Mi patria es todo el mundo.

Clásicos

Gaudeamus igitur

Gaudeamus Igitur Sheet Music

        El Gaudeamus Igitur («Alegrémonos pués») es una canción estudiantil de autor anónimo. En realidad se titulaba De brevitate vitae («Sobre la brevedad de la vida») y se cantó inicialmente en universidades alemanas a mediados del siglo XVIII.      Aunque su letra es poco académica, la mayoría de las universidades europeas la suelen tomar como himno propio, entonándola en las grandes solemnidades académicas; no obstante, muchos coros interpretan solamente algunas estrofas pues algunas otras no son políticamente correctas como la que dice

«Vivant omnes virgines,
faciles, formosae
vivant et mulieres
tenerae, amabiles
bonae, laboriosae»
estrofa que no precisa de traducción.
 

  Nadie conoce el origen exacto ni el nombre del compositor. Se cree que la música es de Johann Cristian Grüntaus (1717) y fue reescrita en 1781 por Christian Wilhelm Kindleben, teólogo evangelista (Berlin 1748-Dresde 1785).
https://www.upo.es/diario/wp-content/uploads/2016/09/aperturacursoUPO1.jpeg   La letra pudiera ser del siglo XIII, en base a un manuscrito en latin de 1267 encontrado en la Biblioteca Nacional de París. Las palabras de algunos versos son casi idénticas, aunque la expresión «gaudeaumus igitur» no aparece. Hay música en el manuscrito pero no tiene parecido con la melodía que conocemos.

Una traducción alemana de todos los versos se hizo hacia 1717 por Johann Christian Günther y comienza por «Brüder, laßt uns lustig sein». Este texto alemán, sin música, fue impreso en «Sammlung von Johann Christian Günthers» (Francfort et Leipzig, 1730).
https://sevillabuenasnoticias.com/wp-content/uploads/2018/09/universidad_sevilla_apertura_curso_2018-19.jpg
Aparte el manuscrito latino, la versión más antigua conocida se encuentra en un cancionero estudiantil manuscrito, fechado entre 1723 y 1750, que se encuentra actualmente en la Westdeutsche Bibliothek de Marburg. Difiere considerablemente de la versión actual.

La primera aparición conocida de la versión moderna del texto latino está en la «Studentenlieder» de C. W. Kindleben, editado por Halle en 1781. En la página 56 Kindleben afirma que ha hecho importantes cambios al texto latino. No se ha conservado ninguna copia de ese trabajo pero sí de una reimpresión en facsímil de 1894 que se encuentra en la Harvard University.

El rector, flanqueado por su derecha por Lina Gálvez, consejera, y Concha Yodi, presidenta del Consejo Social de la Hispalense, y a su izquierda por José Sánchez Maldonado, Catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Málaga.

   En 1782 la melodía era tan conocida que, en la «Akademisches Liederbuch» de August Niemann (Dessau y Leipzig), en la Universidad de Yale, se indica como deben ser cantadas tres poesías con esta melodía. El primer documento impreso conocido de la melodia actual está en el «Lieder für Freude der Geselligen Freunde» editado en Leipzig en 1788, en la página 24.

Incluso uno de los compositores más importantes del siglo XIX, el alemán Johannes Brahms (1833-1897), la incluye en su «Akademische Fest-Ouverture» para orquesta, publicada en 1881. Brahms usa el Gaudeamus asi como otras canciones estudiantiles en esta obertura del Festival Académico (opus 80), compuesto en 1880 para agradecer el nombramiento de doctor honoris causa por la universidad de Breslau. Se encuentra entre sus obras maestras aunque parece que el tono desenfadado de la composición no fue completamente del gusto del claustro de la universidad que, no obstante, aceptó la dedicatoria.

Latin

Gaudeamus igitur,
iuvenes dum sumus. (bis)
Post iucundam iuventutem,
post molestam senectutem,
nos habebit humus.
Alegrémonos pués,
mientras seamos jóvenes.
Tras la divertida juventud,
tras la incómoda vejez,
nos recibirá la tierra.
Ubi sunt qui ante nos
in mundo fuere?
Vadite ad superos,
transite ad inferos,
ubi iam fuere.
¿Dónde están los que antes que nosotros
pasaron por el mundo?
Subid al mundo de los cielos,
descended a los infiernos,
donde ellos ya estuvieron.
Vivat Academia,
vivant professores.
Vivat membrum quodlibet,
vivant membra quaelibet,
semper sint in flore.
Viva la Universidad,
vivan los profesores.
Vivan todos y cada uno
de sus miembros,
resplandezcan siempre.
Vita nostra brevis est, breve finietur.
Venit mors velociter,
rapit nos atrociter,
nemini parcetur.
Nuestra vida es corta,
en breve se acaba.
Viene la muerte velozmente,
nos arrastra cruelmente,
no respeta a nadie.
Vivat nostra societas!
Vivant studiosi!
Crescat una veritas,
floreat fraternitas,
patriae prosperitas.
¡Viva nuestra sociedad!
¡Vivan los que estudian!
Que crezca la única verdad,
que florezca la fraternidad
y la prosperidad de la patria.
Vivat et Republica,
et qui illam regit.
Vivat nostra civitas,
Maecenatum charitas,
quae nos hic protegit.
Viva también el Estado,
y quien lo dirige.
Viva nuestra ciudad,
y la generosidad de los mecenas
que aquí nos acoge.
Pereat tristitia,
pereant osores.
Pereat diabolus,
quivis antiburschius,
atque irrisores.
Muera la tristeza,
mueran los que odian.
Muera el diablo,
cualquier otro monstruo,
y quienes se burlan.
Alma Mater floreat
quae nos educavit,
caros et conmilitones
dissitas in regiones
sparsos congregavit.
Florezca la Alma Mater
que nos ha educado,
y ha reunido a los queridos compañeros
que por regiones alejadas
estaban dispersos.
Wonders of nature

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Nada hay cuidadosamente ocultado que no haya de revelarse
ni secreto que no llegue a saberse”. Evangelio de Lucas 12:2

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Benditas letras

Si no naciera el gran Lope, si Cervantes no estuviera,

Calderón diría que a Shakespeare lo forjaron de la estela

de la gloria de los siglos, de literatura excelsa.

Ya Dickens diría lo mismo mirando la calavera que Hamlet

sacó del nicho, y Quevedo en burla hecha, de la muerte y

de la vida Góngora, excelsa ofreciera.

A Zorrilla le encantara ver a Don Juan con Julieta,

Pigmalión preferiría a su bella Galatea, para convertir

en futil mármol al mercader de Venecia.

Ayer nos regaló su obra hoy alaba su grandeza toda alma

que ante un libro inclinando la cabeza besa las grandes

palabras que navegan en sus letras.

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Libro de Buen Amor

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Contra el T.T.I.P.

NO A LA LEY MORDAZA

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Carnaval de Cadiz 2018

 La compañía de teatro ‘Las Niñas de Cádiz’ han sido elegidas como pregoneras del Carnaval de Cádiz 2018. Las hermanas López Segovia: Ana, Alejandra y Rocío junto a Teresa Quintero han aceptado la propuesta del Alcalde de Cádiz: José María Santos, para dar el Pregón del Carnaval de Cádiz 2018, que se celebrará en la plaza de San Antonio el próximo 10 de febrero.


Safo / Σαπφώ

Safo (c. 600-? a.C.)

Poetisa lírica griega cuya fama hizo que Platón se refiriera a ella dos siglos después de su muerte como la décima musa. Nació en la isla de Lesbos, probablemente en Mitilene. Aunque no se sabe mucho acerca de su vida, perteneció al parecer a una familia noble y fue contemporánea del poeta lírico Alceo, de quien se supone fue su amante, y de Stesichorus. También se dice que se casó con un hombre rico de la isla de Andros y que tuvo una hija llamada Cleis. Otra leyenda, que no merece credibilidad alguna, sostiene que, tras ser rechazada por el joven marino Faón, se arrojó desde un acantilado en Léucade (una isla de la costa occidental de Grecia). No se sabe cuando murió, pero en sus poemas de última época se describe a sí misma como una anciana que goza de una vida tranquila, pobre, en armonía con la naturaleza.

Los fragmentos que hoy conservamos de sus poemas indican que Safo enseñó su arte a un grupo de mujeres jóvenes, con las que mantuvo una estrecha relación y para las que compuso sus odas nupciales cuando la abandonaron para casarse. El poeta Anacreonte (mediados del siglo VI a.C., es decir, una generación posterior a Safo), afirmaba, en referencia a este grupo, que Safo sentía un amor sexual por las mujeres; de ahí proceden los términos lesbianismo y safismo, que aluden a la homosexualidad femenina.

Safo escribió nueve libros de odas, epitalamios o canciones nupciales, elegías e himnos, pero apenas se conservan algunos fragmentos de todos ellos. Entre estos destaca la Oda a Afrodita, citada por el erudito Dionisio de Halicarnaso en el siglo I a.C. En el siglo XX se descubrió un papiro con nuevos fragmentos de sus poemas.

La poesía de Safo se caracteriza por la exquisita belleza de su dicción, su perfección formal, su intensidad y su emoción. Inventó el verso hoy conocido como oda sáfica (tres endecasílabos y un adónico final de cinco sílabas). Muchos poetas griegos posteriores asimilaron la influencia de Safo, en particular Teócrito.

Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentado.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!

A mí en el pecho el corazón se oprime
Sólo en mirarte; ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir, y rota
Calla la lengua.

Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
Presto discurre; los inciertos ojos
Vagan sin rumbo; los oídos hacen
Ronco zumbido.

Cúbrome toda de sudor helado;
Pálida quedo cual marchita yerba;
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
Muerta parezco.

A Una Amada
Paréceme a mí que es igual a los dioses el mortal que se sienta frente a tí, y desde tan cerca te oye hablar dulcemente y sonreír de esa manera tan encantadora.
El espectáculo derrite mi corazón dentro del pecho. Apenas te veo así un instante, me quedo sin voz. Se me traba la lengua. Un fuego penetrante fluye en seguida por debajo de mi piel. No ven nada mis ojos y empiezan a zumbarme los oídos. Me cae a raudales el sudor. Tiembla mi cuerpo entero. Me vuelvo más verde que la hierba. Quedo desfallecida y es todo mi aspecto el de una muerta…

Soledad a Media Noche
Se han puesto ya la luna y las pléyades.
Es media noche. Pasa el tiempo.
Y yo sigo durmiendo sola.


En la Distancia
De veras, quisiera morirme. Al despedirse de mí llorando, me musitó las siguientes palabras: «Amada Safo, negra suerte la mía. De verdad que me da mucha pena tener que dejarte.» Y yo le respondí: «Vete tranquila. Procura no olvidarte de mí, porque bien sabes que yo siempre estaré a tu lado. Y si no, quiero recordarte lo que tu olvidas: cuantas horas felices hemos pasado juntas. Han sido muchas las coronas de violetas, de rosas, de flor de azafrán y de ramos de aneldo, que junto a mí te ceñiste. Han sido muchos los collares que colgaste de tu delicado cuello, tejidos de flores fragantes por nuestras manos. Han sido muchas las veces que derramaste bálsamo de mirra y un ungüento regio sobre mi cabeza.»

Cuasi Ventus
Amor ha agitado mis entrañas como el huracán que sacude monte abajo las encinas. Viniste. Hiciste bien. Yo te estaba aguardando. Has prendido fuego a mi corazón, que se abrasa de deseo.

Una Amada Ausente
Te igualaba a una diosa insigne, y tú te embelesabas con su canto como con otro ninguno. Pero se fue, y ahora sobresale entre las damas lidias lo mismo que la luna de rosados dedos eclipsa todas las estrellas una vez puesto el sol. Y su brillo baña de plata el mar salobre, e ilumina las campiñas floridas, donde ha caído el rocío y han brotado las rosas, el tierno perifollo, las dulces flores del trébol.
Mas en el ajetreo de su nueva vida no deja de añorar el cariño de su amada Atis, y en el pecho le duele de nostalgia el corazón.

Un Epigrama
Estas son las cenizas de Timade. Muertas antes de la boda, fue a parar al oscuro tálamo de Perséfone. Y una vez que ella pereció, con un acero recién afilado, todas sus compañeras colocaron aquí como ofrenda la graciosa cabellera de sus cabezas.

I
La luna luminosa
huyó con las Pleyadas;
la noche silenciosa
ya llega a la mitad;
la hora pasó, y en vela
sola en mi lecho, en tanto
suelto la rienda al llanto
sin esperar piedad.

II
Amor, que el pecho mío
continamente agita,
es dulce y es impío,
y es más que una avecita
volátil y ligero.
¡Ay! de su dardo fiero,
¿quién consiguió victoria?
Renueva, amada mía,
renueva la memoria
de cuando Atis ardía,
tu dulce amor odiaba
y a Andrómeda estimaba.

III
Desciende, Venus bella,
y en las doradas copas
con el suave néctar,
mezcla purpúreas rosas,
y a mis dulces amigos
que tu deidad adoran,
con divinal bebida
inspira y alboroza.

IV
Será tal vez hallada
simplecilla labriega,
si dulce amor hirióla
con su dorada flecha,
Amor el rapazuelo
de Venus Citerea,
que con su blanda mano
doma las bravas fieras.
Y la joven hermosa
nacida en la floresta,
siendo de amor tocada,
ya suaviza y templa,
las rústicas costumbres,
la esquivez de la selva,
plegando sus vestidos
con gracia y gentileza.

V
De los verdes manzanos
en las frondosas cimas,
con estruendoso ruido
las aguas se deslizan,
las puras frescas aguas
que el peñasco destila;
el delicioso estruendo
de las hojas movidas
del apacible viento
süave sueño inspira,
y con Venus hermosa
soñaba que dormía;
mas de las altas ramas,
del viento sacudida,
una roja manzana
de mi sueño me priva.

VI
Al Olimpo volara
si alitas yo tuviera,
cual cándida paloma,
y a Pafia la risueña
mis cuitas contara,
mis amorosas quejas,
y de allí a las alturas
de los montes viniera,
y enlazaran mis brazos
la causa de mi pena:
que el amor dulce amargo
con fiera violencia
mi corazón impele,
le arrebata y le lleva,
cual viento impetuoso
arranca por las selvas
en los excelsos montes
a las encinas gruesas.

VII
La graciosa doncella
en apartada estanza
pasa su edad florida
de delicias privada;
sus cuidadosos padres
dicen: -Amor la espanta,
allí vive contenta,
que no quiere de Pafia
las süaves caricias-;
mas, ¡ay!, niña cuitada,
que ya siente tu pecho
las amorosas llamas,
triste, cerrada y sola,
niña y enamorada.

VIII
Morirás, bella joven;
ni servirá ser bella,
ni quedará memoria
de ti sobre la tierra,
porque las frescas rosas
no has gozado de Pieria:
y así desconocida
irás a las cavernas
del horroroso Dite,
ni será quien te vea
cuando en las vanas sombras
des fugitivas vueltas.

IX
Alzad, alzad la casa,
artífices, que viene
el esposo gallardo,
que a Marte se parece:
al menos muy más alto,
muy más robusto y fuerte
que los más esforzados
que la ciudad contiene.
Todos de una vez toman
y de sus asas tienen
la gran Carkesia copa,
y libación ofrecen,
felicidad, delicias,
eternos, justos bienes,
al esposo desean,
y el dulce vino beben.
De todas las doncellas,
tu venturosa suerte
la más linda te ha dado,
ni hallarse otra tal puede:
la dulce joven bella,
por quien tú tantas veces
tiernos suspiros dabas,
hoy a tus brazos viene;
no envidies a los dioses,
si tu ventura entiendes.

X
Amor bulle en mi pecho
y sin cesar voltea
mi corazón amante
y acá y allá le lleva;
mis miembros desenlaza
su poderosa diestra,
y en viéndome rendido
ya me desprecia y vuela;
tiene sus lindas alas
cual ave, mas es fiera,
y dulce y apacible,
y de indomable fuerza.
Atis, de tu abandono
al crudo Amor te queja,
que en los ojos me abrasa
de Andrómeda la bella.

XI
Esperio, luz hermosa
de Venus la rosada,
que los tiernos deseos
y enamoradas ansias
benigna satisfaces,
tú conduces a casa
el delicioso fruto
que las almas encanta,
el manchado rebaño
de las ligeras Cabras,
y con su dulce madre
la niña que las guarda.

fin

Lesbos

Mitilene, nombre dado a menudo a toda la isla, fue fundada en el siglo XI adC supuestamente por los Pentílidas llegados de Tesalia, que gobernaron la isla hasta que fueron derrocados por una revuelta popular al comienzo del siglo VI adC. Otras cinco ciudades tuvieron reyes, pero igualmente fueron progresivamente expulsados en los siglos VII y VI adC y se establecieron gobiernos oligárquicos o tiranías. Todas las ciudades fueron colonizadas por tesalios con los que se impuso la colonización eólica y la poetisa Safo aún escribía en el dialecto eólico del griego. Las ciudades de la isla eran tributarias del rey Creso de Lidia por sus posesiones en la costa (Creso no dominó nunca la isla), pero cuando éste fue derrotado por los persas en 546 adC, la isla pasó a dominio persa y hubo de pactar el pago de un tributo y el envío de soldados cuando el rey lo pidiese. En el siglo V adC, la ciudad de Arisbe (Arisvi) fue destruida por Metimna y el número de ciudades independientes quedó reducido a cinco: (Mitilene, Metimna, Antisa, Ereso y Pirra). Contribuyeron a fundar Naucratis en Egipto y se aliaron con Mileto contra el tirano Polícrates de Samos que les derrotó. Permanecieron tributarias del rey de Persia hasta 499 adC, cuando el tirano favorable a Persia, Coes de Axandros, fue derrocado y la isla se unió a la revuelta jonia pronto sufocada (494 adC). La victoria ateniense en Salamina en 480 adC supuso el fin del dominio persa en Lesbos. La isla tuvo siempre tendencia oligárquica, pero elementos cercanos a la democracia se acabaron imponiendo y las cinco ciudades bajo la hegemonía de Mitilene (477 adC), ingresaron en la confederación de Delos (471 adC) y excepto por una breve revuelta (Metimna no tomó parte); las demás ciudades fueran castigadas y se repartió las tierras entre ciudadanos atenienses) y permanecieron allí hasta el final de la guerra del Peloponeso cuando cayeron en manos de Esparta (405 adC) y de la oligarquía local aliada a Esparta. En 392 adC, Atenas reconquistó las cinco ciudades; pero por la paz de Antálcidas se restableció su independencia en 387 adC. En 369 adC ingresó en la segunda liga ateniense, pero cayó bajo dominio persa en 357 adC. Cuando Alejandro Magno ganó la batalla de Gránico, las ciudades se declararon a su favor, pero fueron sometidas por la flota persa dirigida por Memnón de Rodas. El general macedonio Hegéloco conquistó la isla hacia el 331 adC (Memnón murió) y pasó a Macedonia, dentro de la que permaneció hasta el 167 adC en que hubo de firmar un tratado con los romanos. En esta guerra, Labeus destruyó Antisa por ayudar a los macedonios e incorporó a sus habitantes a los de Metimna. En 89 adC, las ciudades de la isla se aliaron a Mitrídates VI Eupator, rey del Ponto, y los romanos desembarcaron en 88 adC y se establecieron permanentemente allí, destruyendo Mitilene, acusada de encabezar la alianza póntica por haber liberado el rey a M. Aquillius; Mitilene. La última ciudad leal a Mitrídates fue conquistada por M. Minucius Thermus, y en la batalla se distinguieron Julio César que recibió una corona por salvar a un soldado. Cneo Pompeyo, a petición de Teófanes, le reconoció pocos años después una cierta autonomía como ciudad libre bajo dominio romano (79 adC); la mujer y el hijo de Pompeyo estuvieron en Mitilene hasta el final de la campaña que acabó en Farsalia. En esta época, Mitilene fue de hecho la capital de la provincia romana de Asia. En 70 el emperador Vespasiano le suprimió los privilegios, que, no obstante, fueron restaurados por Adriano en 117. La ciudad emitió moneda bajo diversos emperadores. Con la división provincial de Constantino I el Grande, la isla fue incluida en la Provincia Insularum (Hierocles p. 686). Durante la época cristiana se construyeron numerosas iglesias y basílicas (más de 50). En 769 fue saqueada por los eslavos, en 821, 881 y 1055 por los sarracenos, por los venecianos en 1125 y por los catalanes en el siglo XIII. En el 801 fue el lugar de exilio de la emperatriz bizantina Irene, que murió allí el 15 de agosto de 802. Hacia el 1090, Tzashas, emir de Esmirna, conquistó Mitilene, pero fracasó ante Metimna. Alejo I Comneno envió una expedición que recuperó Mitilene. En 1204 fue parte de los dominios directos del emperador latino y en el 1224 fue ocupada por el emperador de Nicea. A partir del 1270 se concedió privilegios comerciales a los genoveses, pero la soberanía permaneció bizantina. Los genoveses la quisieron ocupar en 1346, pero el ataque imperial a Quíos lo impidió, pero poco después Francesco I Gattiluso, un patricio genovés que puso al servicio del bizantino Juan V Paleólogo naves y hombres para ayudarlo a recuperar el trono del que había sido desposeído (1354), recibió a cambio la señoría de Lesbos y la mano de su hija María (17 de julio de 1355), si bien, hay que decir que los Gattiluso fueron aliados fieles del imperio y aceptaron la cultura bizantina. Los otomanos atacaron la isla el día 25 de diciembre de 1455 y la ocuparon excepto Metimna, y los otomanos sólo se retiraron en el 1456 a cambio de la cesión de Tasos (otra isla de los Gattilusio) y el aumento del tributo; pero en 1462, acusaron al señor local Nicolo II Gattiluso de deponer y matar a su hermano Domenicco I Gattiluso, tributario de los turcos. Mitilene fue destruida y después de 15 días de resistencia Nicolo se rindió y fue llevado a Constantinopla junto con otros miembros de la familia, y fue ejecutado, y su hermana Maria (esposa del ex emperador Alejandro Comneno de Trebisonda), mujer muy bella, se cree que fue incluida en el harén del sultán. En la guerra de los Balcanes de 1912 los griegos ocuparon la isla, que permaneció en su poder.

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Diotima y el amor

Diótima de Mantinea (en griego: Διοτίμα) es un personaje
que juega un papel muy importante en El Banquete de Platón.
Sus ideas son el origen del concepto de amor platónico. A
pesar de todo, no desdeña el papel de la belleza. Si hemos
de confiar en lo que nos dicen varios autores, habría
correspondido a un personaje real.

En El Banquete, una serie de hombres discuten sobre el
significado del amor, entre los que Sócrates es el orador
más importante. Él dice que en su juventud aprendió la
«Filosofía del Amor» de Diotima, quien fue una sacerdotisa
o vidente. Sócrates dice además que Diotima prescribió
sacrificios mediante los que se libraron con éxito de la
plaga que agobiaba a «Atenas» por 10 años. Diotima le da a
Sócrates una genealogía del amor, diciendo que es el hijo
de la Circunstancia y la Necesidad. En su visión el amor no
es delicado, sino rudo y mezquino. El chico amado es
delicado, pero el viejo amante que busca al joven es
mezquino y falso.
Sobre el amor la más importante tesis de
Diotima es que, en realidad, éste es un anhelo por la
inmortalidad. Ella dice que tenemos un deseo de fama
eterna; sólo el sabio reconoce la diferencia entre la
procreación física y la espiritual. Existen dos tipos de
amor: el físico y el espiritual. Mientras el amor físico
trata de preservar a la persona y alcanzar la inmortalidad
a través de la descendencia, el amor espiritual da luz a
ideas y pensamientos, que de por sí son inmortales. El fin
ulterior del amor es ayudarnos a ascender al conocimiento
de lo divino. Se menciona poco a las mujeres que destacaron
en la filosofía de los primeros tiempos. Sin embargo, Sócrates
nombra a Diótima para señalar que le preguntó a ella respecto
al amor y otros conocimientos.

Diótima le explicó que la naturaleza, siendo mortal, busca
inmortalizarse por medio de la procreación, “porque siempre
deja otro ser nuevo en lugar del viejo”.
Luego le comentó que un ser humano cambia todo el tiempo,
nunca es el mismo: “sino que continuamente se renueva y
pierde otros elementos, en su pelo, en su carne, en sus
huesos, en su sangre y en todo su cuerpo.
Y no sólo en su cuerpo, sino también en el alma: los hábitos,
caracteres, opiniones, deseos, placeres, tristezas, temores,
ninguna de estas cosas jamás permanece la misma en cada individuo,
sino que unas nacen y otras mueren. Pero mucho más extraño todavía
que esto es que también los conocimientos no sólo nacen unos y mueren
otros en nosotros, de modo que nunca somos los mismos ni siquiera en
relación con los conocimientos, sino que también le ocurre lo mismo a
cada uno de ellos en particular”.

Después de ella, muchos repitieron esos planteamientos, pero fue
Diótima quien los lanzó al aire a través de Platón y de Sócrates.
Aunque esa manera de pensar era como una luz que alumbraba a los
pensadores. Mucho antes, Heráclito se la pasaba diciendo que un
río es distinto cada hora y quien se baña en esas aguas también
cambia constantemente. Más o menos eso es lo que dijo cuando habló
de que nadie se baña dos veces en el mismo río.
Que Diótima haya sido citada por Sócrates –y por Platón– revela la
sabiduría de la misteriosa señora. Y no fue la única: muchos filósofos
griegos tuvieron entre sus allegados a mujeres que lanzaban sus ideas
y conclusiones hacia un futuro que, lamentablemente, se ha convertido
en algo alucinante pero torpe.
Solo el amor salvara a la humanidad

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