ojos claros que cantaba al amor con la ayuda de los mejores músicos de la época, con leyendas como Waldo de los Ríos o con el buen ojo del productor Rafael Trabuchelli. Ella era consciente de que la rodeaban los mejores: “Cuando escuché Regresarás o Tú y yo dije: “Madre mía, yo no merezco este arreglo”, dice con exceso de humildad). Sin embargo, seguía conservando su inocencia en un mundo, el de la música, repleto de lobos disfrazados de cordero. Ejemplo de ello, el día en el que acudió a que le realizasen unas fotografías en las que el fotógrafo pretendía convertirla en una ‘lolita’: “Yo nunca me he visto ni sexy ni nada parecido. Ni siquiera tengo fotos subidas de tono. El fotógrafo me hizo dos o tres fotos pero yo posaba tan mal que a punto estuvo de decirme: “Mira, vete ya pa tu casa…”. Yo fui con mi jersey y lo primero que me preguntó es si llevaba sujetador. Me dijo que me los quitase y que me pusiese una sábana. En la sala de espera estaba mi madre y yo me dije: “Si este hombre me hace algo yo chillo y viene ella”. Me puse la sábana pero Hispavox no quiso utilizar esa imagen tan atrevida”.
Con sábana o sin ella, Karina fue nuestra versión española de las France Gall o las Silvye Vartan de turno, la chica ‘ye-yé’ que, en pleno éxito, llegó a presentarse ante Adolfo Suárez cuando este era el director de TVE. La razón: sus compañeros de concurso en Pasaporte a Dublín, que elegía, en 1971, candidato a Eurovisión entre artistas como Nino Bravo o Rocío Jurado, creían que el programa estaba amañado a su favor. “Me dieron día y hora para ver a Suárez. Era media mañana y le dije que quería dejar el concurso. Insistí mucho en participar pero luego quería dejarlo”, afirma. “Mira Maribel, yo estoy muy liado; creo que ni te estoy escuchando. Vete a tu trabajo y déjame a mí trabajar. Creía que me ibas a decir algo importante”, le replicó el futuro primer presidente de la democracia.

Cuando el entuerto se aclaró, ella fue la finalmente elegida para acudir a Eurovisión con el tema En un mundo nuevo, compuesto por el que fue su novio, primer marido y parte fundamental de su carrera (compuso muchos de sus grandes éxitos), Tony Luz. La canción tuvo tanta repercusión que, un día, la jienense recibió la llamada de la mismísima Carmen Polo. La mujer de Franco quería conocerla y reclamó su presencia en el Palacio de El Pardo. La anécdota de lo que ocurrió aquel día daría para varios libros más. “Tony y yo estuvimos de pie, en un salón elegantísimo, y después de un rato, nos invitó a sentarnos y nos deseó buena suerte. Nos dijo que la canción le gustaba mucho a Paco y yo dije: “Pues mira qué bien. Paco será un primo suyo o algo así”. Yo en ese momento ni sabía quién era Paco, porque estaba muy nerviosa. Cuando salí pensé: “Claro, Paco debe ser el que nosotros llamamos el Generalísimo, que es Francisco”, asegura sin parar de reír.
Pese a la bendición franquista, ella ha odiado todas y cada una de las veces que la han considerado, de manera aleatoria y como a muchos otros artistas, una ‘cantante franquista’. “Las etiquetas son muy feas. Yo incluso las quito en la ropa”. Con aquella bendición se fue a Dublín, quedando en la segunda posición con aquel mítico vestido con un agujero, con aquel fallo de sonido que hizo que los millones de europeos que veían el certamen, no escuchasen la primera frase de la canción. Ella se vuelve a impregnar de humildad y se autoinculpa: “Estaba cantando la que iba delante de mí y, con su canción, pegué una cabezada por el cansancio acumulado de los ensayos. Cuando escuché la famosa flauta con la que comienza En un mundo nuevo (se pone a tararearla), eso me acabó despertando. Salí corriendo pero claro, no llegué a tiempo. El técnico sólo escuchó desde “las cosas claras verás” y fue cuando subió el sonido. Ese fallo ya se ha quedado como una anécdota para toda la vida. A veces me dicen: “Si hubieses cantado la primera frase, igual hubieras ganado”.
El triunfo eurovisivo supuso un cénit difícil de superar. Como ella misma reconoce, había llegado tan alto que la única opción, a partir de ese momento, era bajar. Apenas varios años después, en 1978, se enfrentó a una no renovación por parte de su discográfica, uno de las partes más duras de su vida. “No se puede echar a una persona sin darle una explicación, por joven que sea o por mucho que no te guste. Yo al fin y al cabo era una trabajadora de Hispavox. No sé por qué fue tan brusco diciéndome que la discográfica “no renovaba a horteritas”. Tras tres lustros de éxito, Karina se enfrentó a una cruda realidad. Sin sello discográfico, con un segundo divorcio a sus espaldas, afrontó los 80 “muy sola”. De los Waldo de los Ríos o Rafael Trabuchelli que habían confeccionado sus canciones, pasó a los bolos (palabra que ella detesta) en pueblos pequeños sin una mano que la asesorase. “Fue duro empezar a ir a sitios pequeñitos, bajar presupuestos… Sé bien lo que es tocar fondo”.

Sin embargo, el optimismo de sus canciones, es el optimismo de Karina. En plena gira de despedida, con sus músicos y sin esos playbacks musicales que tuvo que usar hace tres décadas, está feliz de ser abuela, de lo que consiguió y de la gente que se le acerca para decirle que es un mito. Ni siquiera recuerda con acritud o arrepentimiento una época, la de los 90, en la que coqueteó demasiado con la parte más amarillista y cruda de las revistas del corazón. De hecho, odia que pese más esa parte de su vida que la artística, la falta de respeto a la que se ha tenido que enfrentar en demasiadas ocasiones: “Me dicen que es porque yo he hecho cosas para que me lo falten pero yo me he respetado, pero he tenido que hacer cosas por necesidad. Eso es muy distinto a faltarse el respeto a uno mismo. Yo nunca me lo he faltado. En los 90 hubo un ‘boom’ de las exclusivas que te pagaban, que te solucionaban la vida…y una cae en eso. Una no es Santa Teresa del Niño Jesús”.
Una vez superada aquella mala fase, Karina sólo puede dar las gracias. El respeto se lo sigue dando el público que la saluda por la calle, aquel que se enamoró con sus Flechas del Amor, que se emociona con su Yo te diré o que ha soñado con Un mundo nuevo, canción de la que es fan hasta la mismísima Alaska. “Eran canciones amables, las que se llevaban en aquella época. Claro que entonces había canción protesta y follón político, pero mis temas eran para pasar el rato. Además, yo era así, nunca he sido demasiado rebuscada”. El mundo nuevo tras la crudeza del franquismo que anunciaba aquel tema es, seguramente, el que también comunicaba ella misma con sus canciones en aquellos años, los años en los que lo cursi se convertía en arte; cuando parecía que el mundo iba a cambiar y nunca cambió.





(Auguste Rodin)




