Pacto de amor

Conjuro a Ana, triste Plutón,
mujer que el huracán en su cabello
reduce a una caricia y a un destello
y al sol cuando lo mira hace varón;
al canto del cisne de la creación,
la de todo lo hermoso, lo más bello.
Yo, por este contrato infernal
sello darte mi vida y toda mi pasión;
y así, sabiendo que no la merezco,
juro en un soneto y prendo en una flor que
eternidad, sangre y alma desprecio
y que yo a ti para siempre me ofrezco,
que todo mi ser consagro por su amor,
si es que para un ángel, el alma es precio. «
Anoche encontré estos versos ardiendo
dentro de mi alma; y quemándome la vida,
abrasándome las manos, los puse en palabras.
Han dejado dentro de mí llagas tan profundas
como tus ojos, cada una con la forma de tu boca.
Ahora es un soneto infernal de amor.
Sé que le faltan muchas cosas: decir, por ejemplo,
que tus manos son diez cuchillos de plata perfecta
que clavan la mirada a cuanto tocan,
que el brillo de tus ojos mirando al cielo,
tiene ese imposible color del arco iris
que tal vez sea el de tu propia alma.
Sé que le faltan muchas cosas;
pero yo los encontré así, y así eran sus llamas.
Te parecerá una osadía desproporcionada
ofrecértelos junto con una flor.
Seguramente sea una locura para ti porque los ángeles
ignoráis los fuegos del Averno.
Quizá si alguna vez hubieses estado enamorado,
lo comprendieras.