Blas de Lezo / Mascarillas

Blas de Lezo y Olavarrieta (Pasajes, Guipúzcoa, 3 de febrero de 1689-Cartagena de Indias, Nueva Granada, 7 de septiembre de 1741) fue un almirante español —conocido por la singular estampa que le dieron sus numerosas heridas de guerra (un ojo tuerto, un brazo inmovilizado y una pierna arrancada)— considerado uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española y conocido por dirigir, junto con el virrey Sebastián de Eslava, la defensa de Cartagena de Indias durante el asedio británico de 1741.
Blas de Lezo y Olavarrieta nació en el distrito de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa) —por entonces aún parte de San Sebastián— a principios de febrero de 1689 y fue bautizado en la iglesia de San Pedro de la misma localidad el día seis siguiente. Hijo de Pedro de Lezo y Agustina Olavarrieta, pertenecía a una familia con ilustres marinos entre sus antepasados, en un pueblo dedicado, prácticamente en exclusiva, a la mar. Era el tercer hijo del matrimonio, que tuvo ocho, de los que no todos sobrevivieron a la infancia. Sus padres pertenecían a la pequeña nobleza local, acomodada, y Lezo contaba con algunos antepasados importantes: su tatarabuelo había sido regidor de la villa a comienzos de siglo, otro había sido obispo de Perú el siglo anterior, y su abuelo había sido capitán y dueño de un galeón. El mayorazgo le privaba prácticamente de heredar bienes, así que optó por emprender la carrera militar, como marino.
Se educó en el Colegio de Francia, una institución educativa para niños de la baja nobleza de la zona donde recibió la instrucción básica. En aquel entonces la armada francesa era aliada de España en la guerra de Sucesión, que acaba de empezar al morir Carlos II sin descendencia. Dado que Luis XIV deseaba el mayor intercambio posible de oficiales entre los ejércitos y escuadras de España y Francia, Lezo se embarcó, a sus doce años, en 1702, en la escuadra francesa —que, en la práctica, había absorbido a la española, en estado calamitoso—, enrolándose como guardiamarina al servicio del conde de Toulouse, Luis Alejandro de Borbón, hijo de Luis XIV.

Guerra de Sucesión
La guerra enfrentaba a Felipe de Anjou, apoyado por Francia y nombrado heredero por el difunto rey español, con el archiduque Carlos de Austria, apoyado por Inglaterra, ya que esta última temía el poderío que alcanzarían los Borbones en el continente en caso de unirse las dos coronas, española y francesa. Para recuperar Gibraltar —tomado por las fuerzas anglo-holandesas— y desbloquear el acceso al Mediterráneo, franceses y españoles aprestaron una gran armada. La escuadra francesa había salido de Tolón y en Málaga se habían unido a ella algunas galeras españolas mandadas por el conde de Fuencalada. Frente a Vélez-Málaga se produjo el 24 de agosto de 1704 la batalla naval más importante del conflicto. En dicho combate se enfrentaron 96 naves de guerra franco-españolas (51 navíos de línea, seis fragatas, ocho brulotes y doce galeras, que sumaban un total de 3577 cañones y 24 277 hombres) y la flota anglo-neerlandesa, mandada por el almirante Rooke y compuesta por 53 navíos de línea, seis fragatas, pataches y brulotes con un total de 3614 cañones y 22 543 hombres, dando como resultado al final de la contienda 1500 y 2719 bajas, respectivamente.
Blas de Lezo participó en aquella batalla batiéndose de manera ejemplar, hasta que, poco después de comenzar el combate, una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda, teniéndosela que amputar, sin anestesia, por debajo de la rodilla. Debido al valor demostrado tanto en aquel trance como en el propio combate, fue ascendido en 1704 a alférez de bajel de alto bordo por Luis XIV, al que el comandante francés había notificado la bizarría de Lezo. Felipe V le otorgó también una merced de hábito, que conllevaba una serie de privilegios similares a los de la baja aristocracia.
Se le ofreció ser asistente de cámara de la Corte de Felipe V. Rechazó este cargo y, una vez recuperado de la pérdida de la pierna, siguió su servicio a bordo de diferentes buques, tomando parte en las operaciones que tuvieron lugar para socorrer las plazas de Peñíscola y Palermo; en el ataque al navío inglés Resolution de setenta cañones en la costa genovesa, que terminó con la quema de este; así como en el apresamiento posterior de dos navíos enemigos en el Mediterráneo occidental, que fueron conducidos a Pasajes y Bayona, todo ello en 1705. El mando de las presas se otorgaba como premio a los oficiales que se habían distinguido en el servicio, como debió de hacer Lezo en los combates de ese año.
Pero enseguida es requerido por sus superiores y en 1706 se le ordenó abastecer a los sitiadores de Barcelona al mando de una pequeña flotilla, parte de la armada que con este fin mandaba un almirante francés. Realizó brillantemente su cometido, escapando una y otra vez de las naves enemigas y facilitando el aprovisionamiento del ejército del mariscal de Tessé. Para ello deja flotando y ardiendo paja húmeda con el fin de crear una densa nube de humo que ocultase los navíos españoles, pero además carga «sus cañones con unos casquetes de armazón delgada con material incendiario dentro, que, al ser disparados, prenden fuego a los buques británicos». Los británicos se ven impotentes ante esta táctica.

Posteriormente se le destacó a la fortaleza de Santa Catalina de Tolón, donde participó en la defensa de la base naval francesa de la acometida de la flota del príncipe Eugenio de Saboya. En esta acción y tras el impacto de un cañonazo en la fortificación, una esquirla le reventó el ojo izquierdo.
Tras una breve convalecencia fue destinado al puerto de Rochefort, en la costa atlántica francesa, donde le ascendieron a teniente de Guardacostas en 1707. Tres años más tarde le ascendieron nuevamente a capitán de fragata. Se afirma, aunque no hay documentación que respalde esta aseveración, que durante su destino en Rochefort hostigaba el tráfico marítimo británico capturando algunos barcos.Por estas fechas se supone que tuvo lugar el combate con el Stanhope mandado por John Combs. Se mantuvo un cañoneo mutuo hasta que las maniobras de Lezo dejaron al barco enemigo a distancia de abordaje, momento en el que ordenó lanzaran los garfios para llevarlo a cabo.
En 1712, separadas nuevamente las Armadas francesa y española, pasó a servir a las órdenes de Andrés de Pes. Aunque se desconoce en qué acciones participó, se sabe que lo hizo con distinción por los informes favorables de Pes, que permitieron a Lezo ascender a capitán de navío algunos meses después de abandonar el servicio de este.
Posteriormente participó en el asedio de Barcelona al mando del Campanella, buque de setenta cañones de origen genovés, con el que estorbó el abastecimiento de la ciudad y la bombardeó. Durante el bloqueo y muy probablemente en una de las varias operaciones navales que acaecieron durante ese periodo, recibió un balazo en el antebrazo derecho, que quedó sin movilidad hasta el fin de sus días. De esta manera, con tan solo veintiséis años, el joven Blas de Lezo era ya tuerto, manco y cojo. Pocos días después, participó al mando del Nuestra Señora de Begoña en la fallida escolta de la segunda esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, a España; la reina, después de unas horas en el mar, decidió abandonar la flota y viajar por tierra.
A continuación, el navío de Lezo formó parte de la flota enviada a conquistar Mallorca, aún leal al pretendiente austriaco al trono, que se rindió sin resistencia al arribar a Alcudia la flota con veinticinco mil soldados el 15 de junio de 1715.

Terminada la guerra de Sucesión, se le confió el buque Peibo del Primer Lanfranco, barco en calamitoso estado. Un año después, en 1716, partió hacia La Habana con la Flota de Galeones, con la misión habitual de escoltar a los barcos mercantes que viajaban a América y la especial de limpiar de naves corsarias las aguas de la región, que habían realizado algunas presas el añoanterior.Cumplida la misión, Lezo regresó a Cádiz, donde en 1720 obtuvo el mando de un nuevo Lanfranco, de sesenta y dos cañones y también genovés, como su homónimo, conocido asimismo como León Franco y Nuestra Señora del Pilar.
Con este nuevo navío se integró en una escuadra hispano-francesa al mando de Jean Nicolas Martinet —francés al servicio de la Corona española— y Bartolomé de Urdizu —segundo de Martinet y capitán del único buque real que se unió a los que aportaban los corsarios franceses—, que partió en diciembre de 1716 a América con el cometido de limpiar de corsarios y piratas los llamados mares del Sur, o lo que es lo mismo, las costas del Perú. La escuadra estaba compuesta por parte española por cuatro buques de guerra y una fragata y, por parte francesa, por dos navíos de línea. Tras diversos retrasos, el grueso de la flota alcanzó El Callao el 27 de septiembre de 1717. Urdizu y Lezo, sin embargo, tuvieron problemas para doblar el Cabo de Hornos y se retrasaron; alcanzaron El Callao finalmente en enero de 1720, cuando ya las autoridades del Perú habían devuelto a Europa a los franceses por las tensiones entre las dos partes.
Las primeras operaciones de los marinos españoles encargados de la reforma de la flota virreinal fueron contra los dos barcos, el Success y el Speed Well del corsario inglés John Clipperton, que logró evitar a la flota virreinal durante algún tiempo, pero tuvo finalmente que abandonar la zona. La flota pasó entonces a desempeñar labores de vigilancia y patrulla en la región, que acabaron por minar la salud de Urbizu. La mayor parte de las labores de patrulla, dada la mala salud de este, recayeron en Lezo.

Agotado Urbizu, lo sustituyó el 16 de febrero de 1723, Lezo, con el título de general de la Armada de Su Católica Majestad y jefe de la Escuadra del Mar del Sur, por entonces de escaso tamaño. Además del Lanfranco de Lezo, la formaban los navíos Conquistador y Triunfador y la fragata Peregrina.
En mayo de 1725, se casó con una limeña de la alta sociedad, Josefa Pacheco de Bustos y Solís, veinte años más joven; la boda la presidió el arzobispo de Lima, fray Diego Morcillo y Rubio de Auñón, que hasta el año anterior había sido virrey del Perú y había establecido buenas relaciones con Lezo.
Para reforzar la flota que mandaba, hizo reparar los navíos de línea con que contaba, desguazó y vendió la Peregrina, de cara recuperación y mal adaptada a las aguas de la región e hizo construir otros dos navíos. A principios de 1725 zarpó para combatir el corso y el contrabando de acuerdo a los bandos promulgados el año anterior por el nuevo virrey. Tras algunas semanas de patrulla, Lezo se topó con una escuadra holandesa de cinco barcos, que aventajaban a la suya en artillería. Durante la batalla, tras una denodada lucha logró derribar el palo mayor de la capitana y apresarla, y puso en fuga al resto de buques.58 Más tarde, atacó y se apoderó de una flota inglesa de seis barcos de guerra, de los que se quedó tres para la escuadra virreinal.

Estos éxitos y el crecimiento de la flota disuadieron a los enemigos y, paradójicamente, llevaron al enfrentamiento entre el virrey, marqués de Castelfuerte, que deseaba reducir la flota para ahorrar gastos una vez que la situación parecía controlada, y Lezo, que se oponía a ello. La relación entre ellos también había empeorado por el nombramiento nepotista del sobrino del virrey para el cargo de tesorero de los ingresos por comercio marítimo, que contravenía las disposiciones y del que Lezo se quejó. Mal avenido con el virrey, que trató de desacreditarle mediante una inspección —juicio de residencia— de su labor que no encontró falta en el desempeño del marino, disgustado por el desmantelamiento de la flota —el virrey prefirió armar corsarios que invertir en reforzar la flota— y con mala salud por la larga estancia en la región y las insalubres travesías, en septiembre de 1727 escribió al secretario de Marina, José Patiño para quejarse y solicitar su retiro. Patiño aceptó que dejase el mando de la escuadra del Perú y le llamó a España, pero no permitió que abandonase la Armada, consciente de su valía. El 13 de febrero de 1728, le relevó como jefe de la flota virreinal y le ordenó regresar a la península ibérica, pero Lezo, enfermo, no pudo hacerlo hasta el año siguiente; el 18 de agosto de 1730 arribó con su familia a Cádiz. Tras librarse de una epidemia de vómito negro que aquejaba a la ciudad gracias a haberse inmunizado en América, acudió a Sevilla a visitar al rey, que ya mostraba signos de desequilibrio mental; la audiencia real tuvo lugar a finales de septiembre o principios de octubre.
AUDIO
Gloria y honor sean con tan ilustre y valiente figura de nuestra historia

Amamos a España porque no nos gusta – José Antonio
PODEMOS EN GALEGO SE DICE //NUNCA MAIS//
DE MOMENTO PUEDEN SEGUIR JODIENDO AL PAIS, PERO DESPUES, NUNCA MAIS
La Asociación de la Industria del pegamento agradece al gobierno
la multitudinaria llegada de Menas, drogatas y kinkis
Happy Independence day
“Por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.
(Don Quijote, II, cap. 58)
«Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de criminales a gran escala? Y esas bandas ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos. Abiertamente se autodenominan entonces reino, título que a todas luces les confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda. Con toda profundidad le respondió al célebre Alejandro un pirata caído prisionero, cuando el rey en persona le preguntó: ¿qué te parece tener el mar sometido a pillaje? Lo mismo que a ti, le respondió, el tener al mundo entero. Solamente que a mí, que trabajo en una ruin galera, me llaman bandido, y a ti, por hacerlo con toda una flota, te llaman emperador». ————
Agustín de Hipona, 354- 430 Pág. 2 de 105
Riesgos del uso de las mascarillas
1.- HIPOXIA
2.- HIPERCAPNIA
UNIVERSIDAD MUNICH DRA. BUTZ
DRA NITZAN Coordinadora Sanitaria de OMS
Profesor OUSEY, Universidad HUDDERSFIELD UK
EUROPEAN CENTER OF PREVENTIONS AND CONTROL
Posible causa de cáncer




Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres, Juan 8:31-38







Nada hay cuidadosamente ocultado que no haya de revelarse
ni secreto que no llegue a saberse”. Evangelio de Lucas 12:2
Quis custodiet ipsos custodes?
El Sistema mediante la deshumanización de las personas
las comvierten en borregos del mismo Sistema. Superduque
„Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo,
no procuran la transmisión de esos conocimientos.“ Miguel de Unamuno


La cultura negra

La cultura negra trascendió la africanidad
Se ha tratado de ocultar o de invisibilizar que las culturas africanas cazaban y vendían sus congéneres a los europeos por objetos que no tenían valor alguno, en el que se quedaban seducidos ante el mefítico aroma en descomposición que emergía y de otros perfumes que brotaban de tan olientes prendas que intercambiaban, en el que no importó que eran humanos y lo peor del caso, es, que algunos venezolanos que (se autodenominan como afro descendientes) aspiran a que se le reconozcan su ascendencia y están haciendo todo lo posible por invisibilidad tal dinámicas históricas, a pesar de que éstas, no son como la lluvia, que se quitan su apariencia de dama nostálgica para convertirse en una experiencia desgarradora o en un acto doloroso, puesto que ella tiene la facultad, de esconderse bajo todo acto cotidiano, puesto que tiene la facultad de disfrazarse, o desvanecerse para recordarnos su sabor amargo y desolado, porque reconstruir lo anterior a lo ocurrido, implica un ejercicio doloroso que marcaría el carácter definitivo de lo perdido. Por ello, (es recomendable revisar el término de descendiente puesto que éste se utiliza dentro del derecho hereditario venezolano para heredar por vía directa.) no podemos encubrir o tapar con un dedo tal realidad, en el que no se tuvo un gesto de humanidad para llevar a cabo tal acción impía, en el que no importó que eran seres humanos, que pensaban, sentían y además (…), que eran africanos, eran su propia gente, sus propios hermanos, familia, hijos, etc.
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Por ello planteamos que la perdida de lengua no es casual, puesto que tal actitud se convirtió en gesto de irreverenciara contra los desmanes que venían cometiendo los reyezuelos africanos y una respuesta que en su espíritu estaba impregnada de mucho odio hacia quienes integraban dicho sistema, por el acto cruel e inhumano de ser tratados como mercancías (Pieza de ébano) por su propia gente (los africanos), a los cuales no es importó las consecuencias que se originaron de tal acción, a pesar que marcaron un hito de mucha transcendencia para la humanidad, lo cual permitió que se convirtieran en sujetos creadores de la Cultura Negra y que el mundo cambiara su actitud, que se hizo sentir a partir del siglo XVIII, en el que fueron adheridos como ciudadanos en los nuevos estados-nación y con los mismos derechos de los estratos sociales, culturales y políticos.


Esto implica que La Cultura Negra se ha sabido levantar, con entereza y mucha fortaleza, a pesar que le ha costado mucho su aceptación dentro de la idiosincrasia venezolana, pero estamos cada día trabajando en función de la igualdad, en pro de nuestro reconocimiento como ciudadano venezolano, aunque dentro de los principios que se incorporaron en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, estamos viendo como mucho delicadeza ese reconocimiento expreso de los Derechos Humanos que se le hace a los Pueblos Indígenas (lo cual debe ser tomados en cuenta por quienes se auto determinan como “afrodescendientes” muy seriamente, en vista que se deja claro los supuesto jurídicos que tiene que tener una comunidad para ser reconocida como pueblos únicos que poseen una identidad étnica y cultural que los diferencia de los demás), en el que quedó expresado “…un profundo cambio de perspectiva política y cultural que reoriente la conducción del Estado venezolano, por su carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe (Preámbulo. Omissis), en el que se les reconocen sus especificidades y, en particular, su organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, sus idiomas y religiones, así como el derecho que tienen a mantener y desarrollar su identidad étnica y cultural, cosmovisión, valores y espiritualidad, la disposición contenida en el artículo 126 (Omissis), en el que se declara que los citados pueblos forman parte de la Nación, del Estado y del pueblo venezolano como único, soberano e indivisible (Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia Nº 1.641/2000).

Frente a este poderoso cambio paradigmático, el estado venezolano asumió una trascendental responsabilidad al momento de administrar justicia, así como el deber de reconocer en sus decisiones a las partes que se articulan, de la manera más humana, equitativa, justa, equilibrada e imparcial, en el que se debe ser garante de la aplicación suprema y preeminente de la Constitución y este es uno de los problemas jurídicos que se les va a presentar a quienes creen que es fácil que se le reconozca su africanidad, sino se cumplen con los requisitos mencionados (carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe) y esto es difícil que se le dé, por un lado porque desconocen la jurisprudencia venezolana, por ende nuestro marco constitucional, como su dinámica interna y por otro, porque no cuentan con una organización social, política y económica, además de una jurisdicción que sea especial por mantener una cultura identificadora que contenga, usos y costumbres, idiomas y religiones, como una identidad étnica, especifidades en sus formas de comunicación que los identifique del resto de la cultura nacional, cosmovisión, valores, espiritualidad y sus lugares sagrados y de culto (Art. 119. CRBV); así como sus autoridades legítimas requisito fundamental para que el estado pueda reconocer su existencia, además de su soberanía e indivisilización. Esto quiere decir, que a pesar que Venezuela se ha convertido en un Estado Social de Derecho y Justicia, la aplicación de la justicia debe de cumplir con estos principios. Es por ello, que el constituyente de 1.999 concibió una actividad jurisdiccional eficaz, confiable y transparente a cargo de administradores de justicia de las diferentes jurisdicciones comprometidos en proteger y garantizar a la persona los derechos sustanciales y las libertades consagradas en la Constitución Política y en la ley, con el objeto de alcanzar la convivencia social y la concordia nacional.
ENTRE LA LEY Y LA COSTUMBRE, EL DERECHO CONSUETUDINARIO INDÍGENA EN AMÉRICA LATINA
A diferencia del derecho positivo, el derecho consuetudinario opera sin Estado, mientras que las normas del derecho positivo emanan de una autoridad política constituida y son ejecutadas por órganos del Estado.

Esto trae como consecuencia, que se podrían enumerar algunas de los asuntos que forman parte del derecho consuetudinario y que podrían ser material de esa competencia, entre las cuales tenemos: a) Normas de comportamiento público; b) mantenimiento del orden interno; c) definición de los derechos y obligaciones de los miembros; d) distribución de los recursos naturales (agua, tierras, bosques, e) transmisión e intercambio de bienes y servicios; f) definición de los hechos que puedan ser considerados como delitos, faltas, que afecten a los individuos o bien a la comunidad, con la respectiva sanción; g) manejo y control de la forma de solución de los conflictos y, h) definición de los cargos y las funciones de la autoridad indígena. Por ello, se trata de un derecho múltiple, complejo e histórico, sometido a ciertos cambios por su carácter dinámico, y que se mantiene en el tiempo por la práctica reiterada de los miembros de una comunidad (Cabedo Mallol, Vicente. El Derecho consuetudinario indígena). Por lo tanto “En el Preámbulo de la Constitución Bolivariana se reconoce el sacrificio de “los antepasados aborígenes” en la construcción de la soberanía de nuestra patria. Por estas razones históricas y sociológicas, el primer elemento que el Poder Constituyente agregó en el Preámbulo del nuevo orden constitucional venezolano fue el establecimiento de un Estado Multiétnico y Pluricultural de la República, el cual no implica que cada pueblo debe desarrollar su propio Estado, sino de lo que se trata es de cambiar la idea de un Estado cultural y socialmente homogéneo por un nuevo modelo político que acepte su realidad social y reconozca la existencia de sus diversas realidades socioculturales.
En fin, se trata de buscar en la relación intercultural un equilibrio para que “…ninguna cultura se convierta en instrumento de hegemonía y represión” (Editorial Jurídica Venezolana, Caracas 2001: p. 68-69) para que no se imponga un criterio mono- étnico de justicia, en franco menosprecio al pluralismo jurídico, aplicando de forma exclusiva y excluyente el derecho de los no indígenas, a espaldas de otros sistemas de conocimiento o jurisdicciones especiales, como lo es el derecho indígena, que también posee cualidades suficientes para solucionar conflictos que generen armonía social entre sus cohabitantes y es por ello que una de sus conquistas históricas más importantes es el reconocimiento constitucional de la jurisdicción especial indígena como una manifestación de justicia social y cultural, lo cual ha traído como consecuencia, el desbaratamiento de una visión etnocéntrica, absolutista, ideológico integracionista y racista del Estado, en procura de superar la opresión y la segregación a las que han estado sometidos por largo tiempo.
Tenemos que tomar como bandera que los negros no son africanos y que son distintos a éstos y re conocer, que no hay nada que nos una África, puesto que estos desarraigados se convirtieron en sujetos creadores de una cultura distinta a la africana y por ello no podemos aceptar que se nos imponga el apelativo de afro descendiente, porque dicho término se utiliza en el Derecho Hereditario, principalmente en el Derecho de Familia.

Por ello, no se puede tapar con un dedo tal realidad, para no reconocer que la participación de los africanos en el negocio negrero fue contúndete y que sin ésta, no se fuera dado tal negocio impío e inhumano. Por ello sostenemos…, que de África salieron negros, no africanos…, porque estos se quedaron en usufructuando lo obtenido de la venta de sus propias hermanas, mujeres, hijos, etc., a los barcos negreros europeos, de donde se dice que tal proceso de desarraigo estaba generalizado en el cuerno de África, y que llevó abandonarlos en tierras desconocidas sin importarles su suerte. Es por ello que no podemos aceptar que después de haber soportado una crueldad tan impía (que en la historia de la humanidad nadie la ha sufrido de la manera como la sufrieron esos seres humanos catalogados como negros), hoy una minoría en Venezuela no entienda que ya hay nada que nos ligue África y que es hora que empecemos a enarbolarlo que esos seres humanos tuvieron la suficiente capacidad para sobreponerse y soportal tales actos de crueldad que los llevó a convertirse en sujeto creadores de cultura y de una cultura diferente a la africana y es a nuestro parecer, lo que los hace relevantes y es lo que hay que defender, puesto que no somos africanos, menos afro descendientes porque este término .., no nos reivindica, más bien acrecentar nuestra vergüenza étnica, porque no le podemos premiar a quienes nunca les importó la vida de su propia gente y menos, cuando no podemos olvidar, que de África salió el recurso humano en calidad de desarraigado (o piezas de ébanos) que contribuyó a que se originara por la apropiación ye expropiación de su fuerza de trabajo, el Capitalismo Liberal en el mundo y por ello, invisibilizaron en su historia, tal realidad, principalmente la de nuestros epónimos negros, a los cuales nunca se les dio la relevancia y la importancia que tenían, a pesar de haber contribuido a las diferentes independencias de los nuevos estados que se crearon.
¿Humanidad?

Existen mùltiples problemas que angustian y oprimen a la humanidad,(a unos mucho mas que a otros), que los atentados de falsa bandera han contribuido a poner en evidencia, pero lo mas deprimente y terrible consiste en que ninguno de ellos, terrorismo incluido, son inevitables, pues el hombre posee medios sobrados para solucionarlos y prevenirlos, simplemente carece de autèntica voluntad o intereses para conseguirlo. La mayorìa de los mismos son fruto de la insolidaridad, el egoismo y la irracionalidad. El del incremento de la longevidad no es tal, pues el maquinismo y la tècnica rinden sobradamente para compensar la disminución del porcentaje de la poblaciòn productiva y la mejor prueba de ello es el continuo incremento del paro en la mayorìa de los paises, llegando en los subdesarrollados a el 50% sobre todo en la juventud, principal motivación ,junto con la deficiente o inexistente educación, para caer en las garras del integrismo cristiano o musulman. El de la excesiva natalidad y el mantenimiento de la gravedad y extensiòn de las enfermedades infecciosas , es debido igualmente a la Religión y a la insolidaridad de los paises desarrollados, que no tienen verdadera voluntad de extender la cultura y desechar los obsoletos resortes de poder aportando los medios necesarios para solucionarlos.
Algo parecido se puede decir del problema de los alimentos a nivel
global, pues con un moderado control de la natalidad en los paises
subdesarrollados (en los desarrollados ya se ha conseguido y en algunos
sobradamente), que se lograrìa fácilmente con un aumento del nivel
cultural y de vida en los mismos, aquel tampoco existirìa ,ya que las
hambrunas existentes en unos paises se conjugan con el despilfarro y
los enormes excedentes alimentarios de otros, en los que se penaliza
la producciòn o se destruyen en lugar de enviarlos a donde se necesitan
desesperadamente, pero sí se proporcionan a esos paises armas modernas
para que se maten con mayor efectividad y paralelamente para poder
controlar a su antojo sus riquezas naturales ,que expolian ademàs con
total cinismo e impunidad como pago de una deuda inacabable que los
mantiene en perpètua pobreza, producida por importaciones de artìculos
manufacturados carísimos, (armas incluidas) en la mayorìa de las
ocasiones fruto de esplèndidas comisiones a gobernantes corruptos,
combinados con precios de saldo para las riquezas naturales y materias
primas que exportan.
Dicha voluntad deberìa surgir de los principios èticos o valores
solidarios y humanìsticos , pero todos ellos representan un sentido
superior que tendrìa que dominar a nuestros instintos agresivos y
egoistas . Por desgracia lo antes expuesto demuestra claramente que
en general no ocurre asì y nos debemos preguntar el por què. Yo creo
que la respuesta es evidente, sin una base sòlida y profunda que los
fundamente se transforman en palabras huecas que no se sienten y asì
podemos observar que en la mayorìa de los paises alternan diversos
partidos con distintas siglas y programas , pero los resultados de su
quehacer polìtico son similarmente deprimentes porque sus miembros no
tienen interiormente autèntica voluntad de solucionar los antedichos problemas.
Y es que realmente es imposible el fundamentar valores de un sentido
superior en un mundo en el que la Religión ha fracasado y la ciencia
pregona que no existe sentido alguno. Si realmente nuestra existencia
es un absurdo que surge de la nada para volver a ella en un entorno en
el que sòlo impera el ciego concurso del azar y las fuerzas fìsicas,
la reacciòn lògica de la voluntad no es impulsar los valores èticos,
sino el vivir un hedonismo del presente, (el aquí y ahora), y la ley
del mas fuerte y el todo vale que se van imponiendo por doquier. De ahì
que la tònica general sea el combatir el extremado reduccionismo expuesto,
intentando paralelamente aportar dicha base mediante la propuesta de el
Todo que la mayorìa conoceis. La solidaridad y la comprensión debe ser
ahora y siempre el motivo principal del género humano.

Hacer beneficios a un ingrato es lo mismo que perfumar a un muerto. (Plutarco)


¡Viva la República Española!

Serenos y alegres, valientes y osados
¡Cantemos, soldados, el himno a la lid!
¡De nuestros acentos el orbe se admire
y en nosotros mire los hijos del Cid!
Soldados, la patria nos llama a la lid,
¡Juremos por ella vencer o morir!
¡Blandamos el hierro que el tímido esclavo
del libre, del bravo, la faz no osa ver!
Sus huestes cual humo veréis disipadas,
y a nuestras espadas fugaces correr.
Soldados, la patria nos llama a la lid,
¡Juremos por ella vencer o morir!
¿El mundo vio nunca más libre osadía?
¿Lució nunca un día más grande el valor,
que aquel que, inflamados, nos vimos del fuego
que excitara a Riego de Patria el amor?
Soldados, la patria nos llama a la lid,
¡Juremos por ella vencer o morir!
Honor al caudillo, honor al primero
que el cívico acero osó fulminar.
La patria afligida oyó sus acentos
y vio sus tormentos en gozo tornar.
Soldados, la patria nos llama a la lid,
¡Juremos por ella vencer o morir!
Su voz fue seguida, su voz fue escuchada,
tuvimos en nada soldados morir.
Y osados quisimos romper la cadena
que de afrenta llena del bravo el vivir.
Soldados, la patria nos llama a la lid,
¡Juremos por ella vencer o morir!
Ya la alarma tocan; las armas tan sólo
el crimen, el dolo, podrán abatir.
¡Que tiemblen, que tiemblen, que tiemble el malvado,
al ver al soldado la lanza esgrimir!
Soldados, la patria nos llama a la lid,
¡Juremos por ella vencer o morir!
La trompa guerrera sus ecos da al viento,
de horrores sediento; ya muge el cañón.
Ya Marte, sañudo, la andana provoca
y el genio se invoca de nuestra nación.
Soldados, la patria nos llama a la lid,
¡Juremos por ella vencer o morir!
Se muestran: ¡volemos, volemos, soldados!
¿Los veis aterrados la frente bajar?
¡Volemos, que el libre por siempre ha sabido
al siervo rendido la frente humillar.
Soldados, la patria nos llama a la lid,
¡Juremos por ella vencer o morir!

Constitución de la 2ª República Española
“Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia” ― Simón Bolívar
Voces de la II República Española
Fue un 12 de abril cuando la Niña Bonita* decidió salir a la calle a recibir la primavera. Era bella y decidida, con las ideas claras, a pesar de su juventud sabía muy bien lo que quería. Sabía que debía caminar por sendas nuevas e inexploradas, que en su caminar debía enfrentarse los sanguinarios lobos, a criminales tiranos, a soberbios, vicioso y corruptos reyes.
Extendió su mano con esa ternura que solo son capaces las madres protectoras. Pensó que, debía dar forma a esa tierra maltratada, ausente de sí misma y del mundo, plagada de analfabetos, más del ochenta por ciento de la población española de la época. Desde el primer día, miró al futuro convencida de que ese era el principal problema, la incultura. Entonces pensó que su principal misión debía ser sembrar letras donde antes se sembraban ambiciones. Fue la gran maestra de los necesitados y sedientos de conocimientos. Ella, la Niña Bonita, se vio con fuerzas y capacidad para enfrentarse a todas las adversidades, para transformar España en un pueblo culto y solidario. Para ello contaba con los grandes talentos literarios de la época: Miguel de Unamuno, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Antonio Machado, el gran Federico García Lorca, Luis Cerrada, Clara Campoamor, María Moliner, Gabriel Celaya, María Zambrano, Maruja Mallo, Margarita Xirgu, Ramón José. Sender, María Teresa León, Concha Méndez, Mercé Rodoreda, María Moliner, Remedios Varo, Maruja Mallo, Margarita Nelken, Dolores Ibárruri, Clara Campoamor, Victoria Kent…Y un largo etcétera, con un lema y convencimiento:
» LA CULTURA Y LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES».
Sin demora se puso manos a la obra, en unión de otras niñas bonitas sembraron el erial español de escuelas, y se convirtieron en maestras de las Misiones Pedagógicas de la República. Aquellas misioneras de la CULTURA llegaron a cada rincón de la piel de toro, cualquier descampado, era, solar o palacio en ruina, servía para levantar el edificio de una escuela. No quedó pueblo o aldea en la que no hubiera una niña bonita de ciudad, dejándose los ojos ante los libros para enseñar a aquellas gentes que cambiaban los dientes atados a un arado, una hoz o un pico. No hubo lugar, pueblo, aldea, barrio marginal, donde no llegarán aquellas maestras republicanas y levantase la Niña Bonita una escuela, una Casa del Pueblo, donde enseñar a leer a escribir y, sobre todo, a pensar.
La Niña Bonita lo sabía, los herederos de aquel rey vicioso, ladrón y borracho, no lo iban a permitir. No era ajena a que pronto comenzarían a conspirar contra ella, contra ese aroma a PRIMAVERA y LIBERTAD que desprendía por cada uno de sus poros.
La Niña Bonita sabía que tenía el apoyo del pueblo, también que sus enemigos tenían el poder y el dinero y acecharían para darle puñaladas traicioneras. Y así fue, aquellos traidores a la patria, con la ayuda de nazis alemanes y fascistas italianos y mercenarios marroquíes, sembraron de muerte y odio regando con sangre cada fanega de la piel de toro, convirtiendo España en un inmenso campo de concentración durante muchos años. Los fusilamientos al alba fueron el despertar de muchos lugares. Fueron tantos los crímenes de aquellos miserables traidores a la patria, que todavía hoy, 140.000 de sus víctimas esperan una sepultura digna.
La Niña Bonita, no está muerta, está en el corazón de cada una de las personas honradas de este país, por mucho que los herederos de aquellos golpistas sigan gobernando España.
Fue un doce de abril que el pueblo español recobró de mano de la Niña Bonita su Soberanía Nacional, fue un primero de abril el día en que le fue arrebatada esa soberanía. Todavía más de ochenta años después secuestrada por los herederos políticos e ideológicos de aquellos golpistas traidores. A pesar de que, al igual que entonces, el saqueo sistemático de las arcar públicas, la corrupción y la tiranía, es igual, cuando no superior que entonces…
Salud para todos y República para España.
HONOR Y GLORIA ETERNA
A LA REPUBLICA ESPAÑOLA




LIBRO SEMANAL
Súlim Granovsky – El genocidio silencioso del pueblo Armenio
Manuel Azaña – Causas De La Guerra
Josefina Carabias – Crónicas de la República
Francisco Martí Gilabert – La Primera República Española
Alberto Garzón Espino – La tercera República
Marina Mayoral – Tristes armas
Karl von Vereiter – El Ebro se tiñe de rojo
Francisco Márquez Hidalgo – Nueve mujeres en las cortes de la República
Cada sábado
En busca de sus «arraises» Peter viaja a Andalucia
en una aventura llena de misterio y peligros…

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Vientos del pueblo / Winds of the people

Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón y me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente, impotentemente mansa,
delante de los castigos: los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa.
No soy de un pueblo de bueyes, que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones, desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza, vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría y castellanos de alma,
labrados como la tierra y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos, nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno, gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza, aragoneses de casta,
murcianos de dinamita frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería, señores de la labranza,
hombres que entre las raíces, como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes está despuntando el alba.
Los bueyes mueren vestidos de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes tiene pequeña la cara,
la del animal varón toda la creación agranda.
Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte, que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles y en medio de las batallas.
Bendigo yo, que no lo hizo los Cielos,
a un ángel que pintó la poesía,
de que sirven los Cielos sin la dicha
de elevar al infinito tu canción
Como nido vacío se perdió
enredado en las miserias de la vida
tu futuro, la fuente y el amor
Nido vacio y muertas esperanzas
¡Vive Miguel entre nuestros ideales
aviva el coro sutil de nuestras ansias
vuelve a ser camino de verdades
entre una grama dulce de nostalgia.
Winds of the people
Winds of the people carry me along,
winds of the people pull me along,
they sprinkle my heart about
and bring air to my throat.
Oxen bow down their brows,
impotent and meek,
when punished:
lions raise theirs
and at the same time they inflict punishment
with their clamorous claws.
I am not from a people of oxen,
I am from a people who embody
ancient settlements of lions,
high passes of eagles
and mountain ranges of bulls
bearing pride as their flag.
Oxen never prospered
on the barren plains of Spain.
Who said they would throw a yoke
round the neck of this race?
Who has ever yoked or hobbled
a hurricane,
or who has held lightning
prisoner in a cage?
Asturians of bravery,
Basques of reinforced stone,
Valencians of joy
and Castilians of soul,
worked like the earth
and with the grace of wings;
Andalusians of lightning
born amongst guitars
and forged on the
torrential anvils of tears;
Extremadurans of rye,
Galicians of rain and calm,
Catalans of firmness,
Aragonese of age-old caste,
Murcians of dynamite
planted like fruit trees,
Leonese, Navarrans, masters
of hunger, sweat and the axe,
kings of the mines,
lords of labour,
men who, amongst the roots,
like valiant roots yourselves,
go from life to death,
from nothing to nothing:
there are people who, like weeds,
want to put a yoke on you,
a yoke which you must leave
broken across their backs.
Twilight of the oxen
dawn is breaking.
Oxen die clothed
in humility and the smell of the stable:
eagles, lions
and bulls die clothed in pride,
and behind them, the sky
neither clouds over nor comes to an end.
The death-agony of oxen
has a small face,
that of the male animal
enlarges all of creation.
If I die, may I die
with my head held high.
Dead and twenty times dead,
my mouth against the wild grass,
I will have my teeth clenched
and my jaw resolute.
Singing I await death,
for there are nightingales that sing
above the guns
and in the midst of battles.
Ataque a la libertad
En la mañana de este jueves, Google eliminó todas las cuentas de la cadena de noticias internacional HispanTV,
tanto en Youtube como en Google Plus. Mediante un correo, la compañía estadounidense especializada en productos y servicios relacionados con Internet, califica de no permitido el envío de spam, incluido el envío de contenido
publicitario o comercial no deseado, ni de solicitudes en masa no deseadas. Hace tres meses, Youtube había bloqueado la transmisión en vivo de HispanTV.
No es la primera vez que esta cadena es víctima de censura. En 2012,
el proveedor español de satélite Hispasat dejó de dar servicios a HispanTV y PressTV.
Un mundo infeliz


Aldous Huxley

No sé lo que opinaría de nosotros, la humanidad, si alguien pudiera observarnos desde el espacio exterior, y no me refiero a ninguna clase de ente divino, sino a un tipo de inteligencia extraterrestre. El estudio del ser humano como especie no dejaría de causarle asombro, risa y pena y un poco de repugnancia también. Al no tener implicaciones humanas, podría ser objetivamente crítico e imparcial, algo que una persona, por muy ecuánime que pretenda ser, es imposible que lo consiga.

Bien, dicho esto, pasemos a las conclusiones que supuestamente podría obtener en su análisis del peculiar bípedo que habita como especie predominante en ese remoto e insignificante punto azul pálido que es el planeta Tierra.

Para empezar, observaría que físicamente el ser humano no es gran cosa. La mayor parte de los animales nos supera por mucho en algún aspecto corporal: son más fuertes, más rápidos, más resistentes y más naturales que cualquiera de nosotros. Sólo hay algo en lo que somos manifiestamente superiores: la inteligencia, la capacidad de razonar y comprendernos a nosotros mismos como individuos e indagar asimismo en el universo que nos rodea. Pero esta innata cualidad humana, en lugar de hacernos mejores y más nobles, nos ha hecho crueles y engreídos al otorgarnos un poder superior sobre los demás seres vivos.

En cuanto a la organización social de los humanos, no dejaría de pasarle por alto la mediocridad, cuando no la simple estupidez, bajeza moral y rapacidad de que hacen gala la mayoría de los dirigentes políticos de cualquier escala y nación. Me da igual, desde alcaldes de pueblo a jefes de Estado, si echas un vistazo general, la verdad es que el panorama resulta completamente desolador. Es difícil encontrar un líder de cierta talla, y cuando lo encontramos, por norma general solemos acabar matándolo. Entiéndase que me refiero a esa clase de personas singulares que, a modo de referentes éticos en el devenir histórico de la humanidad, nos aportaron valor, conocimiento y esperanza: Espartaco, Zapata, Gandhi, Durruti, Malcolm X, entre otros muchos, fueron algunos de esos héroes populares que se enfrentaron al poder y sacrificaron su vida por el bien común. Su ejemplo traspasa las fronteras e influye en millones de personas en todo el mundo. Me temo que apenas quedan líderes así hoy día, si es que existe alguno. Al igual que el lince ibérico, son raros de ver, no pueden vivir libremente y corren peligro de extinción.

No soy partidario de la figura de un jefe como guía de masas, ni me gusta la figura tergiversada mesías redentor, aunque comprendo que algunos individuos, por su altura ética e intelectual, pueden servir de referencia e inspiración para mucha gente. De todas formas, creo que es mejor que cada uno piense y actúe por sí mismo. Que cada persona sea su propio líder natural. Pero ya sabemos que asumir esta responsabilidad es difícil, arduo y peligroso. Uno tiene que aprender a pensar por sí mismo y, peor todavía, debe hacerse responsable de sus propias decisiones. La sociedad no promueve la libertad individual. Por el contrario, prefiere un rebaño humano guiado por un pastor. No obstante, la fórmula se ha comprobado que únicamente beneficia a una minoría, la que ostenta el mando, en perjuicios de la inmensa mayoría, que apenas cuenta para nada y debe conformarse con obedecer dócilmente las órdenes del amo.

Es fácil comprobar la veracidad de mis palabras. Basta con leer un poco de historia o con echar un vistazo a la situación actual del mundo.

Miras a un lado y ves a Putin, un tipo de cuidado, con una mirada fría, siniestra y amenazante, forjado como agente soviético de la temible KGB; es abogado y político profesional, una mezcla de fatales consecuencias. Pobres rusos, si no habían padecido ya suficiente con los zares y los comunistas, ahora les toca experimentar en su carnes el capitalismo salvaje al estilo neoliberal. En muchos sentidos Rusia me recuerda a España, ambos son países sin suerte, con una historia atroz de gobernantes déspotas, corruptos e inútiles, sin la menor preocupación por el pueblo, al que tratan como si fuera escoria.

Para echarse a temblar son también los mandatarios de China y su aterrador ejército de generales bajitos con gorra de plato y el pecho cuajado de medallas, que han convertido a toda la nación en una gran fábrica que abastece de productos al mundo entero. Una cultura milenaria de miseria y opresión para el sufrido pueblo chino. Otro ejemplo especialmente aborrecible de jerarca tiránico es el hijo y heredero del anterior dictador norcoreano, ese cabeza de patata con un aspecto perversamente aniñado. O los brutales militares sudamericanos machacando a sus desgraciados pueblos golpe tras golpe, sin permitirles levantar la cabeza, siempre al servicio de una oligarquía opresora. África está sumida en un perpetuo horror de esclavitud, sangre y cadáveres masacrados desde hace siglos. Sin olvidar a la civilizada y culta Europa, que ha padecido dos guerras mundiales consecutivas y ha sido escenario de las peores atrocidades cometidas contra el ser humano. La verdad es que no sé hacia dónde dirigir la mirada; en todas partes es lo mismo: políticos que más que dar confianza dan miedo.

O bien podemos fijarnos en los fundamentalistas religiosos, ya sean de un credo u otro, judíos o musulmanes, católicos o protestantes, pues a pesar de que todos declaran que son religiones de amor, a la hora de la verdad no tienen escrúpulo alguno en asesinar piadosamente al prójimo cuando piensa diferente. No me explico cómo pueden contar con millones de fieles que obedecen como borregos a sus profetas y patriarcas. La falsedad resulta tan evidente, que no entiendo cómo alguien se puede tragar tal cúmulo de patrañas y engaños, sin más base que unos supuestos mensajes divinos que solamente unos pocos elegidos pueden interpretar para el resto de creyentes. La fe necesaria para creer nos exige dejar en suspenso la razón, o dicho de otra manera, las creencias religiosas requieren prescindir de nuestro rasgo más señalado: la inteligencia humana. La mente, ese gran misterio aún por desvelar, es la clave de la supervivencia, al permitirnos aceptar lo bueno y útil como verdadero y desechar lo malo y pernicioso como falso. Y las religiones, a mi entender, se encuentran dentro de este último apartado.

Ya sé que es simplificar demasiado un asunto complejo que ha preocupado al conjunto de los mortales desde sus albores; es más, el sentido trascendente de la existencia constituye uno de los rasgos que definen su humanidad. Pero es lo que pienso de esta superchería extendida por el mundo entero como una plaga.

No puedo concebir un Dios que consienta el sufrimiento del mundo. Un mundo en el que resulta muy duro vivir, sobre todo por el daño deliberado que el propio ser humano, en su estupidez y maldad, inflige a todo cuanto existe, empezando por sí mismo.?. Sinceramente, creo que nos iría mejor si nos deshiciéramos de tales mentiras y asumiéramos la verdad de la vida, aquí y ahora, y sustituyéramos las arcaicas, caducas e ilusorias creencias religiosas por una moral enteramente humana, basada en la dignidad y la libertad del individuo, un código ético de conducta que respetara los derechos individuales de cada persona y nos sirviera para vivir mejor unos con otros.

En este recorrido por la actualidad planetaria, tampoco podemos olvidarnos de la reciente estrella del firmamento político, el famoso y televisivo Donald Trump, el nuevo presidente norteamericano, en este caso empresario y político, dos términos que unidos deberían ser considerados opuestos, contradictorios y hasta ilegales. ¿Qué decir que no se haya dicho ya de semejante individuo?

No tengo la menor duda de que nuestro visitante estelar pegaría un salto en el espacio al comprobar quién dirige actualmente la Casa Blanca, uno de los mayores y más terroríficos centros de poder que existen en la Tierra. Y desde luego, cuando escuche hablar a Trump, con su estúpida, insufrible y malvada verborrea, pensará que la humanidad ha enloquecido al permitir que alguien como él ocupe un cargo de tanta responsabilidad. Es una vergüenza para el género humano que un personaje de su calaña pueda detentar algún tipo de poder sobre la gente.

Si ha comenzado su controvertido mandato entre manifestaciones masivas y fuertes críticas populares, no sabemos qué sorpresas puede depararnos en el futuro, pero sospecho que ninguna buena. Un chiflado megalómano, paranoide y psicópata de sus dimensiones puede llevarnos a la catástrofe.

Espero equivocarme por la cuenta que nos trae a todos, pero no me extrañaría nada que, tarde o temprano, acabe provocando una guerra sobre algún pobre país indefenso -si llega el caso, confiemos que sea a pequeña escala- como medio de subir en las encuestas de popularidad americanas. Es un viejo truco que se ha empleado con éxito garantizado en el pasado. Ya lo utilizaron algunos de los más nefastos presidentes estadounidenses -Reagan con la invasión de Granada y los bombardeos a Libia, Bush padre e hijo en las guerras de Iraq y Afganistán y Obama, sanguinario destructor de Libia y el Yemen, por ejemplo- aunque prácticamente la totalidad de gobernantes americanos ha recurrido, en un momento de crisis, a esta vieja estrategia populista. Qué importa un poco de sangre derramada si es por el bien de “América”. Lo importante es que las banderas ondeen al son del himno nacional. El fin está claro: conseguir que la población se olvide de sus problemas cotidianos y entregue sus libertades civiles rendidamente y sin cuestionar en manos de una autoridad salvadora. ¿Una exageración? ¿Un absurdo? Nada deseo más que equivocarme en mis funestas predicciones. Pero ahí está la historia para demostrar que es posible, demasiado posible.

Las personas somos fácilmente manejables y la clase dirigente tiene experiencia en manipular a la opinión pública a su antojo. El gobierno americano lo ha hecho en repetidas ocasiones. Lo hizo en la Primera Guerra Mundial, cuando EE UU era un país neutral y gracias al empeño del presidente estadounidense de entonces, Woodrow Wilson, otro abogado y político profesional, entraron a formar parte de la contienda. El hundimiento del transatlántico británico RMS Lusitania como elemento desencadenante de la entrada en el conflicto no fue más que un mero pretexto, ya que fue hundido en 1915 y Estados Unidos declaró la guerra a Alemania dos años más tarde. Yo me inclino a pensar que, como en la mayor parte de las guerras, fueron razones económicas y políticas principalmente las que llevaron a tomar tal decisión.

La Segunda Guerra Mundial fue ganada por los aliados, gracias sobre todo a los valientes americanos que vinieron a sacar las castañas del fuego a los pobres e indefensos europeos. Es cierto, el inmenso poderío militar norteamericano se empleó en hundir a la malvadas hordas nazis (que lo eran, indudablemente) liberando así al mundo entero para la democracia capitalista, como bien nos ha contado el cine en innumerables ocasiones. Sin embargo, esta historia mil veces repetida olvida un hecho fundamental: el sacrificio heroico de los soviéticos, pues no en vano murieron millones de ellos durante aquel terrible periodo.

Bien, no quiero ponerme catastrofista, pero la realidad es innegable. Podría continuar con un ejemplo tras otro: Corea, Vietnam, Cuba, Chile, Nicaragua, Granada (el país, no la provincia española, mediante la operación militar Furia Urgente), Libia, Iraq, Afganistán… ¿Adónde quiero ir a parar con este cúmulo de datos históricos? Sencillo, a que nos manipulan como quieren y nos usan como si fuéramos carne de cañón. Y lo peor de todo es que cuentan muchas veces con el propio respaldo de las ovejas que llevan al matadero.

En las contadas ocasiones en que la gente trabajadora ha tratado de sacudirse el yugo de sus amos y verdugos -la rebelión de los esclavos en la antigua Roma, la Comuna francesa o la revoluciones mexicana, rusa y española del 36, por citar unas pocas muestras- el fracaso ha sido completo. A lo largo de la historia, los rebeldes fueron sistemáticamente sometidos y aplastados. Pero lo que no pudieron, ni podrán jamás, es acabar con la esperanza de un mundo mejor. La idea permanece invencible: una ilusión que sirve para guiar a la humanidad doliente. Y esta utopía de justicia social es la que, a través de todo tiempo y lugar, ha encarnado el ideal anarquista. Pues allá donde se libre una lucha por la libertad y la dignidad del ser humano, para mí representa lo que entiendo por anarquismo.

De todas maneras, más preocupante que la maldad de los perversos, es la pasiva indiferencia de la gran mayoría silenciosa. Pienso si acaso tenemos los políticos que nos merecemos. Al fin y al cabo, no dejan de ser el reflejo de la sociedad cruel, injusta, desigual y enferma que hemos creado entre todos.

Otro importante tema a debatir es averiguar quién manda realmente en el mundo. Sabemos que los gobiernos tienen una esfera de influencia y poder bastante limitada, condicionados y sujetos como están por otros factores determinantes para la marcha de un país, como son primordialmente las grandes empresas multinacionales, los grupos de presión mediática y la banca, a los que hay que sumar los partidos políticos, sindicatos y religiones principales, cuyas cúpulas dirigentes influyen en mayor o menor medida en las decisiones políticas, sociales y económicas que afectan a toda la nación. La población común, es decir, la inmensa mayoría de nosotros, apenas tenemos nada que decir en este asunto. Se nos consulta en las elecciones para guardar las apariencias democráticas y basta. Luego, el político de turno tiene las manos libres para hacer y deshacer a su gusto, sin responsabilidad personal, sin rendir cuentas a nadie, sin respetar sus compromisos electorales. Y únicamente cuando nos empujan al límite, se encontrarán con la decidida y firme oposición de los ciudadanos. A nosotros nos reservan otra importante función: contribuir con los impuestos al sostenimiento del gasto general y soportar las decisiones de unos dirigentes que suelen gobernar en defensa de sus propios intereses de clase.

Las grandes empresas multinacionales ostentan uno de los sistemas de poder más importantes a escala mundial, por su volumen de actividad, por su capacidad de incidir sobre las economías nacionales, por su extensión global, por los millones de trabajadores que emplean y por la concentración en unas pocas manos de su capacidad directiva. Se trata de uno de los ámbitos de intervención más potentes que podemos encontrar en este momento.

Los inmensos recursos económicos que manejan sitúan a las grandes multinacionales por encima del PIB de muchos países. Por citar un dato revelador, dos de las mayores empresas españolas por ingresos son el Banco Santander y Repsol, aun estando situadas lejos de los puestos de relevancia entre las más ricas del mundo. Sin embargo, los beneficios anuales del Banco Santander superan con creces el presupuesto de naciones como Angola o Libia.

Las compañías multinacionales son explotadoras y agresivas con los países en los que operan. Los salarios de los trabajadores se reducen y sus derechos laborales son suprimidos, lo que hace que los costes de los productos sean menores. Su objetivo primordial es generar el máximo de beneficios, o lo que es lo mismo, enriquecer a un reducido grupo de personas a costa de la explotación de los trabajadores y de los recursos naturales, sin reparar en los medios utilizados, ya que el fin básico -ganar dinero- se impone por encima de cualquier otra consideración.

Además, destruyen el mercado nacional y local con su política de precios, imposible de mantener por los pequeños y medianos empresarios. Las grandes corporaciones utilizan su inmenso poder para adueñarse de los mercados, hasta que sus competidores son literalmente eliminados. Esta explotación desmedida y sin control está suponiendo un alto coste ecológico para el planeta. La destrucción de ecosistemas completos por parte de grandes industrias químicas, mineras y petroleras, se lleva a cabo con total impunidad, como pudimos comprobar en el vertido de petróleo en las costas gallegas, o peor todavía, con los miles de muertos y heridos ocasionados por el desastre de Bhopal en la India.

En esta alianza entre el gobierno, la banca y las grandes empresas, se fraguan medidas políticas y económicas favorables a sus intereses particulares en forma de ayudas millonarias, exenciones de impuestos y amnistías fiscales, regulaciones laborales y demás leyes y normativas encaminadas a incrementar su poder y riqueza. Estos poderes conchabados se dedican a explotar, exprimir y ordeñar hasta la última gota al contribuyente, a toda la masa de gente trabajadora y honesta que ha de ganarse la vida duramente con su esfuerzo diario. Somos nosotros y no ellos con sus cuentas millonarias y sus lujosas mansiones, los que hemos de afrontar la dureza de una existencia condicionada por una mala organización social y una pésima gestión de los recursos colectivos. Y el ingente tesoro nacional, toda la riqueza producida por los trabajadores, va a parar en gran medida al bolsillo de unos cuantos desaprensivos. Estamos hartos de las noticias que desvelan el gran negocio a escala mundial que se traen entre manos políticos, banqueros y empresarios, a costa como siempre de los mismos: tú y yo y todos nosotros, la gente que realmente mueve el mundo con su trabajo cotidiano.

Diversos colectivos populares, sindicatos, partidos, ONG y otras asociaciones, llevan a cabo campañas contra los abusos de las corporaciones industriales, pero el poder de estos gigantes es inmenso y poco pueden hacer. Para evitar la ruina y el caos hacia el que nos conducen inexorablemente, no basta con la débil oposición de estas organizaciones. Hay que luchar. Pero es una lucha que requiere de la unión y la participación de todos nosotros.

Y los sindicatos, ¿qué tienen que decir a todo esto? La verdad es que bien poca cosa. Acuden a las mesas de negociación como víctimas propiciatorias. La patronal se ha pasado por la piedra a los sindicatos y éstos permanecen mudos y ajenos ante el atropello al que son sometidos los trabajadores.

Sin embargo, no olvidemos jamás que el sindicato es la única defensa real y efectiva con que cuenta la clase trabajadora. Gracias a la lucha obrera se consiguieron la mayoría de las mejoras laborales: seguro médico, jornada de ocho horas, vacaciones, subidas salariales, convenios colectivos… Sin la ayuda y la fuerza que le ofrece la unión sindical, los trabajadores se verían totalmente perdidos. Retornaríamos a situaciones de vasallaje propias de un lejano pasado. Es fundamental volver a reflotar las asociaciones sindicales y crear organizaciones independientes, fuertes y unidas. Para nosotros, los trabajadores, es un empeño vital.

Bien, centremos ahora la atención en los españoles. Dirijamos la lente del telescopio espacial, no hacia las estrellas, sino hacia un pequeño país situado en el borde occidental de Europa, una península que compartimos con Portugal. España, mal que nos pese, es un país de segundo orden. Nuestras viejas glorias forman parte de un pasado remoto. La verdad es que no pintamos gran cosa en el orden mundial. Nuestro papel ha quedado reducido al de meros comparsas de las grandes potencias.

Y lo que podemos aquí observar tampoco resulta demasiado tranquilizador. La tan alabada democracia española, el menos malo de los sistemas políticos, según ha sido definido, mantiene las viejas estructuras de poder de la época franquista. Aplicando la vieja máxima de Lampedusa, cambiaron las cosas para que todo siguiera igual. Podemos comprobarlo fácilmente echando un vistazo a nuestros actuales políticos, banqueros y empresarios, muchos de ellos con raíces que llegan hasta la dictadura. Un apunte ¿Os habéis fijado bien en la cara que tienen la mayoría de nuestros dirigentes, en sus rostros faltos de humanidad? La verdad es que me estremezco sólo de pensarlo. Dan temor, desconfianza y asco.

La complicidad entre la política y los grandes poderes financieros posibilita que los ricos amasen ingentes fortunas, más allá de todo límite razonable. Como contrapartida, los gigantes industriales tienen en su cuenta a ex presidentes, ministros, políticos, jueces e intelectuales de diversa ralea. Además, mediante el control de los medios de comunicación se aseguran una cobertura positiva, de tal manera que es posible ver anuncios como el de Repsol, que más que una petrolera, cuyos beneficios pasan por diezmar la tierra sin miramientos como hace en realidad, parece un grupo ecologista dedicado al sostenimiento del planeta.

El grado de corrupción que impera en nuestro país en estos tiempos ha alcanzado cotas realmente alarmantes. La impunidad y la indecencia campan a sus anchas. Salvando las distancias, la situación actual guarda muchos paralelismos con la etapa gansteril americana de los años veinte. Podemos encontrar políticos corruptos y policías y jueces venales al servicio de una élite empresarial, que tal vez no deje muertos tirados en las calles, pero que tiene un poder letal mucho mayor que el de las bandas mafiosas durante “la prohibición”. Hay muchas formas de matar a una persona y no todas son claramente violentas. Pero violencia es dejar a familias sin cobijo, a trabajadores sin empleo, a enfermos sin atención sanitaria, a niños y ancianos sin los cuidados que necesitan. Es un tipo de violencia soterrada, que mata callando.

Cuando una persona pierde su trabajo, pierde estabilidad, se ve acuciado por deudas y por problemas de diversa índole, aunque su origen sea el mismo, en una serie implacable de dificultades a las que resulta imposible hacer frente: el cuidado y la manutención de los hijos, la hipoteca de la casa, la luz y la calefacción, el gasto del coche… Cuando un trabajador se queda sin empleo puede perder su hogar y, con el tiempo y la presión suficientes, puede incluso perder el norte y terminar haciendo algo irreparable. Está abocado a caer más fácilmente en la delincuencia. La pérdida del trabajo puede destrozar a una persona. Estar sin empleo mucho tiempo puede hundirte.

Lo sé por experiencia. He estado en paro varias veces, las suficientes para saber de qué va el asunto. En cierta ocasión, me largué de un empleo detestable que odiaba a muerte, poco después me echaron del piso por no poder pagar el alquiler y me vi en la calle. Acudí a pensiones y hostales, pero deseaba ahorrar hasta la última moneda y, además, esos lugares me resultaban fríos e inhumanos. Me deprimían. Así que durante una breve temporada, hasta que la suerte cambió, me estuve alojando en mi viejo Seat 1.200 Sport, estrecho y reducido espacio para alguien como yo, donde pasaba las noches en la apartada soledad de un parque público de las afueras de la ciudad.

Visto esto con la distancia suficiente, se me antojan locuras de juventud. Estaba solo por aquel entonces y nada me importaba demasiado. Sabía que tarde o temprano volvería a encontrar un trabajo, esperanza de la que muchos ahora carecen. Sin embargo, asomarme al abismo, me infundió miedo. Lo confieso sin ámbages. Me asustó pensar que podría verme sin techo y sin dinero para sobrevivir. Y no era una simple cuestión de merecimientos. Podía pasarle a cualquiera. Hasta a los mejor preparados. Bastaba un resbalón en forma de despido, enfermedad, accidente o cualquier otra contingencia inesperada, para rodar inevitablemente hacia el fondo de la fosa social.

Soy de esa clase trabajadora que necesita el sueldo diario para subsistir, es decir, para pagar y comer. Desde que comenzó la provocada crisis económica allá por el año 2008, hay más personas que piensan igual que yo. Todos hemos cobrado una mayor conciencia de la mala situación que vivimos. Todos somos más conscientes de que el rico es cada día más rico y el pobre cada día más pobre, y el que tiene un trabajo, aunque sea un empleo de mierda de los que tanto abundan actualmente, se puede considerar afortunado.

Recuerdo que antes podías ver en el telediario manifestaciones y huelgas, hoy los mineros, mañana los agricultores, pasado los obreros de los altos hornos o de los astilleros. Ahora no sé si hay sindicatos, pues nunca se les ve por ningún sitio. Bien es cierto que, con la escasa fuerza que tienen, poco pueden hacer. Los trabajadores están tan enfrentados, aislados y asustados que soportan abusos e injusticias sin rechistar, totalmente abatidos como clase social. Lo hemos perdido todo, no solamente las mejoras laborales tan duramente conquistadas en el pasado, a costa de enormes esfuerzos y sacrificios, peor es haber perdido el ánimo de lucha y, me atrevería a decir, que hasta nuestra propia dignidad como seres humanos. En fin, estamos derrotados. Hay que reconocerlo. Si al menos fuéramos capaces de protestar como último recurso, pero ni siquiera eso; nos sacrifican en completo silencio y apatía. Esto no sucede únicamente en nuestro país. Es un mal generalizado, pero oculto y callado y, no por eso, menos nocivo y letal para el conjunto de la sociedad.

En fin, creo que es suficiente. No quiero hablar de guerras y refugiados, de epidemias y hambrunas. No deseo comparar la opulencia y derroche de unos con la pobreza y la miseria de otros. No tengo valor para seguir hurgando en las viejas heridas de este sufrido mundo. Y, hastiado de tanto sufrimiento inútil y gratuito, cierro mis ojos, que no mi conciencia, ante los males ajenos. Como lenitivo, busco consuelo en la naturaleza, en el arte, en alguna gente, en todo lo bueno y hermoso que también alberga este pequeño rincón del universo.

La Tierra es nuestra casa, un hogar temporal que algún día lejano habremos de abandonar forzosamente. Nuestro futuro como especie depende de la capacidad que tengamos de alcanzar las estrellas. Mientras tanto, debemos cuidar nuestro lugar de origen, el sitio que nos ha visto nacer y nos define como humanos. Cada vez estoy más convencido de que la ciencia nos salvará si no nos extermina antes.

Desconozco lo que opinaría nuestro hipotético visitante cósmico, pero supongo que la conclusión más evidente a la que llegaría tras observar nuestro comportamiento es que somos una especie peligrosa para nosotros mismos y para los demás seres vivos, provengan éstos de nuestro entorno terrestre o del espacio exterior. En consecuencia, la Tierra debería mostrar un cartel con este mensaje: “¡Cuidado, personas sueltas!”, como señal de advertencia para el resto del universo.?No sé vosotros, pero creo que ya hace mucho tiempo que deberíamos haber tomado las calles. Y tras la calle, el gobierno de nuestros intereses humanos y como trabajadores. Decidir por nosotros mismos, en lugar de delegar en otro. Ser los verdaderos artífices de nuestra vida. Pero supongo que no lo verán mis ojos.

Al finalizar este somero análisis de la situación mundial y nacional, no puedo por menos que sentirme mal. Y no es para menos. Sólo puedo lanzar una llamada de socorro: ¡Que paren este mundo, quiero bajarme!

Me cuesta terminar el artículo con una visión tan amarga, pesimista y, tal vez, excesivamente desalentadora.

La gente debe organizarse en movimientos populares a través de los cuales consiga asumir el control real de su destino. La gente puede crear esa clase de poder colectivo que es preciso para cambiar sus vidas y transformar la sociedad. La gente tiene que saber que es fundamental ejercer presión sobre los poderes establecidos para abordar las cuestiones que más importan. En definitiva, la gente necesita imaginar un futuro sin guerras, sin pobreza, sin opresión, sin la explotación del hombre por el hombre, en la que la vida sea más libre, justa y humana para todos. Esta es la clase de utopía que persigue el anarquismo. La otra opción es continuar como hasta ahora, en una carrera que probablemente nos conduzca hacia el desastre total.

Vamos, pues, a capear el temporal, y luchar porque vengan tiempos mejores para todos. Tenemos que hacerlo, primero por nosotros mismos, y luego por las generaciones futuras. No podemos permitirnos caer en la desesperación y el desánimo. Ya que estamos vivos, debemos actuar. Y una de las maneras más altas y nobles de hacerlo es por un ideal.

En este momento crucial en que nos encontramos, con una humanidad aquejada por infinidad de males y problemas, en pleno debate por la supervivencia, el anarquismo puede suponer nuestra última tabla de salvación. ¿Y por qué el anarquismo, precisamente? Porque cuando todo va mal y no hay consuelo, solamente nos queda la esperanza de soñar que aún es posible un mundo mejor.
no es un privilegio de la Democracia,
es absolutamente esencial a ella. ».

Nuba Al-Istihal

¡Ay, de mi al-Ándalus! – Ibn Jafáya (1058 – 1139)
No debe ser nación un pueblo que olvida su pasado explendor


El himno nacional tiene su origen en una composición andalusí del siglo XII
Nuba Al-Istihal de Ibn Báya (Himno nacional de España)
El himno nacional de España, conocido como la Marcha Granadera, tiene su origen en una composición del siglo XI, obra del genial pensador, médico, músico y poeta andalusí Ibn Bayya, conocido como Avempace. Este descubrimiento se presenta como un símbolo para la nación española, y nos puede ayudar a comprender eso que Américo Castro llamaba «la realidad histórica de España». Esta es la crónica de como una pequeña comunidad de musulmanes descubrió el secreto de su himno nacional. Invitamos a los lectores a escuchar la pieza, y a sacar sus propias conclusiones.
«Cuando el hombre toma el laúd e interpreta las notas acompañadas con la poesía, su espíritu se siente inmerso en el mundo de la música, hasta llegar a lo más profundo de su ser y purificarlo.» Ibn Báya, Zargoza, s.XI
La noticia llegó a la pequeña comunidad de Medinat Sabora, tras una larga noche dedicada al recuerdo. Esta era una ancestral costumbre que los nuevos musulmanes estaban recuperando, junto a la memoria histórica perdida. Tras cinco oscuros siglos de genocidio, el Islam volvía a ser una realidad en esta tierra, si es que no lo había sido siempre.
Así era entonces, como había sido antaño en esta misma tierra andalusí. La nave de los locos trazaba círculos alrededor de la Palabra revelada. Tras la azalá del alba, solo quedó el sonido de las ranas en la charca, que sentenciaron el dikra del día que amanece: todos hemos de morir, recordad el parto del tiempo es una luna llena, preñada de una luz intempestiva, que ha de recomenzar a cada instante. Cuando las ranas terminaron el canto, el corazón del hombre estaba quieto. Los planes del Shaytán fueron desbaratados, y los amigos se reunieron en torno a una taza de café.
«Alhamdulil-lâh que nos ha hecho musulmanes», dijo Abu Tariq, mientras alguien escogía un CD para acompañar ese silencio. Era la Núba al-Istihal, de ibn Báya, grabada por Omar Metiou y Eduardo Paniagua. Los musulmanes oían la música de fondo, sin prestarle atención alguna, cuando alguien fue iluminado: «¡es el himno nacional de España!». Los moros nuevos escucharon una y otra vez la pieza número 4 del disco de Omar Metiou y Eduardo Paniagua, simultaneando su audición con la del himno nacional de España, hasta que quedaron convencidos: la Marcha Granadera parece surgir de la nuba de ibn Báya, si es que los oídos no nos han fallado.
En los días siguientes comunicaron su descubrimiento al Chapi Pineda, conocido músico andaluz, muy apreciado en la zona por su toque de guitarra, el cual convino en que había una clara semejanza. Así pues, esta noticia fue transmitida a los nuevos moros por dos vías distintas: por el método de la iluminación interna, que es el más dudoso y efectivo, y por la opinión científica de un especialista en la materia.
Este descubrimiento no puede sorprendernos: España es un país en el cual la cultura dominante durante ocho siglos fue árabe-musulmana, y hay sobradas evidencias para pensar que si escarbamos un poquito en dirección al pasado, encontramos la huella del Islam tras las más importantes manifestaciones de las más antiguas tradiciones españolas. No en vano Juan Vernet insinúa el origen árabe de su monarca…
Sólo nos queda comunicar a las autoridades españolas nuestro descubrimiento, para que tengan a bien hacerlo constar en los discursos oficiales sobre la materia. Esta información viene a llenar un hueco, a disipar el enigma de los orígenes del himno nacional de España.
Este descubrimiento abre nuevas posibilidades de futuro. Desde nuestra humilde posición de súbditos de la corona, queremos proponer a las autoridades que incorporen la magnífica letra de la nuba de ibn Báya. España podría convertirse en el primer país de Europa cuyo himno nacional es un canto de amor entre místico y desesperado…


no te dejó ver el cansancio de mi mente.
Aquel que te envió me respondió
con la somnolencia de mis párpados.
seguí con las hermosas y vivo esclavo de mis deseos.
¡Si pudiera ver con mis propios ojos a mi Señor!,
¡ay! Si pudiera verlo.
Contemplar tu belleza vivifica mi corazón,
compadécete, tú que das la vida al desfallecido,
tu amor me agotó.
Tu belleza hermosa, por su hermosura es bella,
guía y seductora, locura para el que agoniza de amor.
Aquello que era guía se convirtió en un sueño,
y antes de caer en el amor, él me dominó,
me venció y gozó con su dominio,
penetrando en mi cuerpo.
Quise ser sumisa y no atendió mi deseo.
Si me hubiera escuchado, o hubiera estado cerca de mí,
con su ayuda me habría rescatado.
Contemplar tú belleza vivifica mi corazón,
compadécete, tu que das vida al desfallecido,
tú amor me agotó.


Imaginamos a los soldados españoles en Afganistán cantando está canción en su original árabe, ante la mirada atónita de los nativos. La recuperación de su pasado andalusí podría convertir a España en un puente entre civilizaciones, en unos tiempos en los cuales el discurso oficial se estructura desde la diferencia. Esta noticia será recogida con alegría por todos aquellos que quieren avanzar en el camino del encuentro. Al-lâh es grande.