Sor Gregoria

No hay libros morales o inmorales, hay libros bien escritos o mal escritos»
(Oscar Wilde)
A solas en su aposento Sor Gregoria suplicaba
que le refiriese un cuento, del cual ya no me acordaba;
«¡Piénsalo bién! me decía…» y te vendrá a la memoria…»
Y al tiempo que me venía, También le vino a Gregoria.
que le refiriese un cuento, del cual ya no me acordaba;
«¡Piénsalo bién! me decía…» y te vendrá a la memoria…»
Y al tiempo que me venía, También le vino a Gregoria.
Ya más calmada en el lecho asimiló mis palabras
labradas con ansia plena y cuando ya estuvo llena
con apretada pasión quiso repetir el hecho
de mi entera narración.
labradas con ansia plena y cuando ya estuvo llena
con apretada pasión quiso repetir el hecho
de mi entera narración.
Una y otra vez gritaba, exacerbada de gozo:
que me volviera a aquél trozo del cuento maravilloso
que desató su pasión envolviendo con gemidos
toda aquella habitación.
que me volviera a aquél trozo del cuento maravilloso
que desató su pasión envolviendo con gemidos
toda aquella habitación.
«Cultura espléndida das», me repetía atontada
cuando llegó la mañana de esa noche sin igual,
abriéndose a mi relato con denuedo y sin recato
unas cuantas veces más.
cuando llegó la mañana de esa noche sin igual,
abriéndose a mi relato con denuedo y sin recato
unas cuantas veces más.
Pero yo vacío de letras sin poderme mover presto
sin fuerzas para hacer texto me negaba a la aventura
de repetir una a una las experiencias sin techo
que colmaron su ventura.
sin fuerzas para hacer texto me negaba a la aventura
de repetir una a una las experiencias sin techo
que colmaron su ventura.
Y dije: «Qué grande es el conocimiento amado
que a los dos nos ha llevado a las cumbres de la gloria
que nunca tuvo la Historia tales amantes del arte
a sus lomos amarrados».
que a los dos nos ha llevado a las cumbres de la gloria
que nunca tuvo la Historia tales amantes del arte
a sus lomos amarrados».
Y me despedí contento de haber cumplido mi sino,
prometiéndole al destino volver la noche siguiente
a otra vez hincar el diente, a este Cuento tan divino,
si Gregoria lo consiente, y está ausente su padrino.
prometiéndole al destino volver la noche siguiente
a otra vez hincar el diente, a este Cuento tan divino,
si Gregoria lo consiente, y está ausente su padrino.


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Contra el T.T.I.P.

NO A LA LEY MORDAZA