Mi patria es todo el mundo.

Ostias

El negocio de la fe

El negocio de la fe
Vida ántes de la vida es igual que muerte ántes de la muerte.

Según las sagradas escrituras En la Biblia, la palabra alma traduce el término hebreo néfesch y el griego psykjé. El término hebreo puede significar literalmente “criatura que respira”, y el griego suele transmitir la idea de “ser vivo”, “persona, individuo”. * Por tanto, puede decirse que el alma se refiere al propio ser, a la criatura o la persona en su totalidad; no a algo que tengamos en nuestro interior y sobreviva a la muerte del cuerpo.
El alma ciertamente puede morir. Decenas de pasajes bíblicos así lo demuestran. He aquí algunos ejemplos.
La Biblia dice: “El alma que peque, ésa morirá” (Ezequiel 18:4, 20, La Biblia de las Américas).
Refiriéndose al castigo que le esperaba al israelita que cometiera alguna de las ofensas más graves, la Ley decía: “Aquella alma será cortada”, o “tajada” (Éxodo 12:15, 19; 31:14, Reina-Valera, 1909; Levítico 7:20, 21, 27, Biblia de Ferrara). En Levítico 19:8, La Biblia de las familias católicas describe el mismo castigo con estas palabras: “Aquella alma perecerá”.

A lo largo de la historia, el hombre ha manifestado en multitud de formas su repugnancia a la idea de extinción total de la conciencia que implica la muerte.

No es ningún secreto que la supervivencia en el más allá ha sido el motor y fundamento de la mayoría de las religiones.
Sin embargo, no deja de ser curioso que en ciertas culturas no haya existido tal expectación de inmortalidad, o por lo menos, de supervivencia post mortem. Así, por ejemplo, los hebreos inicialmente no incluían en su doctrina la creencia en un alma inmortal. Sola­mente después de su estancia en Egipto, surge en ellos el concepto de la inmortalidad. A pesar de esto, ciertas sectas judías, como la de los saduceos, rechazaban la existencia de un alma eterna ya por la época de Jesucristo.
La mayor parte de las religiones modernas postulan la inmortalidad del alma como una cuestión de fe, y la evidencia que presentan al respecto se basa siem­pre en manifestaciones abiertamente milagrosas o sobrenaturales. No obstante, ha surgido un grupo, cuyas ideas han alcanzada cierta difusión en los últimos diez años, que afirma poseer pruebas científicas de que existe la supervivencia conciente del individuo después del momento de la muerte.
Este grupo, que cuenta con el apoyo oficial de la revista Reader’s Digest, ha iniciado un movimiento casi místico con fuertes tintes seudocientíficos. Su iniciador fue Raymond Moody, norteamericano que, en 1975, lanzó su éxito de librería denominado Vida después de la vida.

Moody, quien es médico siquiatra, basa sus hipótesis en la descripción de las experiencias de un gran número de casos de pacientes que han sufrido la llama­da muerte clínica al ser sometidos a operaciones quirúrgicas o al haber sido víctimas de accidentes o traumatismos.
Moody describe una experiencia mortal típica como sigue: En el momento de mayor incomodidad el paciente, semiinconsciente, escucha que el médico lo decla­ra muerto. A continuación percibe un molesto y fuerte zumbido y se siente absorbido y arrastrado a lo largo de un profundo túnel.
Es entonces que se da cuenta que posé un nuevo cuerpo, con poderes muy distintos, y que puede ver a su antiguo cuerpo yaciendo en el lecho, rodeado del equipo médico de resucitación. Su punto de vista está muy por encima y alejado de su ya inminente cadáver. Puede observar a sus parientes y amigos fallecidos y se encuentra con un ser muy luminoso, un espíritu “cálido” y amable el cual le ayuda a rememorar, en forma instantánea, los acontecimientos de su vida pasada. Se apodera de él una sensación de sapiencia total… la sabiduría de siglos. Finalmente, alcanza una barrera, en la que, contra su voluntad, se le hace volver a su hospitalizado cuerpo. Después de ser revivido, el sujeto queda muy afectado emocionalmente y pierde el temor a la muerte.
Alcock, El sicólogo James E. Alcock se ha encargado de investigar lo que hay de realidad en las afirmaciones de Moody y de otros impulsares de las teorías de la vida después de la vida, como Currie, Osis, Haraldsson y Kubler-Ross.



Primeramente, Alcock descubrió que las encuestas que supuestamente apoyaban estas ideas adolecían de muchos defectos metodológicos. Por ejemplo, los cuestionarios se dirigían a los médicos y a las enfermeras, y no a los pacientes. Se les preguntaba en general si sus pacientes habían visto tal cosa u otra al estar al borde de la muerte. De esto lo única que se puede deducir es que algunos médicos recuerdan a algunos pacientes que tuvieron algunas experiencias de seudo­muerte.
También detectó Alcock que Moody mismo acepta que hay pacientes que describen las mismas experien­cias en situaciones en las que la vida no estaba en peligro. Esto lo explica Moody diciendo que las drogas, medicamentos y las experiencias místicas pueden llegar a “disparar el mecanismo que deja escapar el alma del cuerpo”.
Alcock describe también las condiciones del organismo y de la mente cuando se encuentra el individuo en estada de sueño ligero (hipnagógico).

En esta situación la mente puede formar imágenes como figuras geométricas, luces, colores brillantes, rostros humanos conocidos o desconocidos y hasta paisajes bellos y grandiosos.
También revisa Alcock las investigaciones que se han realizado sobre las alucinaciones que se sufren bajo la influencia de diversas drogas o en estados de alteración nerviosa grave. Alcock halló pruebas de que una de las imágenes más comunes que surgen es la del túnel y la de una revisión mental panorámica de acontecimientos de la vida pasada del paciente. No hay duda de que las alucinaciones ordinarias contienen todos los elementos descritos por Moody como visiones del más allá.
Finalmente, se puede llamar la atención acerca de la naturaleza profundamente influenciada por aspectos culturales que tienen las experiencias de casi muerte.

Un anciano blanco, barbado, vestido con una túnica, canoso y de ojos azules le pregunta al presunto difunto: “¿Qué has hecho de tu vida, hijo mío?”… Esto suena lógico para un norteamericano de la clase media. Pero si se trata de un niño etiope que ha muerto de hambre a los ocho años de edad… ¿también llegará el anciano caucásico a preguntarle cómo aprovechó su vida?…
Alcock concluye su análisis señalando algunos riesgos que involucran esta y otras creencias seudocientificas similares. Existe por lo menas un caso documentado de un suicidio, el de una madre que intentó confiadamente reunirse con su hija fallecida, influenciada par las ideas de Moody y socios.
Hay también algo más que molesta a Alcock, y es la extraña necesidad que tienen quienes impulsan esta mistificación de obtener evidencia sólida para apoyar su fe religiosa, engañando al lego con fines claramente proselitistas.
Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz.
2 Corintios 11:14

y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:32
Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? Marcos 8:36

La monja carmelita Charlotte Wells destapó rituales de iniciación y sacrificios satánicos en convento y El Vaticano

El Mago
(Audio)

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Nada hay cuidadosamente ocultado que no haya de revelarse
ni secreto que no llegue a saberse”. Evangelio de Lucas 12:2

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Los Ateos son gente honrada

“El Papa no cree en dios; ¿Han visto algún prestidigitador que crea en la magia?”

LOS ATEOS SON BUENAS PERSONAS

Por supuesto, igual que pensamos que los cristianos podemos ser malas personas. De todo hay tanto entre ateos como entre creyentes.

Para empezar, recuerda que la Iglesia afirma que hay una moral natural, una inclinación del hombre a hacer el bien, una conciencia del bien y del mal, así que incluso sin religión el hombre nace con una moral. Por lo tanto los ateos no caminan a ciegas, pueden distinguir el bien del mal.

Más aún, en nuestras sociedades cristianas la mayoría de los ateos han sido educados como cristianos, de modo que sus esquemas mentales fueron forjados en el cristianismo aunque luego hayan abandonado su fe. O si no, casi seguro fueron educados por ateos que recibieron una educación cristiana, con lo cual también les transmitieron unos valores y una moral impregnada de cristianismo, aunque sin Dios. O si durante varias generaciones todos sus ancestros hubieran sido ateos (cosa altamente improbable), serían ateos criados en una sociedad impregnada de valores cristianos, así que sea como sea han recibido directa, indirectamente o por el ambiente, una formación moral basada en la religión. Aún rechazando a Dios, un ateo “decente” difícilmente va a rechazar la idea de que amar al prójimo y hacerle bien no sea mejor que odiarle y dañarle. Podemos decir que los ateos occidentales son “ateos cristianos”. Si a esto le sumamos lo antes comentado sobre la moral natural, entenderemos que un ateo tiene sobrada ocasión de convertirse en buena persona si su voluntad y sus circunstancias así lo quieren.

Pero entonces ¿cuál es la diferencia? Pues yo la resumiría en dos puntos fundamentales:

Punto uno

La conciencia, la moral natural, se puede pervertir sin excesiva dificultad. Nacemos con un concepto del bien y del mal, pero la sociedad puede pervertir ese concepto y torcerlo hasta deformarlo o incluso transformarlo en su opuesto. Para entenderlo mejor te pondré un claro ejemplo. Tal vez el instinto natural más fuerte, después de los relacionados con la supervivencia, sea el del deseo sexual. La mayoría de los hombres nacen con un instinto que les empuja a desear a las mujeres (o al menos a una) y viceversa. Y sin embargo la sociedad puede torcer ese instinto. La prueba la tenemos en la sociedad espartana, donde la gran mayoría de la población tenía comportamientos homosexuales (o al menos bisexuales) como algo normal (y luego dicen ahora que eso se nace, no se hace, ¿será que los espartanos tenían todos un cromosoma gay?). Más aún, el instinto de supervivencia, el más fuerte, se puede también torcer por motivos sociales, y ahí tenemos por ejemplo a quienes se dejan morir en una huelga de hambre, o se queman a lo bonzo, o se matan haciendo de kamikazes, o como en ciertas tribus, se dejan morir a determinada edad, etc. Si instintos tan fuertes como el de la supervivencia o el sexo se pueden torcer, pues más aún un instinto menos fuerte y más abstracto como es el de la moral natural.

De ese modo, si bien los ateos están aún en mayor o menos medida impregnados de la moral religiosa que les rodea, en un entorno mayoritariamente ateo sería cuestión de tiempo que esa influencia ajena desapareciera del todo, y entonces la sociedad que ellos irían modelando iría creando (como ya está sucediendo) su propia moral que podría irse alejando sin rumbo por caminos hoy inimaginables. Los creyentes, por el contrario, no sólo tenemos la moral natural, sino una moral externa, objetiva y en esencia inmutable, porque aceptamos unas normas morales externas a nosotros mismos que serían las normas dictadas por Dios, en sintonía con las naturales (pues ambas vienen de Dios), lo que no sólo garantiza conservar esa moral sino que crea armonía y no conflicto en el creyente, que normalmente no tendrá que elegir entre lo que Dios le pide y lo que su conciencia o intuición le exige (excepto cuando hay dilemas en donde dos bienes excluyentes entren en conflicto).

Las pintadas que dejaron sobre las paredes de la Catedral.

Si yo, estando convencido de que debo ser santo, soy un gran pecador, ¿cuánto más no lo sería yo si mi ideal no fuera tan alto y no viniera de tan alta autoridad? Habrá muchos ateos mejores que yo, pero si yo fuera ateo no sería mejor de lo que soy ahora, sería peor, pues siendo yo y no Dios el juez supremo de mi moral, no me resultaría difícil autojustificarme continuamente. La fe y la moral cristiana no hacen al hombre peor, lo hacen mejor.

De este modo se podría llegar con el tiempo a una situación en la cual la moral del creyente y la moral del ateo sean tan diferentes que nosotros los veremos a ellos como malvados, pero ellos a nosotros también. De hecho eso ya está empezando a pasar. Por ejemplo aquí abortar antes era matar a un niño, luego pasó a ser un asunto de conciencia personal (cada uno que elija lo que quiera), y ahora ya hay muchos ateos que consideran que si te dicen que tu niño podría nacer con malformaciones o con un retraso mortal, tu deber moral es matarlo, y si aún así eliges tenerlo eso es un acto de crueldad; es decir, ahora el que protege la vida del niño puede ser, a ojos de ellos, un malvado por no matarlo.

Llegados a ese punto la moral no tiene ningún valor por sí misma y sería, como las leyes, el fruto de una decisión social, donde lo que diga la mayoría (o incluso la minoría con el poder) sería lo moralmente correcto hoy, pero podría ser malvado mañana si deciden cambiar las reglas del juego. Todos sabemos bien la tendencia y la capacidad humana para justificarnos y cambiar nuestras ideas cuando el mantenernos firmes nos supone un grave perjuicio; imagina con qué facilidad podemos hacerlo si la moral fuera relativa, un simple producto del consenso social. La vida así se convierte en un juego absurdo donde todo es relativo y opinable, sin que haya nada por lo que merezca luchar ni esforzarse, pues nada tiene valor a menos que decidamos dárselo, y la conveniencia personal moldearía nuestra moral personal para evitar conflictos. A lo mejor estoy en contra del aborto pero, ¿y si no abortar supondrá complicar mi vida para siempre? Cuando es Dios el que me lo prohíbe podría aceptar la complicación, porque tengo la seguridad de que abortar es un asesinato, y porque si lo hiciera tendría que rendir cuentas por ello ante Dios, pero si la decisión depende sólo de lo que yo piense, estoy seguro que empezaría a pensar inmediatamente que en el fondo, los abortistas deben tener razón al decir que el niño que no ha nacido ni es niño ni es nada, y no tiene sentido complicarse tanto la vida por algo que es relativo y mutable. Mucha certeza necesitaría yo para sacrificarme en ese caso, pero sin Dios y con una moral relativa, creo que no encontraría motivos para hacerlo. Y como digo aborto digo igualmente muchas otras acciones morales en caso de suponerme un gran sacrificio.

No hay texto alternativo automático disponible.

Punto dos

Nosotros tenemos a Dios, ellos no, pues han elegido no tenerlo. El verdadero creyente no tiene una fe igual que se tiene una ideología política o un equipo de fútbol favorito (aunque los hay que parecen vivirlo así). El verdadero creyente tiene una vivencia y una visión del mundo basada en esa vivencia. Dios no es sólo un concepto que aceptamos o defendemos como si de una idea política se tratase, Dios es lo que da sentido a nuestra vida, lo que explica nuestra existencia, el objetivo de nuestro camino, el principio y el fin de todo. Eso nos permite vivir la vida sabiendo que todo tiene sentido, que nuestra vida tiene sentido, que todo lo que nos pasa tiene sentido, y que es un sentido positivo.

Cuando las cosas nos van mal, cuando sufrimos, sabemos que aunque no entendamos por qué, hay un sentido positivo en todo ello, y que podemos apoyarnos en un Dios que nos ama y nos cuida y es nuestra fuerza. No estamos solos ni nadando en el caos absurdo, no somos peleles sacudidos por el ciego azar del universo, somos actores en una historia de salvación diseñada para que desempeñemos correctamente nuestro papel, y lo que hagamos marca una diferencia, tiene sentido y responsabilidad desde nuestro primer paso hasta nuestro último aliento; tanto nosotros como la humanidad caminamos hacia un sitio, siguiendo un plan.

Eso hace que entre el ateo convencido y el verdadero creyente haya una diferencia abismal. En medio de ambos están los creyentes de boquilla o de simple tradición o de simple inercia o pereza (por no plantearme otra cosa), que según tengan más o menos fe, estarán más hacia un lado o hacia otro. Estos creyentes templados aceptan la verdad de la fe pero no la vivencia de la experiencia religiosa; algunos creen en Dios pero igual que creen que existe Australia, sin que eso tenga ningún impacto en su vida. El valor transformador de nuestra fe se ve principalmente en los cristianos que la viven, no tanto en aquéllos que simplemente la aceptan como concepto intelectual, y menos aún en los creyentes de boquilla que, si escarbas un poco, resulta que no creen en nada.

Una vez dijeron en la tele que en un estudio “científico” (¿en serio?) se había demostrado que los creyentes no eran más felices que los no creyentes (parece casi como decir que los niños huérfanos son igual de felices que los que tienen padre y madre). Suponiendo que ese estudio fuese serio y el resultado verdadero, no puedo creerme que el verdadero creyente que tiene a Dios sea igual de feliz o infeliz que quien no lo tiene, pero si consideras creyente a todo aquél que marca la casilla de Sí cuando le preguntan si cree en Dios, entonces se te meten en el cajón de “creyentes” también personas que tienen su fe como una ideología teórica pero que ni vive su fe ni tiene una relación con Dios, y en ese caso, viven su vida igual que si fueran ateos. Más que “un estudio científico” (del que no se ofreció el más mínimo dato) parece un estudio tendencioso con una divulgación interesada. Aún recuerdo lo feliz que parecía la presentadora de las noticias de la tele cuando explicó este “descubrimiento”.

EN LAS GUERRAS DE RELIGIONES SE MATÓ EN NOMBRE DE DIOS PERO EL ATEÍSMO NUNCA MATÓ EN NOMBRE DEL ATEÍSMO

Sí, eso se oye mucho pero disculpa si me da la risa. Los ateos, como hemos explicado, se creen neutros y por tanto observan cómo los creyentes se matan o se han matado entre sí como si eso no fuera con ellos. La religión es mala, crea conflictos, odios, se mata en nombre de Dios, así que suprimamos a Dios y a la religión y se acabará el conflicto, todos tranquilos y bondadosos amándonos los unos a los otros. Puesto que el ateísmo ha crecido mucho en el siglo XX, parece que de igual modo debería haberlo hecho la paz y la concordia. Pero no, ha sido justo al revés.

Como los creyentes se creen tolerantes (la intolerancia sería un rasgo del homo religiosus), por supuesto ellos no hacen daño a nadie por ser ateos, pues el ateísmo, una vez más, es neutro y no se puede actuar en nombre de la nada.

Esa es la teoría, la práctica es bien distinta, pues como hemos dicho, ni el ateísmo es neutro, sino una cosmología (visión del mundo) más, ni es tolerante por ser ateísmo. El fanático busca imponer sus ideas y creencias a los demás, y si tiene poder logra hacerlo, así que si es cristiano querrá imponer su cristianismo y si es ateo querrá imponer su ateísmo, con la diferencia de que un cristiano tendrá que traicionar a su fe para oprimir al prójimo mientras que un ateo, si quiere, puede cambiar su moral para que oprimir al prójimo sea perfectamente adecuado cuando le interesa, o si no que se lo pregunten a Hitler, por ejemplo (por cierto, ¿de dónde ha salido el extendido bulo de que el Hitler del nazismo era cristiano?).

En las guerras las personas, y menos aún los estados, no suelen admitir que sus motivos son simplemente el odio o las ansias de poder o riquezas. En la antigüedad sí se decía a las claras que esos motivos eran los que guiaban sus guerras, pues eran considerados motivos legítimos, el orgullo de demostrar que eras el más fuerte. El cristianismo invalidó esos motivos, pues un principio básico de nuestra fe es el amor al prójimo y el evitar oprimirle, así que decir que luchabas contra otra nación por pura codicia estaba como mínimo mal visto. Y entonces dejaron de usarse esos argumentos (en el occidente cristiano) y se empezó a buscar excusas que disfrazaran los verdaderos motivos bajo el manto de otros ideales nobles que resultaran legítimos.

Cuando la sociedad era teocéntrica el valor máximo era Dios, así que se utilizó el nombre de Dios para justificar las guerras (lo hacemos por Dios, o por extender su mensaje, o por recuperar su tierra, o por…), lo mismo que hoy siguen haciendo las sociedades teocéntricas islámicas. Pero cuando Dios perdió valor y se ensalzaron otros valores, se pasó a utilizar esos otros valores para justificar las guerras, y entonces ya no luchabas contra otra nación para extender la palabra de Dios o expulsar al infiel o perseguir la herejía, sino para extender la democracia, para liberar a los oprimidos y cosas por el estilo. ¿Acaso no son esos los motivos que se han argumentado en casi todas las guerras occidentales del siglo XX y XXI?

¿Matar en nombre de Dios? ¡Qué barbaridad! Cierto, pero ¿acaso no es igual de bárbaro bombardear ciudades enteras y masacrar civiles en países como Irak con la excusa de liberarlos de la opresión, con el resultado de quitarles un dictador, sumirles en el caos y la ruina y terminar arrojándoles en manos de terroristas que continuaron oprimiéndoles y masacrándoles pero encima sumidos en la pobreza y el caos? Y en medio de todo eso ninguna potencia reclamó el verdadero motivo de la guerra: quitarles el petróleo y ganar millones de dólares reconstruyendo con nuestras empresas lo que nosotros mismos hemos destruidos. Si Dios es malo por ser causa de guerras, ¿será la democracia mala por el mismo motivo? Como vemos, quitar a Dios de los gobiernos no ha hecho que las guerras disminuyan (nunca ha habido tantas guerras ni tan tremendas como las del siglo XX y XXI), así que al parecer el problema no era la religión, sino la codicia humana.

Pero además de eso tenemos que los ateos sí han matado, masacrado, oprimido, perseguido y hasta hecho guerras en nombre del ateísmo. Cualquier opresión, persecución, discriminación, daño, desprecio, asesinato o guerra realizada contra gente por ser creyentes es una guerra, opresión, discriminación, etc. en nombre del ateísmo, pues lo que se busca con esos métodos violentos (sean físicos o mentales) es imponer el ateísmo a la sociedad, para lo cual es necesario el exterminio de los que creen en Dios o al menos el exterminio de la creencia en Dios.

En los sitios donde los ateos han llegado al poder absoluto podemos encontrar muchos ejemplos de esto. La Rusia soviética y todos los estados comunistas en general de ayer y de hoy (la China de Mao y la de hoy, la Camboya de los jemeres rojos, las dictaduras comunistas del este de Europa y de otras partes del mundo, etc.) han llevado a cabo labores de represión de los creyentes, buscando su “neutralización” o eliminación (asesinato) o presionándolos de modo fuerte o sutil (aquí incluiríamos también a la mayoría de los Estados occidentales actuales) para eliminar sus creencias. Simplemente contando las personas que han sido asesinadas por ateos a causa de ser creyente tendríamos en el siglo XX y XXI a millones (y hoy la persecución y el exterminio continúan).

Y no sólo está la represión interna, sino que muchas dictaduras ateas han hecho guerras o apoyado guerras o promovido guerras en la sombra (sobre todo Rusia) con el objetivo de extender el comunismo a otros países, y con ello el ateísmo, pues al parecer va en el mismo paquete. Así que los ateos hacían (y hacen) guerras para extender su cosmología del mismo modo que los creyentes que hacen guerra en nombre de su religión lo hacían (al menos en teoría) para extender la suya. Los cristianos de las cruzadas mataban en nombre de Dios y los comunistas en nombre del pueblo, de ese mismo pueblo al que al parecer querían liberar oprimiéndolo, como hizo Rusia con los países del Este de Europa y muchos más. Que le pregunten a un polaco o un húngaro de 80 años si agradece a Rusia que les liberara y les tuviera durante décadas “liberados”.

En España, muchos de los ateos que gritan que la Iglesia mataba gente hace nosecuantos siglos se sienten herederos de los republicanos de antes de la dictadura, los mismos que antes y durante la Guerra Civil mataron a miles de sacerdotes y religiosos (casi 7.000 en total, sólo del clero) con la excusa de que así liberaban al pueblo de la opresión de la Iglesia. Muchas diócesis perdieron asesinados el 50% de sus sacerdotes, algunas llegaron a perder hasta el 86%. Pero claro, ellos no mataban a cristianos por odio, lo hacían por amor al prójimo, para liberarlos (como los rusos), y como la mayoría de la población no se dejaba liberar de su fe, reprimían todo elemento religioso para que los pobrecitos dejaran de sufrir. Hasta decir “adiós” quedó prohibido en territorio republicano (comunista), no fuera que eso le recordara a alguien que Dios seguía por allí. Ellos eran tolerantes, los creyentes intolerantes; los creyentes mataban porque eran creyentes, ellos mataban por amor al prójimo. ¿Mataban por ser ateos, por odio a la religión? ¡No por Tutatis!, ese tipo de cosas sólo lo hacen los creyentes, ellos mataban por amor a los hombres. Perdón, y también a las mujeres.

Resumiendo, ¿matan o hacen guerras los ateos en nombre del ateísmo? Vale, tal vez no lo hagan diciendo “lo hacemos en nombre del ateísmo” (hoy quedaría fatal), pero algunos sí lo hacen por el bien del ateísmo y por odiar al que no piensa como ellos. Llámalo como quieras, eso no cambia las cosas. Tampoco a ningún cristiano se le ocurriría hoy matar “en nombre de Dios”, las cosas han cambiado mucho y eso quedaría fatal, y afortunadamente si los ateos en ese sentido son herederos de la barbarie de siempre, los cristianos hemos madurado lo suficiente como para que nos resulte impensable matar utilizando a Dios como excusa o bandera, si es que alguna vez lo fue en realidad. Aparte de eso, creo que la naturaleza del hombre en esencia será siempre igual, no hay ninguna religión ni ideología que por la sola fuerza de sus ideas consiga que el ser humano se transforme ni ahora ni en el futuro en un inocente angelito, o que una sociedad se transforme en un remanso de paz y amor para todos, aunque hay ideas que ayudan a superar nuestros defectos y otras que ayudan poco, nada o incluso que nos empujan a depravarnos más.

Yo, como cristiano, creo que esa utopía de paz y amor llegará algún día, pero no como resultado del esfuerzo del hombre sino por el poder de Dios, tal como se nos prometió, pero sin esa actuación de Dios, ni siquiera los ideales cristianos serían suficientes para conseguirlo, cuanto más unos ideales que en el fondo, al menos a largo plazo, son de la misma naturaleza que los principios de Groucho Marx (Damas y caballeros, estos son mis ideales, y si no me gustan, tengo otros).

EXORTACIÓN FINAL

No entremos en si los cristianos somos hoy mejores personas o no, pues en eso será difícil ponernos todos de acuerdo, pero desde luego no podemos consentir que nos acusen de todos los males de la humanidad mientras ellos se presentan como santos, perdón, como ciudadanos ejemplares y representantes de algo así como una nueva fase de perfección en la evolución humana. Nadie puede negarnos el derecho a exigir el mismo respeto que se concede a los demás, a no permitir que sigamos siendo ignorados, despreciados, ridiculizados y pisoteados como ciudadanos de tercera, a no consentir que borren nuestra fe de la plaza pública mientras la llenan de otros símbolos de su ideología. Hay que exigir al Estado respeto y protección, como ciudadanos que somos, a nuestra jerarquía que nos defienda con valentía y sin concesiones que socaven nuestros valores, y a nosotros mismos dignidad, valor, orgullo por lo que somos y reivindicación de nuestro lugar en la sociedad. El espacio público también es nuestro por justicia y por derecho, no podemos ir entregando todo en manos del ateísmo como si fuera imposible o inútil actuar de otro modo. Basta ya de seguir dejándonos pisotear. Pon tu granito de arena y comparte esto.

Me estoy aburriendo

España, el quinto país del mundo con mayor número de ateos

Según revela un estudio de WIN/Gallup International, casi dos terceras partes de la población mundial (63%) se declaran creyentes, muy lejos del 37% de España y del 35% que no asegura no cree en ningún Dios. En sentido, el país más religioso del mundo es Tailandia, con un 94% de la población que se considera creyente. En él, la religión predominante es el budismo Theravāda, practicado por el 95% de la población. Los musulmanes, los cristianos y los judíos completan el 5% restante. Solo el 1% se confesó ateo.


Podemos vivir sin religión, ya que esta no exitiría sin nosotros

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Deus Sive Natura
Este segundo video sobre la filosofía de Spinoza está dedicado a su famoso Deus Sive Natura, es decir, Dios o Naturaleza. Abordamos la definición de Spinoza de Dios, sustancia, partículas y naturaleza (Naturing vs. Natured) mediante la facturación de Albert Einstein y Gilles Deleuze.
This second video on Spinoza’s philosophy is dedicated to his famous Deus SIve Natura, that is to say, God or Nature. We’ll tackle Spinoza’s definition of God, Substance, Particles and Nature (Naturing vs. Natured) by invoquing Albert EInstein and Gilles Deleuze.


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Τίποτα δεν είναι κρυμμένο προσεκτικά και δεν πρέπει να αποκαλυφθεί
κανένα μυστικό που δεν έρχεται να γίνει γνωστό. » Ευαγγέλιο του Λουκά 12: 2

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¿Cristianos?

La pocilga de la Iglesia catolica

Desde que nacemos se nos inculca el temor frente a poderes terrenales y no terrenales, esto ocasiona que el hombre se convierta en un ser religioso autómata, incapaz de pensar y revelarse de la telaraña de fanatismos, dogmas y engaños que ha creado para su propio beneficio esta gran araña negra que es la Iglesia Católica.

Actualmente la Iglesia persiste en imponer sus ritos, creencias y dogmas trasnochados utilizando las mismas tácticas para someter psicológicamente a las mentes débiles y a todos los que aun sin querer, hacen causa común con esta cúpula mafiosa de la peor calaña.

Este dogmatismo hipócrita, ha motivado que la Iglesia sea numéricamente grande pero espiritualmente nula. Utilizando como principal artimaña, el bautismo involuntario de las personas, los niños son bautizados sin que ellos mismos sean concientes de lo que le estan haciendo, condenandolos a ser de por vida unos titeres mas de la Iglesia. Pero ha motivado tambien su fraccionamiento al ser el cristianismo la religión mas dividida en sectas y sucursales.

El Vaticano, que constituye el símbolo de la corrupción, el crimen y la mentira en el mundo, desde que se formó, ha creado un imperio de miedo fanatismo y terror que le ha sido muy util para llevar a cabo acciones abominables como la forzada cristianización, como en el caso de las cruzadas, la conquista de America y de África, su lucha sangrienta contra la mal llamada herejía, su instigamiento y participación en guerras y crímenes a lo largo de la historia.

En el año 311, el emperador Constantino se convierte al cristianismo, para tratar de ocultar sus crímenes, las jerarquías cristianas se convirtieron en la cohartada esculpatoria que justificaba y bendecía los intereses de las castas dominantes.

Año 314, con Galerio, Licinio y Constantino, la Iglesia sella con el Estado una estrecha alianza que se prolongara por siempre. En el “Edicto de Milán” los obispos decretan en Arles la condena eterna de cualquier asomo de duda o rebeldía.

Luego el alto clero cristiano asumió la posesión de grandes extensiones de tierra y a quienes le hicieran resistencia condenaban como “herejes” y les expropiaban sus propiedades. Se inicia una persecución inmisericorde contra todo lo que pusiera en duda los dogmas y la conducta de esa horrenda casta jerárquica cristiana.

Uno de los que argumentaron la necesidad de estos tratos violentos, torturas y exterminio físico de los herejes fue Agustín de Tagarte (345-430) doctor y padre de la Iglesia, para el era mejor quemar a un hereje que abandonarlo en sus errores.

Jerónimo, otro padre de la Iglesia, exhortaba a liquidar a un tal Vigilancio, en nombre de la salvación de su alma.

En el año 382, Teodosio I, suscribió varios edictos y persecuciones contra maniqueos y paganos donde se contemplaban condenas de muerte y confiscación de bienes. Se iba creando así lo que en el futuro seria la santa Inquisición.

La persecución a la que fueron sometidos los cristianos gnósticos, quienes fueron denunciados viciosamente como herejes, mientras que sus libros sagrados eran robados y quemados. Los gnósticos hacían una distinción entre el Padre Celestial y el dios de la Biblia Hebrea, Yahvé o Jehová, mientras que la Iglesia confunde a Yahvé o Jehová, con el Dios Absoluto.

Año 415, el obispo de Alejandria, Cirilo I, fue el verdugo de Hipatia. Ordenó a monjes para que la emboscaran, estos la violaron, torturaron, sus tendones fueron cortados con afiladas conchas y finalmente fue descoyuntada. El pecado de Hipatia fue haber sido hermosa, filósofa neoplatónica y maestra de matemáticas.

Esta Iglesia, supuesta seguidora de Jesús, no tuvo reparos en llevar a la hoguera a ciemtos de miles de mujeres inocentes acusadas de brujería, o de haber cometido pecados carnales.

Siglo XV: Cruzada contra los Husitas implicando acciones militares contra los partidarios de Jan Hus en Bohemia durante el período comprendido entre 1420 hasta casi 1434. Estos fueron los primeros combates en Europa en los que las armas portátiles de fuego, como los mosquetes, tuvieron una contribución decisiva.

El movimiento husita asumió un carácter revolucionario desde el momento en que Jan Hus fue asesinado en Constanza el 6 de julio de 1415. Los caballeros y nobles de Bohemia, que estaban a favor de la reforma de la Iglesia, enviaron al Concilio de Constanza, el 2 de septiembre de 1415, una protesta conocida como la «prostestaio Bohemorum» condenando la ejecución de Hus con las palabras más duras. La actitud del emperador Segismundo fue la de enviar, a su vez, unas cartas a Bohemia declarando que aniquilaría de inmediato a todos los wyclifistas y husitas, lo que enfureció al pueblo.
Las revueltas se produjeron en diversas partes de Bohemia. miles de muertos.

En 1.538 el Papa Pablo III declara una cruzada contra la Inglaterra apostata y declara a todos los ingleses esclavos de la Iglesia (afortunadamente no tuvieron el poder para enforzar el decreto).

1568 La Inquisición española ordena el exterminio de tres millones de rebeldes en Holanda (en esa época española).

Entre 5.000 y 6.000 protestantes fueron ahogados por las tropas españolas católicas, «un desastre que los burghers of Emden se dieron cuenta por los miles de sombreros holandeses que flotaban».

En 1.562 estalló en Francia una guerra civil religiosa intermitente, que duró hasta 1.572. El acontecimiento más destacado de esta, fue la matanza de San Bartolomé, que ocurrió en París la noche del 24 de agosto de 1.572, donde los católicos irrumpen contra los hugonotes, (protestantes) arrancándolos de sus camas los degollaron, agarrotaron o mataron a tiros. El asesinato en masa dejó esa noche a unos 3.000 hugonotes muertos, en las semanas siguientes la orgía de muerte que llevaban a cabo los católicos continuo en las provincias, acabando con la vida de al menos unos 20.000 hugonotes mas. Toda esta matanza fue ordenada por el Papa Pio V.

Las fortunas y bienes de los judíos y musulmanes en las Cruzadas, pasaron a ser propiedad de la Iglesia.

La fortuna del Vaticano fue acumulada en gran parte por el saqueo a las victimas de genocidios, como el de los Incas. También obtubo inmensos ingresos de los protestantes, judíos y musulmanes cuyos bienes tras sus asesinatos eran embargados durante toda la historia de la Inquisición.

Los conquistadores de España destruyeron el Popol Vuh de los aztecas, a quienes encarcelaron, torturaron y mataron en nombre de su dios cristiano, robando así enormes fortunas de oro para luego, derrocharlo en guerras de conquista europeas.

El 17 de febrero de 1.601 la plaza romana de Campo dei fiori veia como Giordano Bruno, despojado de sus ropas y atado a un palo, con la lengua aferrada en una prensa de madera para que no pudiese hablar, fue quemado vivo, al igual que sus trabajos, en cumplimiento de la sentencia dictada pocos días antes por el tribunal romano de la Inquisición, tras un largo y tortuoso proceso iniciado en Venecia en 1.592 que lo declaro hereje, impertinente y obstinado.

Giordano Bruno rechazaba la influencia de la Iglesia en la política, realizo una reforma cosmológica, apoyaba el heliocentrismo, la idea del movimiento de la Tierra, el universo infinito y la pluralidad de los mundos animados.

Creía también en que Dios era el alma del universo y que las cosas materiales no son mas que manifestaciones de un único principio infinito. Fue el primer Panteísta, doctrina en la que se cree que dios es todo el Universo y no una personalidad.

La Iglesia puede sacarse de encima el caso de Galileo con una suave y condescendiente explicación. Bruno se le queda en la garganta. En el siglo XIX se erigió una estatua dedicada a la libertad de pensamiento en el lugar donde tuvo lugar su martirio.

Galileo Galilei, en 1.633 fue condenado como hereje por la santa Inquisición, Galileo fue torturado y sometido a vejámenes. Fue obligado a vestir traje de penitencia y con la mano sobre la Biblia recitar la horrible formula de abjuración “Abjuro, maldigo y detesto los citados errores y herejías…”. La arrogante Iglesia humilló el honor de Galileo y se atribuyo el derecho de decidir sobre la ciencia (es algo que actualmente lo sigue haciendo. La única falta de Galileo fue apoyar el modelo heliocéntrico de Copernico, en el cual la Tierra giraba alrededor del Sol, según la Iglesia, en ese entonces esta hipótesis iba en contra de la Biblia, como lo había sido siglos antes la tierra plana.

Siglo XVII: Los católicos matan a Gaspard de Coligny, un líder protestante. Después de asesinarlo, la horda católica mutila su cuerpo, «cortándole su cabeza, sus manos y sus genitales… después lo tiran al río, mas tarde, decidiendo que no era digno de ser comido por los peces, es sacado del agua y arrastrando lo que quedaba… lo llevan a Montfaulcon, para ser carne de carroña, gusanos y cuervos».

Siglo XVII: Los católicos saquean la ciudad de Magdeburg (Alemania). Alrededor de 30.000 protestantes muertos. «En una sola iglesia 50 mujeres fueron encontradas decapitadas,» cuenta el poeta Friedrich Schiller, «y los infantes se encontraban todavía en los pechos de sus madres muertas».

El mismo siglo urante la guerra de los 30 años (entre católicos y protestantes) al lo menos el 40% de la población es muerta, en su mayoría en Alemania.

San Ambrosio, obispo de Milán, durante el imperio de Teodosio, instigo al primer incendio de una sinagoga en Kallinikon (hoy Raqqa, Irán), el santo declaró haber dado la orden, ya que los judíos eran merecedores de la muerte. Los ejecutores de la orden fueron monjes, hombres brutales que en los siglos III y IV mas que santos eran bestias violentas y asesinos.

Miles de hombres, mujeres y niños fueron victimas violadas, torturadas y asesinadas en nombre de Dios durante la conquista de América, donde a los nativos que sobrevivieron se les anuló su cultura y su religión.

Más asesinatos durante la Guerra Civil Española, siendo ejecutado todo aquel que no compartía los dogmas católicos.

La Iglesia Católica bendijo la tortura y el asesinato de rojos durante el franquismo que llevó a las cunetas a mas de 400.000 muertos.

Participación durante la Segunda Guerra Mundial, en el expolio de oro judío que fue a parar a las arcas del Vaticano.

La connivencia del Papa Pio XII y de la jerarquía cristiana con Hitler al comenzar la II Guerra Mundial, es decir su disimulo y participación en los miles de crímenes que dejó como saldo esta irracional guerra.

El antisemitismo de la Iglesia a lo largo de los siglos, lo que ocasionó la muerte de millones de judios y árabes en el mundo.

Los crímenes cometidos contra indios en Canadá y entre l0s aborígenes australianos, que incluyen el coger por la fuerza a miles de niños para meterlos en instituciones católicas. y meterles la doctrina y sus absurdos dogmas con sangre.

Lo mismo ocurrió en poblaciones autóctonas del Québec y otros lugares apartados del mundo.

El desfalco de la Iglesia al Banco Ambrosiano por la suma de 1.373 millones de dólares, suma que el cardenal Marzinskus utilizo para desestabilizar el régimen comunista de Polonia y financiar los asesinatos de la organización paramilitar argentina “Triple A”, tras el asesinato por envenenamiento del Papa Juan Pablo I.

Los crímenes cometidos por la Iglesia en Colombia, entre los años 1946 y 1953, fueron asesinadas unas 300.000 personas que se opusieron a la dominación capitalista, la Iglesia estuvo al lado del gobierno de turno.

Las dictaduras de Argentina, Brasil, Chile, Bolivia entre otras, estuvieron siempre legitimadas por los jerarcas de la Iglesia.

La obscura vinculación de la Iglesia, siendo cardenal Juan Luis Cipriani, con las torturas y asesinatos del gobierno fujimorista en el Perú (1995-2001).

Al mencionar brevemente algunos de los delitos cometidos por la Iglesia a través de la Historia, salta la pregunta de quien le dio derecho a realizar tantos crímenes, el derecho a quemar a filosofos y pensadores, el derecho a quemar brujas, el derecho a quemar libros, el derecho a provocar guerras, el derecho a ser complices de otros asesinos, el derecho a regentar bancos y empresas, el derecho a apropiarse de lo ajeno, el derecho a proteger a curas y obispos pervertidos pedófilos sexuales, el derecho a vivir en medio de la riqueza, el derecho a no pagar impuestos.

Las alianzas Iglesia-Gobiernos son hechos irrefutables, ambos poderes del terror llevan las riendas del mundo, conduciendonos hacia la esclavitud, la miseria y la destrucción. El poder politico y economico paga los favores prestados por la Iglesia. El primero, por bendecir y justificar sus crímenes e impunidad y el segundo por mantener aborregadas a las masas, con conceptos religiosos y sociales tan erroneos como absurdos, manteniendo asi su status social de privilegio.

Para ello los gobiernos a traves de las leyes protegen a la Iglesia y hasta disponen de una asignatura en las escuelas y colegios, camuflada bajo el nombre de religión, cuando mas bien debería llamarse “adoctrinamiento católico”.

Afortunadamente muchas de las atrocidades eclesiásticas han salido y siguen saliendo a la luz impidiendo que las personas de mayor capacidad intelectual caigan en el engaño.

El Vaticano y toda su casta de sacerdotes y monjes siguen utilizando el fraude, la mentira y su inseparable hipocresía, para seguir manteniendo en el engaño dogmático a la población, todo ello con la finalidad de proteger sus intereses y seguir en el poder, ocultando su malévolo rostro y oscuras intenciones tras el verdadero mensaje de Jesucristo falsamente moldeado a su conveniencia.

¡Ay de vosotros, los clérigos fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las iglesias y sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!» Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!» Pero él dijo: «¡Ay también de vosotros, los clérigos, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!. Evangelio de Lucas 11, 42-46.

¡Ay, de vosotros los financieros, especuladores e inversores que acumuláis y acaparáis las riquezas! Vuestro enriquecimiento es a costa de empobrecer a la gran mayoría de personas. Vuestro egoísmo y codicia no conoce límites. Sacrificáis vidas humanas para conseguir el confort y el lujo y mantenerlo. Vuestras riquezas no podrán comprar ni un segundo mas de vuestras asquerosas vidas y al final serán vuestra ruina.

Dichosos los que sufren a causa de la injusticia, el egoísmo humano, la violencia y el abandono, porque ellos van a recibir el consuelo que no han encontrado en la vida.

¡Ay de vosotros las élites económicas que envenenais y arruinais la tierra causando sufrimientos y desesperación, haciendo que el ser humano deambule por la historia sin esperanza ni futuro a causa de vuestra ambición, codicia y afán de poder!

Dichosos los sometidos y desposeídos por los que acaparan y acumulan las riquezas, porque ellos van a heredar la tierra.

¡Ay de vosotros los que violáis Los Derechos Humanos! Vuestra dominación y explotación será vuestra medida.

También me dirijo a tantos políticos cómplices de usureros como fueron Felipe González, Aznar, Zapatero, Rajoy y un largo etc. de engañadores hipócritas, que ven la paja en otros paises mas se vuelvan ciegos al no poder sacar la viga de su propia e inmunda corrupción.

Dichosos los limpios de corazón, que actúan desde la honestidad, la fidelidad y el amor porque vais a encontrar el cariño y la cercanía de Dios.

¡Ay de vosotros los políticos cómplices porque tenéis un corazón lleno de injusticias, mentiras y falsedades, encontraréis el silencio y desprecio como respuesta!

Por todo esto, les pido que “En el Nombre de Dios, Basta ya de explotar al ciudadano, desahuciar y empobrecer a las familias. La persona y no el sistema es lo primero”, porque sois los culpables de que la gente llore desesperadamente, teniendo una vida llena de amargura y tristeza. La gente tiene derecho a disfrutar de una vida digna.

Muchos banqueros, ricos y políticos se consideran cristianos, tal vez porque encuentran respaldo en muchos obispos y sacerdotes porque el dinero es un “poderoso caballero”, creen que comprando voluntades e indulgencias de las personas con ministerios en la Iglesia pueden comprar la voluntad de Dios. Pedirles que vivan y que dejen vivir en paz a la gente y que respeten la dignidad humana. Si no son capaces que renuncien al Dios de Jesús, que es el Dios de la vida, de la libertad, de la paz y la justicia.

¡Serpientes! ¡Raza de víboras! ¿Cómo van a escapar del castigo de la destrucción?. Por esto yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. Pero ustedes matarán y crucificarán a algunos de ellos, y a otros los golpearán en los templos y sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo. Así que sobre ustedes caerá el castigo por toda la sangre inocente que ha sido derramada desde Abel el justo hasta Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes mataron entre el santuario y el altar.

«Raza de víboras», estas fueron las palabras con que Cristo, el mismo que recomienda amar a nuestros enemigos, llamaba a sus compatriotas judíos los fariseos.

El amar a nuestros enemigos no necesariamente significa compartir y estar de acuerdo con ellos. No ponemos en duda que Cristo amase a los fariseos, pero no compartió con ellos y las frases que les dirigió sonaban más a desprecio que a un amor ciego y al estar de acuerdo con ellos.

“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Mateo 24:30-35

¡NO DEJAD QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A ELLOS!

La religión es como gaseosa: una vez abierta la botella solo es cuestión de tiempo que pierda el gas.

Religion is like a fizzy drink: once the bottle is open, it’s only a question of time before it goes flat.

(Juan Eslava Galán: Historia de España contada para escépticos / The History of Spain Told for Sceptics)

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Los internados del miedo

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La infancia más vulnerable, la que precisaba más protección fue la gran víctima de un estado que a pesar de tener la tutela de esos niños, los abandonó a la suerte de unos centros –la mayoría religiosos- que se dedicó a sacar provecho de ellos: cobraban del estado, los explotaban laboralmente y satisfacían con ellos sus instintos más violentos. Evidentemente, no en todos los internados se cometieron abusos, pero estamos hablando de una frecuencia más que alarmante. Muy probablemente no había consignas de malos tratos pero la impunidad e inmunidad con se ejercieron son impresionantes.

Miles de niños y niñas fueron encerrados en internados durante el franquismo y hasta los primeros años de la Memocracia.
Colegios religiosos, orfanatos, preventorios antituberculosos o centros de Auxilio Social se convirtieron en una especie de cárceles para estos jóvenes.
Allí sufrieron abusos físicos, psíquicos, sexuales, explotación laboral o prácticas médicas dudosas. Hoy destapan este pasado oculto y silenciado. A diferencia de países como Irlanda, que han reconocido los malos tratos a niños bajo su tutela, en España estos abusos no han sido nunca juzgados ni reparados.

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HERALDO DE MADRID

Montse Armengou y Ricard Belis

El teléfono sonó. Como muchos días cuando llegamos al trabajo, abrimos nuestro particular “Imserso de la memoria”. Así llamamos cariñosamente al tiempo que dedicamos a atender a personas que nos llaman y nos explican su experiencia durante la dictadura franquista con ánimo de denunciar hechos que no han sido ni juzgados ni reparados. Lo que en cualquier otro país del mundo –desde Argentina hasta Sudáfrica pasando por Congo, Bosnia y tantos otros lugares- habría hecho un organismo estatal, en España lo hacemos asociaciones e investigadores. Ese día al otro lado del teléfono estaba Cándido Canales y su historia de aprendiz de bailarín: sus depresiones, las sesiones con el psicólogo, el baile como terapia, la inminente boda de su hija, su deseo de sacarla a la pista en cuanto sonaran los primeros compases del vals nupcial…

¿Y qué pintábamos nosotros como directores de documentales de investigación…

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