Salve Madre

Salve Madre…
Fuiste explendor de sueños tempranos
con todo el amor de tus momentos amados con pasión
y el maternal gozo de un refugio cierto
en nuestras desventuras.

Jardín dorado de la belleza pura
que solo da una madre
en trocitos de alma y cuerpo
fundidos con deseos de ventura
cumplidora extensa y fe de nuestras vidas.

Eterna verdad entre bondades
como sombra protectora
subida siempre al carro de la lucha
de tiempos dificiles y de momentos alegres…

Salve madre en tus deberes reinas
siempre en mis pensamientos
como flor de mi vida
y esperanza nuestra.

Salve, ahora que el barco de tu vida
recala en las tranquilas aguas
de nuestros recuerdos.


Nunca mueren los recuerdos a lomos de la memoria
corren entre pensamientos alegrias y vivencias
en el corazón del tiempo yacen trocitos de gloria.

Nunca mueren los ancestros que ayer su cariño daban
nacidos de sacrificios lágrimas sonrisas llamas
de amor infinito y dulce con la fe que regalaran
Nunca mueren los recuerdos, duermen al lado del alma.

En tu noche

Pude ver ayer la noche entre tus ojos
palpitando cuál tímidas estrellas
que a lo alto tremulan siempre ciertas
para guiar mi camino en las tinieblas.
Pude ver el fulgor de tu mirada
atravesar mi pecho palpitante
como dardo en corazón amante
del color de una rosa enamorada.


Fidel también los hizo en su país
Siempre en nuestra memoria

La rosa

Iba luciendo la rosa de roja pasión vestida,
la luna se paró a verla, pués de sangre parecía.
La flor destellaba ufana, en su arrogancia prendida.
“No te orgullezcas sultana, que pronto llegará el día”.
La luna le replicara viendo como los destellos
del alba la marchitaban y entre susurros decía:
también Narciso fenece, en la desgraciada aurora,
mirándose en la corriente de unas efímeras horas.
Ya caen al suelo los pétalos de nuestra preciada reina,
y el sol crece entre lamentos al ver morir tal belleza.
El baño en Al-andalus

Medina Mayrit es la denominación que el reino de Toledo utilizó entre los siglos VIII y XII para nombrar el enclave en el que hoy se asienta la ciudad de Madrid. Este lugar de encuentro de las tres culturas: musulmana, cristiana y judía, cuyo crisol dio como fruto un extraordinario periodo de riqueza y de crecimiento social y cultural Al-Andalus.

Agua y luz. Tiempo y espacio. Tradición y purificación. Silencioso el influjo de la cultura de Al Andalus ha superado el paso de los siglos para instalar toda su riqueza en el presente.
Estos Baños Árabes se encuentran bajo una estructura de aljibe centenario. Estos han sido recuperados utilizando los materiales típicos de la época para que junto con sus aguas, perfumes y decoración resucitan toda la magia de Al-Andalus.

El Hammam incluye tres salas de agua: tepidarium (sala templada), frigidarium (sala fría), caldarium (sala caliente). El recorrido se completa con una sala de vapor (sauna turca), y de descanso con fuente de té: un ambiente único de luz tenue, aromas singulares y música suave.


Sala de masaje
El la sala de vapor, sauna turca, que a mí me encantó, apenas un minuto y me tuve que salir era una sensación de falta de oxigeno la que sentí que me produjo ansiedad, fuera de la sala más tranquila, con la ayuda de mi amiga Rosa, decidimos volver a entrar. Se recomienda no estar más de diez minutos en su interior, el vapor es tanto que apenas si se puede ver nada, nos sentamos nos relajamos y …el paraíso. Pasados los diez minutos me dio pena tener que salir estaba en la gloria. Y nuestra piel lista para el masaje.
Y una vez limpia y eliminadas las impurezas de nuestra piel, llega el masaje con aceites esenciales… Y cuando salimos a la calle la sensación de limpieza de renovación es total, salimos a otro mundo al bullicio de la calle y al ruido a las prisas..comentamos lo ligeras y lo bien que nos sentimos desde dentro y nuestra piel es seda. Nos prometemos volver hacer esto un par de veces al año. Esta agradable sensación nos acompañó durante unos días.

Se pueden comprar productos relacionados con los baños árabes desde lo albornoces a los aceites etc… y también productor para el te.
El restaurante, tetería Medina Mayrit es el resultado de mezclar las tendencias mas recientes con las más profundas raíces gastronómicas de Al-Andalus, dando lugar a un encuentro intercultural que se aprecia claramente. Recuperan recetas de la rica tradición culinaria de nuestra Península Ibérica, fruto de la convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos como cus cus de verduras, tajine de cordero, salmorejo, ajo blanco, harira o berenjenas a la miel de caña…
Los grandes filósofos árabes dijeron una vez «La danza y la música se expanden, se contraen, calma los movimientos del alma y despierta los estados de ánimo del ser humano»…Es lo que inspira su actividad artística y cultural en los espectáculos de su restaurante.
La tetería ofrece ofrece las bebidas más populares del Al-Andalus medieval, disponen de una gran variedad de tés, infusiones, zumos, cafés preparados, batidos naturales y cócteles que se pueden acompañar de exquisita repostería…
Además, en horario de tetería se pueden jugar partidas de ajedrez o damas con los amigos incluso, en las tardes señaladas, Danzas Orientales, Cuentacuentos y Tarot Medieval.


Algunas materias aromáticas de origen animal, importadas a al-Ándalus desde Oriente.
Almizcle
Llamado en árabe al-misk. Sustancia grasa de intenso olor que se encuentra en una bolsa glandular de un mamífero de la familia de los cérvidos y semejante a la cabra, llamado almizclero, que vive en las montañas del Asia Central.
En al-Ándalus el olor del almizcle fue muy popular, ya que se alude al almizcle frecuentemente en los poemas andalusíes, comparándolo con todo aroma intenso y perfumado.
Un ejemplo es el poeta Ibn A’isa (siglo XI) que concibe al-Ándalus como: «Una tierra de almizcle, una atmósfera de ámbar, (…) y una lluvia fina de agua de rosas».
Ibn Abi Umayya (también poeta del siglo XI) se pregunta si el aroma que intenta descubrir procede: «del almizcle de Darín que la brisa trae como saludo o del ámbar de al-Sihr o de los jardines llenos de flores».
Ámbar gris
Llamado en árabe ‘abir. Sustancia que se encuentra en las vísceras del cachalote. Es sólida, opaca, de olor almizcleño, que se ablanda con el calor de la mano.
Se puede hallar en masas pequeñas y rugosas, sobrenadando las costas del Coromandel (situada al sureste de la India), la isla de Sumatra, la isla de Socotra (Yemen) y la de Madagascar. Era muy utilizado en al-Ándalus en perfumería y en la producción de afrodisíacos.
Al parecer, también se encontraba el ámbar gris en las costas andalusíes del Algarve, según el historiador argelino al-Maqqarí (1591-1634) duraba mucho al ser quemado en pebeteros.
El ámbar gris, como hemos visto más arriba, también sirvió de metáfora perfumada a los poetas andalusíes, como en este caso, al soberano de Almería (al-Mariya), Abu Yahya Mu’izz ad-Daula al-Mu’tasim billah (g. 1052-1091) quien envió a una de sus mujeres una misiva por medio de una paloma, diciendo: «Esta paloma os transmitirá, como prueba de mi afecto, mensajes más olorosos y perfumados que las fragancias del ‘abir (ámbar gris)».
Áloe indio o árbol de la India (aquilasia agalloca)
Originario de la India, cuya madera se ha mencionado en algunas traducciones de textos árabes erróneamente como madera de áloe. Se utilizaba como incienso, por las propiedades aromáticas de su resina, en las mezquitas de La Meca (Arabia) y seguramente también en las de al-Ándalus. Tenía aplicación en la preparación de perfumes y electuarios, vinculándose siempre su utilización a los soberanos, quizá por su elevado coste.
Árbol del incienso (c. abyssinica)
Llamado en árabe lubbán. Se encontraba en Arabia y en África, y de él se extraía una gomorresina de color amarillo rojizo, sabor acre y muy aromática al ser quemada; es el incienso que todos conocemos.
Entre las propiedades terapéuticas del incienso se encontraba el avivar la inteligencia y aumentar la memoria, según Ibn Zuhr, latinizado Avenzoar (1095-1161), médico andalusí que residió un tiempo en El Cairo, autor del Kitab al-taysir fi ad-madawat wa-al-tadbir («Libro que facilita el estudio de la terapéutica y la dieta»), un manual que un siglo más tarde fue traducido al latín consiguiendo una gran difusión.
Sándalo
En Ál-Andalus llamado sandal. Árbol semejante en su aspecto al nogal. Hojas ovales, flores pequeñas y fruto parecido a las cerezas. Su madera es amarilla-marrón y produce un excelente aroma, especialmente al ser quemada.
Originario de las costas de la India, su aceite era muy utilizado en las islas Maldivas como ünguento aromático, según refiere el viajero tangerino Ibn Battuta (1304-1377) —cfr. Ibn Battuta: A través del Islam, Alianza, Madrid, 1988, págs. 676—. El geópono Abu l-Jayr al-Isbilí (siglo XI), natural de Sevilla como indica su nisba, indica que el árbol de sándalo llega a vivir unos ciento cincuenta años.
También con el nombre de sándalo se conoce una planta herbácea olorosa, de poca altura, de hojas pecioaladas y flores rosáceas, originaria de Persia y que se cultivaba en jardines. Es este el llamado sándalo maqasiri, mencionado por Ibn Battuta, que se utilizaba en la elaboración de perfumes y como elemento de higiene para limpiar la boca tras las comidas.
Los productos de embellecimiento
En al-Ándalus, como en el resto del mundo islámico, los perfumes tuvieron una presencia importante. Eran de uso general en todas las clases sociales, y tanto hombres como mujeres los usaban en gran cantidad.
A esto se unía la asistencia al hammam (baño) y los cuidados estéticos que allí se ofrecían. Así fue común en al-Ándalus la utilización de jabones aromáticos, el empleo de aceites y ungüentos corporales, la depilación, el arreglo y el teñido del cabello con alheña; la decoración de manos y pies de las mujeres con alheña (al-henna), exclusivo en las mujeres, así como el perfilado de ojos con sulfuro de antinomio (kohl).
Además de todo ello, el rociado con perfumes de agua de rosas, perfume de azafrán, almizcle, ámbar natural desmenuzado, ámbar negro, etc.

Con hojas de menta
sobre un viejo tronco
vi que un pajarillo
queria cantar
Lloraba de pena,
y en mis manos
le di de beber
aguita del rio
con hojas de menta.
Una rosa lloraba
por un clavel
para que no sufriera
fui y la corte
y al poco tiempo
fui a aquel lugar
y el clavel se habia muerto
de soledad.
Si yo pudiera
mover las manillas
del reloj del tiempo
estaria a tu verita
en este momento,
ay, quien pudiera,
ay, quien pudiera
cerrar los ojitos
que el tiempo pasara
cuando yo mis ojos abriera.
Que me quedé prendido
en el negro de tus ojos
tu quisiste que bailara
a tu aire y a tu antojo
porque me quieres parar
si no se para la tierra
ni los cielos ni la mar.
Manuel Carmona
